Reflexión del Pastor Guillermo Decena: «Consejos sobre la siembra y la cosecha»

El Pastor Guillermo Decena expresó que "todos quieren ser bendecidos y el Señor en su inmenso amor, también lo desea. No obstante, en la Biblia existen principios espirituales poderosos, que son más fuertes que las leyes naturales del mundo y el universo, uno de estos es la ley de la siembra y la cosecha".

«Recuerden lo siguiente: un agricultor que siembra sólo unas cuantas semillas obtendrá una cosecha pequeña. Pero el que siembra abundantemente obtendrá una cosecha abundante. Cada uno debe decidir en su corazón cuánto dar. Y no den de mala gana ni bajo presión, «porque Dios ama a la persona que da con alegría»» (2 Corintios 9:6-9 NTV).

Todo el mundo quiere ser bendecido y el Señor, en su inmenso amor, también lo desea. No obstante, el problema no está en las bendiciones del Señor, sino en la persona que la recibe.

En la Biblia existen principios espirituales poderosos, que son más fuertes que las leyes naturales de este mundo y del universo. Estos principios tienen que ver directamente con la Palabra de Dios manifestada en la Biblia, y uno de estos es la ley de la siembra y la cosecha.

Hay personas que perdieron la bendición por no conocer esta ley. Una vez que tuvieron la bendición, la perdieron, o incluso esa bendición fue convertida en maldición. Es por esta razón que es fundamental que podamos conocer y entender en su totalidad esta ley.

Es por esta razón que el Pastor Guillermo Decena propone meditar en algunos consejos «para poder sembrar conscientemente, y lograr disfrutar de una cosecha abundante»:

1. No seamos ansiosos.

Cuando queremos todo ya, no valoramos lo que recibimos y queremos vivir solo el momento, sin tener en cuenta las consecuencias. En el libro de Génesis 25:27-34 vemos la historia de Jacob y Esaú.

El Señor, en Su soberanía, determinó que Esaú sería el mayor, el primogénito, aquel sobre el cual recaería una gran bendición, y la pasaría a la siguiente generación. Esaú estaba en la posición de recibir ese privilegio. Pero vemos en Hebreos 12:16-17 que él cambio esa bendición por un plato de lentejas. No le dio el valor a aquello que recibió.

«Cierto día, mientras Jacob preparaba un guiso, Esaú regresó del desierto, agotado y hambriento. Esaú le dijo a Jacob: — ¡Me muero de hambre! ¡Dame un poco de ese guiso rojo! (Así es como Esaú obtuvo su otro nombre, Edom, que significa «rojo»)» (Génesis 25:29-34 NTV).

Muchas veces nosotros no valoramos nuestro empleo, matrimonio, o el ser hijos de Dios, entre otros privilegios. Usualmente, esto ocurre cuando no estamos dispuestos a pagar el precio debido. Cuando no queremos sembrar con esfuerzo, pues la siembra demanda sacrificio, paciencia y proceso.

Esaú despreció lo que Dios le dio, por su ansiedad. La consecuencia de todo ello fue que Dios desechó a Esaú y pasó su bendición a Jacob. Por otro lado, para Jacob todo fue búsqueda, esfuerzo y dar batallas contra las luchas de la vida. Nuestro lenguaje debe ser el mismo. Pelear por la bendición, buscarla y cuando Dios nos otorgue la bendición, no renunciar a ella por nada.

 

2. ¡Cuidemos nuestras palabras!

Cuando hablamos mal de la bendición, esta se aleja.

«Más los varones que subieron con él, dijeron: No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros» (Números 13:31-32 RVR).

La Biblia nos cuenta que Moisés envió 12 espías a Canaán, para ver e inspeccionar la tierra. El propósito del Señor era mostrarles anticipadamente todo aquello que tenía preparado para ellos.

Sin embargo, en vez de alegrarse y recibir todo por gracia, comenzaron a hablar mal de la bendición que el Señor tenía preparada. Comenzaron a decir que la tierra que el Señor les daba era mala, que era un lugar lleno de gigantes y que ciertamente serian vencidos.

«Y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano» (Números 21:5-6 RVR).

La consecuencia de todo ello fue que toda esa generación no entró en la tierra prometida, a excepción de los que hablaron bien de la tierra: Josué y Caleb. Los otros murieron en el desierto y no pudieron disfrutar de la gran bendición que el Señor les tenía preparada.

