Reflexión del Apóstol Guillermo Decena: «Josué, reinando en el espíritu II»

El Apóstol Guillermo Decena expresó que "hoy vamos a ver que Josué tuvo la capacidad de aprender de sus errores y esto también es fundamental para nosotros, lograr aprender de errores propios y ajenos. Veamos lo que dice la Palabra de Dios".

Estamos aprendiendo de la vida de alguien que reinó en el mundo del espíritu, llevando al pueblo de Dios a la victoria y posesión de la tierra prometida.

Debemos recordar que por más excelentes actitudes que tenía Josué también era un ser humano con fallas, pero aprendió porque su corazón era bueno.

En este marco, el Apóstol Guillermo Decena dijo, veamos tres de sus errores y aprendamos también de ellos:

1- EL ENGAÑO DE LOS GABAONITAS

Este fue uno de los primeros errores que cometió: «Y los hombres de Israel tomaron de las provisiones de ellos, y no consultaron a Jehová» (Josué 9:14-16).

La consigna de Dios era muy clara, Israel no debía hacer alianza con ningún pueblo de la tierra prometida, así que ellos, y especialmente el líder Josué, cometieron un error de creer la mentira de los gabaonitas, y de no consultar a Dios.

«Todas las cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos e incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas» (Tito 1:15). El corazón de Josué era muy puro y se pensaba que todos eran como él. El que tiene integridad, siempre pensará que todos la tienen, por esto cada uno juzga a su prójimo por como es.

«No harás alianza con ellos, ni con sus dioses. En tu tierra no habitarán, no sea que te hagan pecar contra mí sirviendo a sus dioses, porque te será tropiezo» (Éxodo 23:32-33). La orden de Dios fue clara, pero hicieron lo contrario a lo que les ordenó. Y es por esto por lo que Israel hasta ahora está pagando las consecuencias de su desobediencia, ¿de qué manera? Con problemas, atentados y situaciones que no tienen solución hasta hoy día, precisamente con los que habitan en su territorio.

 

2- JOSUÉ E ISRAEL DERROTADOS EN LA CIUDAD DE HAI.

«Pero vosotros guardaos del anatema; ni toquéis, ni toméis alguna cosa del anatema, no sea que hagáis anatema el campamento de Israel, y lo turbéis. Mas toda la plata y el oro, y los utensilios de bronce y de hierro, sean consagrados a Jehová, y entren en el tesoro de Jehová» (Josué 6:18-19).

No todo Israel obedeció la ley en cuanto a lo consagrado para Dios. Él ordenó a la nación que no tomaran de ninguna de las cosas malditas, aquellas que estaban asociadas con la adoración y prácticas demoníacas de los cananeos.

Israel no pudo ser derrotado por los cananeos, pero sí pudieron derrotarse a sí mismos, trayendo maldición al campamento y alejándose del plan y el poder de Dios.

Espías reportan desde la ciudad de Hai.Y volviendo a Josué, le dijeron: «No suba todo el pueblo, sino suban como dos mil o tres mil hombres, y tomarán a Hai; no fatigues a todo el pueblo yendo allí, porque son pocos. Y subieron allá del pueblo como tres mil hombres, los cuales huyeron delante de los de Hai» (Josué 7: 2-4).

¿La recomendación de enviar solo dos mil o tres mil hombres era una respuesta de fe o confianza en sí mismos? Al final, no importó; en su desobediencia, podrían haber enviado 100.000 soldados y no habría hecho ninguna diferencia. Ya estaban derrotados por la desobediencia desde el comienzo. (Josué 7:5) La derrota en Hai mostró que lo que importaba no era la fuerza del enemigo, sino la ayuda de Dios. Sin la ayuda de Dios, todo estaría perdido.

Además de esto, a causa del desánimo, Josué teme que sea la infidelidad de parte de Dios lo que causó la derrota. «Y Josué dijo: ¡Ah, Señor Jehová! ¿Por qué hiciste pasar a este pueblo el Jordán, para entregarnos en las manos de los amorreos, para que nos destruyan? ¡Ojalá nos hubiéramos quedado al otro lado del Jordán!» (Josué 7:7-9).

Para Josué y los ancianos de Israel, esta derrota fue una calamidad nacional. No la tomaron a la ligera; Sabían que cada batalla importaba y que siempre había una razón para la derrota. Pero, ¿qué había fallado?

«Y Jehová dijo a Josué: Levántate; ¿por qué te postras así sobre tu rostro? Israel ha pecado, y aun han quebrantado mi pacto que yo les mandé; y también han tomado del anatema, y hasta han hurtado, han mentido, y aun lo han guardado entre sus enseres» (Josué 7:10-11).

Israel ha pecado, Dios no le había fallado a la nación. ¡Es maravilloso descubrir que el problema está en nosotros, y no en Dios! Y poder rendirnos a un Dios que quiere ayudarnos para que todo nos vaya bien.

 

3- EL ERROR DE NO PREPARAR REEMPLAZO.

«Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo…» (Mateo 28:19-20).

Uno de los errores comunes y lamentables que podemos cometer, y que muchos han cometido, como el mismo profeta Samuel: es no dejar un sucesor. Nadie puede negar las virtudes espirituales de Josué, ni dejar de reconocer su entrega, consagración y valentía.

«Porque ya Josué había despedido al pueblo (…) Y el pueblo había servido a Jehová todo el tiempo de Josué, y todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josué, los cuales habían visto todas las grandes obras de Jehová, que él había hecho por Israel. Pero murió Josué (…) Y lo sepultaron en su heredad en Timnat-sera (…) Y toda aquella generación también fue reunida a sus padres. Y se levantó después de ellos otra generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel» (Jueces 2:6-10).

Cuando la generación de Josué pasó, vino un vacío espiritual lamentable, porque no había un liderazgo para llevar adelante al pueblo de Dios.

Oremos profundamente para que Dios nos conceda una visión de Reino, para entender que debemos preparar la próxima generación. ¿Después de nuestra partida de este mundo quién hará la obra? Aprendamos que no debemos dejar solo edificios como monumentos de un pasado cada vez más lejano.

¡Oremos al Señor para que se levante una generación de jóvenes llenos del Espíritu Santo y fuego! Es también nuestra responsabilidad. ¡Nuestros hijos están encendidos para Dios!

Que Dios te bendiga, te guarde de todo mal y tengas una semana de completa victoria!

Apóstol Guillermo Decena

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