La energía que Paraguay retiró de Yacyretá representa el 5% del consumo de Argentina

La sorpresiva decisión de Paraguay de detener la venta de su energía proveniente de la represa de Yacyretá al mercado eléctrico argentino ha generado ruido y preocupación en diversos sectores. Sin embargo, la magnitud real del impacto puede ser menos preocupante de lo que aparenta.

Según datos proporcionados por el informe anual de la Compañía Administradora del Mercado Eléctrico Mayorista Sociedad Anónima (CAMMESA), en 2022 Argentina registró una demanda eléctrica de 138.760 gigawatt hora por año (GWH/año). De esa cifra, la producción de la represa de Yacyretá alcanzó los 14.133 GWH/año. Dado que a Paraguay le correspondía la mitad, estamos hablando de un total de 7.066 GWH que deja de ingresar a la red argentina.

Esto se traduce en que el impacto en la provisión energética argentina será del 5,09% de la demanda total nacional y el 70% de la demanda de las provincias del NEA.

El retiro completo de la energía de Yacyretá por parte de Paraguay comenzó este lunes, bajo el argumento de una «decisión estratégica por aumento del consumo interno». Sin embargo, detrás de esta decisión, existe un trasfondo de tensiones diplomáticas.

El conflicto se agudizó con el anuncio del presidente paraguayo, Santiago Peña, sobre el cobro de peaje a embarcaciones de bandera extranjera que naveguen en la zona exclusiva argentina del río Paraná. Muchas empresas navales eligen registrar sus barcos bajo bandera paraguaya debido a sus ventajosas regulaciones, que ofrecen características similares a las de un paraíso fiscal.

Argentina, por su parte, defiende su derecho a cobrar peajes, justificándolo con las inversiones realizadas para garantizar la navegabilidad del río mediante dragado y balizamiento, desde la confluencia con el río Paraguay hasta el canal Punta Indio, pasando por los puertos de Rosario, Buenos Aires y Zárate.

Si bien el gobierno paraguayo invoca razones políticas y estratégicas para esta decisión energética y considera vender a Brasil el equivalente de lo que produce Itaipú, no se puede ignorar que la medida fue anunciada precisamente cuando Argentina reafirmó su decisión de mantener el cobro de peajes.

El panorama indica que, más allá de las cifras, este movimiento se inscribe en un complejo juego diplomático entre ambos países, en el que la energía y la navegación fluvial se convierten en piezas clave de una partida aún sin resolver.

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