Los que salieron de Egipto, no solo disminuyeron la bendición, sino que, al hablar mal de la tierra prometida, la perdieron completamente.

 

3. Sembremos con pasión y con fe.

La pasión en las cosas espirituales va de la mano con la fe.

«Entonces el varón de Dios, enojado contra él, le dijo: Al dar cinco o seis golpes, hubieras derrotado a Siria hasta no quedar ninguno; pero ahora sólo tres veces derrotarás a Siria» (2 Reyes 13:13-19). Tenemos la historia de cierto rey llamado Joas, quien enfrentaba un fuerte conflicto con los sirios. Eliseo le pidió que tomara su arco y su flecha y lo lance por la ventana. El rey hizo como el profeta le mandó, hasta que la última orden de Eliseo fue que Joas golpeara la tierra, y él solo lo hizo tres veces y por ello solo ganaría tres batallas. Eliseo no le dijo cuántas veces golpear porque la cantidad de golpes que él daría mostraría su fe, la intensidad y la pasión de aquello que realmente quería. Allí Eliseo llama su atención por su falta de intensidad y fe. Fue escaso al golpear y escasa sería la victoria. Por esta razón, el rey pierde la bendición de ganar esa guerra completamente.

La pasión es esa alegría viva y eficaz que nos mueve a hacer las cosas de la mejor manera. En Apocalipsis, vemos que el Señor tiene contra la Iglesia de Éfeso el hecho de haber perdido su primer amor.

No podemos servir al Señor sin pasión en nuestro corazón. Todo aquel que es apasionado conseguirá aún más de aquello que tanto desea. Las personas que tienen más éxito en aquello que hacen son las que están muy apasionadas por lo que hacen. Los que no tiene pasión fácilmente se desaniman.

 

4. Seamos constantes al sembrar.

Muchas veces iniciamos algo y nos detenemos después, pero es fundamental que comprendamos que si somos inconstantes, nuestra victoria durará poco.

«Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos» (Santiago 1:6-8).

Santiago nos habla acerca de las personas de doble ánimo. ¿Por qué a veces nos tornamos inconstantes? Porque somos guiados por las emociones y las emociones no son constantes. El vencedor durante la siembra es aquel que es capaz de permanecer. «Aquel que persevere hasta el fin». Tememos al dolor, la incomodidad, la rutina, la repetición, la cruz, el trabajo.

Sin embargo, Dios no tiene interés en hacernos perezosos. Muchos cristianos creen que todo es una cuestión mágica. Pero no es así, sino que Dios bendice al que tiene constancia en todos sus caminos, a pesar de todo.

 

5. Contemplemos lo espiritual en medio de los problemas.

«Cuando iba llegando viendo la ciudad lloró… porque no reconociste la oportunidad de tu visitación» (Lucas 19:41-42).

En este pasaje leemos las palabras del Señor Jesús mencionando que dicha ciudad no podía reconocer el tiempo en el que vivía. Existe mucha gente que en el tiempo de Jesús caminaron con el pero no pudieron reconocerlo. Solo aquellos que lograron verlo fueron bendecidos grandemente por él.

«Clama a mí y te responderé, y te daré a conocer cosas grandes y ocultas que tú no sabes» (Jeremías 33:1-3).

La bendición por más preciosa que sea, estará ahí, pero no servirá de nada si no la podemos ver. Es tiempo de orar y de pedir al Señor que abra nuestros ojos para ver todas las bendiciones que tiene para nosotros. Que podamos contemplarlas, reconocerlas y anhelarlas.

«Así que no nos cansemos de hacer el bien. A su debido tiempo, cosecharemos numerosas bendiciones si no nos damos por vencidos» (Gálatas 6:9 NVI).

No perdamos la oportunidad de sembrar, porque a su tiempo cosecharemos. Es tiempo de valorar, hablar bien, ser constantes, apasionados y sobre todo orar para que cada día el Señor abra nuestros ojos y nos permita ver todo aquello que tiene para nosotros.

¡El Señor nos quiere bendecir abundantemente hoy y todos los días!

Que Dios te bendiga, te guarde de todo mal y tengas una semana de completa victoria!

Pastor Guillermo Decena

Centro Familiar Cristiano «Victory Church»

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