Reflexión del Pastor Guillermo Decena: «Venciendo la incredulidad»

El Pastor Guillermo Decena expresó que "la incredulidad es algo común en la humanidad caída que, al revelarse contra el Creador, perdió el soplo de vida espiritual. No hay nadie que pueda volver a tener vida sin rendirse a Jesús el Salvador, veamos lo que dice la Palabra de Dios".

Es por esto que el Señor nos da su Espíritu para ayudarnos a vencer las dudas y nos da el don de fe para poder avanzar en las maravillosas manifestaciones del reino de Dios.

La incredulidad es algo común en la humanidad caída que, al revelarse contra el Creador, perdió el soplo de vida espiritual. No hay nadie que pueda volver a tener vida sin rendirse a Jesús el Salvador. Es por esto que el Señor nos da su Espíritu para ayudarnos a vencer las dudas y nos da el don de fe para poder avanzar en las maravillosas manifestaciones del reino de Dios.

La incredulidad puede afectar a los hijos de Dios y detener el obrar milagroso de Señor. “Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible. E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad… Entonces el espíritu, clamando y sacudiéndole con violencia, salió; y él quedó como muerto, de modo que muchos decían: Está muerto. Pero Jesús, tomándole de la mano, le enderezó; y se levantó. Cuando él entró en casa, sus discípulos le preguntaron Aparte: ¿Por qué nosotros no pudimos echarle fuera? Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno» (Marcos 9:14-29).

En este marco el Pastor Guillermo Decena dijo que la incredulidad fue el factor determinante para que los discípulos fracasaran en el intento de ayudar al muchacho, pero la actitud y la vida de Jesús nos ayudan a reflexionar y aprender a vencer el pecado de la incredulidad.

1- EL FACTOR APRENDIZAJE.

«Dije a tus discípulos que lo echasen fuera, y no pudieron”. Hay muchos cristianos que se debilitan cuando algo no sucede, se les apaga la fe y se desaniman. Es por esto que el que tiene revelación de que hay una batalla va a seguir adelante, va a seguir buscando y va a tener la fuerza del Espíritu para seguir adelante.

Con el aprendizaje vendrá el crecimiento y Dios podrá hacer cosas nuevas en nuestra vida. Esto no pasó inadvertido para los escribas, que siempre estaban buscando alguna ocasión para ridiculizarlos y desacreditarlos ante la gente, y parece que por fin habían encontrado un punto de debilidad. Nosotros también tenemos que seguir aprendiendo del Señor y entregarnos más a Él, sabiendo que en el “mundo tendremos dificultades” y también desafíos que probarán nuestra fe.

Así que, cuando Jesús les preguntó qué era lo que discutían con los escribas, ellos estaban avergonzados y no contestaron nada. Entonces salió un hombre de entre la multitud que explicó cómo había venido buscándole a él, pero al no encontrarle, trajo su hijo endemoniado a los discípulos, con el fin de que lo sanasen, pero la experiencia con ellos había sido frustrante.

La experiencia de los siervos de Dios es un largo periodo de aprendizaje, pero lo más importante es entender que el proceso de crecimiento es fundamental. Y además debemos entender que, si la persona no tiene el Espíritu de Dios como los fariseos, van a ser personas que no entiendan el mundo espiritual y mucho menos la fe, entonces van a criticar desde la revelación que posean.

 

2- ENTENDER EL MUNDO ESPIRITUAL.

«Mi hijo tiene un espíritu mudo…» El saber que los demonios son seres espirituales reales que oprimen a la gente es fundamental, pero debemos ir más allá. Debemos entender cómo derrotar a los demonios y, por supuesto, que nuestra victoria está en Jesús, no en una religión.

Con mucha angustia y ansiedad, el padre explica a Jesús cuál era la situación de su hijo. La angustia del padre era grande, viendo la obra de Satanás en el muchacho, que en un sentido real lo quería destruir. Tal vez, lo que más nos cuesta entender es cómo el demonio había logrado entrar a la vida de este muchacho cuando era un niño, tal como indica el padre.

Ni siquiera la infancia, la edad de la inocencia, puede estar a salvo de los ataques del maligno. Todo esto nos debe animar a predicar el evangelio también a los niños, ellos deben recibir a Cristo y tener la oración permanente de los mayores.

 

3- VALOREMOS LAS SEÑALES DE DIOS Y DEMOSLE GRACIAS POR TODO.

«¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar?». Es evidente el malestar que siente Dios con la incredulidad, especialmente de su pueblo. ¿A quién dirigió Jesús esta severa amonestación? Como veremos, su indignación era contra la incredulidad que se había extendido por toda aquella generación incluyendo sus discípulos. La gravedad de esta amonestación se deja ver por el lenguaje empleado por Jesús, muy similar al que Moisés usó siglos atrás para amonestar a su pueblo Israel por haberse apartado de Dios para ir en pos de los ídolos: «Generación torcida y perversa. ¿Así pagáis a Jehová, pueblo loco e ignorante? ¿No es él tu padre que te creó? Él te hizo y te estableció» (Deuteronomio 32:6).

«Pero sacrificaron a los demonios y no a Dios; a dioses que no habían conocido»… (Deuteronomio 32-17-20).

Porque le reclama a toda la generación de su pueblo, porque era esa generación la que vería a Dios hecho hombre, y sin dudas que era una generación privilegiada. «Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto?»: Aunque los discípulos habían fracasado en sus intentos de liberar al muchacho del poder diabólico que lo dominaba, Jesús no temía tratar el caso, y pidió que trajeran al muchacho. Esto nos recuerda que siempre podemos acudir a Jesús cuando todo lo demás falla.

 

4- PEDIR AYUDA AL SEÑOR SIENDO SINCEROS EN CUANTO A NUESTRAS DEBILIDADES.

«Si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos». Tal vez el fracaso de los discípulos había llevado a este hombre a dudar de Jesús, así que, cuando hizo su petición, parecía no estar muy seguro de que Jesús realmente pudiera ayudar a su hijo. “Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible».

Recordamos también cómo el leproso de Galilea se acercó a Jesús diciéndole «si quieres, puedes limpiarme» (Marcos 1:40). Jesús quiere y puede sanar a todos los que se acercan a Él con fe. «El padre clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad». Con total honestidad expresó su problema en cuanto a la fe, pues reconocía la flaqueza de la misma. Había algo de fe, por eso buscaba a Cristo, tal vez pequeña pero genuina, y el Señor se encargaría de hacerla crecer.

De esto debemos aprender también que la forma correcta de enfrentar nuestra incredulidad es llevándosela a Jesús, igual que le llevamos cualquiera de nuestros pecados y debilidades. «Jesús reprendió al espíritu inmundo: yo te mando, sal de él, y no entres más en él».

Finalmente, el Señor le tomó de la mano y lo restauró plenamente, devolviéndole las fuerzas y levantándolo a la vida.

 

5- LA IMPORTANCIA DEL AYUNO Y LA ORACION.

De la visión de la gloria de Dios que vieron en el monte, bajaron a encontrarse con un joven poseído por Satanás. De la compañía de Jesús, Moisés y Elías, pasaron a estar en medio de los escribas incrédulos. Del esplendor y belleza de la transfiguración de una atmosfera de gloria, volvieron a las escenas de dolor, debilidad y miseria en el valle.”

¿Por qué nosotros no pudimos echarle fuera?» Es una pregunta excelente que todo cristiano sincero se debe hacer cuando fracasa en algún aspecto del servicio y esto es necesario para crecer y para aprender. Ellos permanecieron observando cómo el Señor trataba este caso y una vez que estuvieron a solas con Él, le preguntaron por qué ellos no habían podido echar fuera al demonio. ¿Qué había fallado en esta ocasión? Pero el Señor ya había contestado a esta pregunta: «¡Oh generación incrédula!». La falta de fe era la causa de su fracaso. Como el Señor le había dicho al padre del muchacho; «al que cree todo lo es posible». «Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno».

Les explicó que había diferentes géneros de demonios y el problema fundamental de los discípulos es que habían ido a enfrentarse a Satanás sin estar revestidos de toda la armadura de Dios. En comunión con Dios y en dependencia a Él, vamos a crecer en la fe. Los discípulos se confiaron en sus éxitos del pasado y como consecuencia, no recurrieron a Cristo.

Esto dice que hay una serie de requisitos para que tengamos victoria. Ellos habían recibido el poder y la autoridad del Señor, pero necesitaban de la oración para mantenerlo. Sin ella, cualquier don que hayamos recibido, se seca y acaba por morir.

Pero quizá ellos habían comenzado a creer que podían llevar a cabo estas poderosas obras por sí mismos, sin mantenerse en contacto con Dios y su poder. Así que, su fracaso fue la forma dolorosa en la que el Señor les tuvo que enseñar la importancia de la fe, la oración y el ayuno. Debemos por lo tanto con ayuno y oración, vencer nuestra propia incredulidad. Porque como dice Juan 15:5 «sin mí nada podéis hacer».

Que Dios te bendiga, te guarde de todo mal y tengas una semana de completa victoria!

Pastor Guillermo Decena

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