Reflexión del Pastor Guillermo Decena: “La generosidad de Abraham”

El pastor Guillermo Decena indicó que "a Dios le interesan las obras basadas en la fe. El rey Acab fracasó en su reinado por su avaricia, por su apego a las cosas materiales y, en contraposición, Abraham reinó en el Espíritu por su generosidad. Veamos lo que dice la Palabra de Dios".

“Óyenos, señor nuestro; eres un príncipe de Dios entre nosotros; en lo mejor de nuestros sepulcros sepulta a tu muerta; ninguno de nosotros te negará su sepulcro, ni te impedirá que entierres tu muerta” (Génesis 23:5-6).

Cuando Abraham vino de Ur de los caldeos, moró como extranjero, pero aún así la gente reconocía que Abraham era de Dios. Se reconocía su vida espiritual porque reinaba espiritualmente y de esa manera creció allí en la tierra y fue llamado amigo de Dios.

“Pero tú, Israel, mi siervo, tú Jacob, a quien he escogido, simiente de Abraham, mi amigo” (Isaías 41:8).

Cada creyente sincero desea de corazón ser amigo de Dios.

Abraham es llamado “Padre de los creyentes”, esto significa que su patrón de conducta debe ser para nosotros un modelo a seguir. Somos herederos de Abraham, pero Jesús les dijo a los religiosos judíos que no eran verdaderos hijos de Abraham, a menos que imitaran su ejemplo y sus obras.

“—Nuestro padre es Abraham —replicaron. —Si fueran hijos de Abraham, harían lo mismo que él hizo” (Juan 8:39 NVI).

A Dios le interesan las obras basadas en la fe. El rey Acab fracasó en su reinado por su avaricia, por su apego a las cosas materiales y, en contraposición, Abraham reinó en el Espíritu por su generosidad.

Recordemos el episodio con su sobrino Lot:

“Allí tienes toda la tierra a tu disposición. Por favor, aléjate de mí. Si te vas a la izquierda, yo me iré a la derecha, y si te vas a la derecha, yo me iré a la izquierda” (Génesis 13:8-11).

Abraham le da a escoger a su sobrino el lugar que más le guste y él se iría hacia el lugar opuesto. Pero la bendición de Dios es la que enriquece y así se puede observar con Abraham, quien le expresa su generosidad a Dios, enseñándonos así a honrar a Dios sobre toda la creación, y a no estar en ansiosa inquietud, preocupados por las cosas materiales, sino sólo por tener la bendición de Dios. Y nos da unos de los principios más poderosos para la bendición económica y para romper toda maldición económica.

“¡Bendito sea el Dios altísimo, que entregó en tus manos a tus enemigos!» Entonces Abram le dio el diezmo de todo. (…) No quiero nada para mí, salvo lo que mis hombres ya han comido. En cuanto a los hombres que me acompañaron, es decir, Aner, Escol y Mamré, que tomen ellos su parte” (Génesis 14:17-24).

Aquí expresa su desapego por lo material, rechazando toda ganancia por la guerra que había ganado, y, por primera vez, aparece un reconocimiento a Dios como el artífice de todas nuestras victorias por medio de un acto: el diezmo, el diez por ciento de una cantidad.

“Y el diezmo de la tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles, de Jehová es; es cosa dedicada a Jehová” (Levítico 27:30).

Abraham honra dándole a Melquisedec, como sumo sacerdote, el diezmo de todo.

“Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, (…) sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre” (Hebreos 7:1-4).

En este marco, el Apóstol Guillermo Decena expresa «Pero ¿quién era Melquisedec? Analicemos las características de este particular personaje de las Escrituras».

– NO ERA CUALQUIER REY.

“Considerad, pues, cuán grande era éste, a quien aun Abraham el patriarca dio diezmos del botín” (Hebreos 7:4).

Era un gran rey, y era una aparición de Jesús, el salvador del mundo.

– LOS TITULOS QUE TENIA.

“A quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz;” (Hebreos 7:2).

La manera en como le llama y los títulos que le pone son los mismos que Jesús. Pues nuestro Señor es mencionado en la Palabra como el Príncipe de Paz.

– ES ETERNO.

Al sacar pan y vino era un adelanto de la obra que Jesús iba a hacer en la cruz del calvario y Abraham era el promotor del verdadero creyente, obediente que teme a Dios y sobre todo, que sabe reconocerlo como el dueño de todo a través del diezmo.

El diezmo es lo que Dios revela como un principio de victoria y una prueba para la fe del creyente, para vencer el demonio de avaricia. Abraham lo venció y reinó espiritualmente por tres razones:

1- Había sobre su vida algo especial, la presencia del Todopoderoso con él. La unción de Dios reposaba sobre él.

2- Era poderosamente prosperado en todo lugar. Y su prosperidad no dependía de las circunstancias en el exterior. Él era prosperado porque había una unción de multiplicación sobre su vida.

3- Ganó una guerra a un conglomerado de reinos, y no solo los derrotó sino que les despojó de su cuantioso botín de tesoros.

La generosidad es todo lo contrario a la avaricia, y la avaricia le cierra las puertas a la presencia de Dios, mientras que practicar la generosidad vence a ese demonio.

“Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios” (Lucas 12:21).

Si nuestro tesoro son las cosas materiales y no Dios, entonces estaremos enfocados hacia otro lugar y alejaremos la presencia de Dios de nuestra vida. El Señor nos enseña a ser ricos para con Dios, y ser generosos con el prójimo y con el Señor, pero no lo deja librado al azar, nos pone un mínimo de generosidad para que nadie se auto engañe.

“Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas” (1° Corintios 16:2).

Para una persona que tiene poca ganancia será poco el diezmo y para una persona que tuvo gran ganancia será mucho, siempre acorde a lo que hayamos prosperado. Pero lo que sí es transversal en todos, es que el Señor nos dice que no dejemos de dar el diezmo.

Que Dios te dé revelación y te permita reinar espiritualmente, librándote de todo espíritu de avaricia.

Que Dios te bendiga, te guarde de todo mal y tengas una semana de completa victoria!

Apóstol Guillermo Decena

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