Reflexión del Pastor Guillermo Decena: «Los peligros de la amargura»

El Pastor Guillermo Decena expresó que "cuando Jesús nos habla de vida abundante, nos habla de una vida absolutamente positiva que tiene una fe real y determinada en Dios, que sabe que a los que aman a Dios, todo les ayudará para bien, está hablando de una vida de fe, porque el justo por la fe vivirá".

«Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados; no sea que haya algún fornicario, o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura…» (Hebreos 12:14-17 RV60).

La raíz de amargura habla de algo profundo, que se anida en la persona y le domina para mal, es algo espiritual que le vuelve negativo a la persona, aún siendo creyente en Cristo, por esto es un pecado sutil qué hay erradicar para que no termine destruyendo, a la persona y al entorno. Cuando habla de Esaú es muy interesante pues habla de alguien que rechazó de plano la bendición de Dios sobre su vida.

Y es precisamente una de las consecuencias de la amargura en un cristiano, se vuelve tan negativo y enojado que termina vendiendo a Jacob la bendición de la primogenitura. Y lo que nos enseña aquí es qué hay decisiones que no se pueden revertir, por que él aún buscó con lágrimas la bendición que ya no volvió. Juan el Bautista que al transcurrir las horas en la cárcel y ante la inminente ejecución se desespera y se olvida la revelación que había tenido del Salvador del mundo! Y cuántos cristianos abandonan la vida espiritual porque crece una raíz de amargura.

Por esto el Pastor Guillermo Decena desarolló «cuatro advertencias que el Espíritu Santo nos hace en esta carta»:

1) Primera exhortación: No ser descuidados.

«Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, ¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron. Testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad» (Hebreos 2:1-4).

La diligencia es estar enfocado y en acción, dándole la importancia que se merece, ya que esta es la razón de porque algunos lentamente se van deslizando y caen. Recordemos entonces la vida de Esaú, él no le dio importancia al don que había recibido, igualmente lo podemos ver en el caso de Sansón, que fue absolutamente negligente en cuanto a la presencia del Espíritu Santo, cuando al pecado sexual se le agregó la indolencia, ya no hubo vuelta a atrás, entonces la negligencia llevará a la condenación como les ocurrió a los Ángeles, que esto sea para nosotros una advertencia.

Cuando intervienen milagros, prodigios y señales sobrenaturales entonces es más responsabilidad, y será demandado. «Y tú, Capernaum, que eres levantada hasta el cielo, hasta el Hades serás abatida; porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en ti, habría permanecido hasta el día de hoy» (Mateo 11:23).

 

2- Segunda exhortación: Escuchar y obedecer. 

«Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto. Donde me tentaron vuestros padres; me probaron, Y vieron mis obras cuarenta años…» (Hebreos 3:1,7-12).

El Espíritu de Dios nos exhorta a escuchar y obedecer, a no ser como Saúl que endureció su corazón y pensó que no iba a haber problemas. Pensó que de alguna manera iba “zafar”

Esta es la diferencia entre cristianos que marcan diferencias y aquellos que quedan por el camino. «Por lo cual, oh rey Agripa, no fui rebelde a la visión celestial» (Hechos 26:19). El apóstol Pablo podría haber dejado pasar el llamado celestial, pero fue obediente y así mismo hoy estamos recibiendo los beneficios de su obediencia.

El mismo Señor y Salvador Jesucristo, Dios lo exaltó hasta lo sumo porque fue obediente hasta la muerte y muerte de cruz. «Y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz» (Filipenses 2:8). Sin duda que la fe viene por el oír y el oír de la palabra de Dios! Pero el sentido de oír significa prestar atención y obedecer, tomar la decisión de obedecer, y allí se genera la fe. Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.

 

3- Tercera exhortación: Madurar.

«Acerca de esto tenemos mucho que decir, y difícil de explicar, por cuanto os habéis hecho tardos para oír. Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido…» (Hebreos 5:11-14).

Lo que puede producir la amargura por el sufrimiento de la vida, es tal vez no apartarse pero permitirse licencias espirituales que terminen estancándole en el crecimiento espiritual. Así que está detenido en el tiempo pero tiene una excelente justificación, “Dios sabe todas las cosas “es una de sus frases predilectas, pensando que Dios le entiende que al haber sufrido mucho, no le va exigir demasiado.

«Para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquier de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, Sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo…» (Efesios 4:14-16).

Pero fíjese que habla de la iglesia creciendo, la persona amargada raramente se involucra. “Tardos para oír” significa “Perezosos” pero claro, como ha sufrido en la vida, hay amargura en el corazón y entonces hay una buena razón, para la pereza espiritual.

 

4- Cuarta exhortación: Firmes hasta el final.

«Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca…» (Hebreos 10:23-29).

Es bueno saber que los ganadores son los que terminan la carrera de fe, no tanto los que comienzan. Así que entendamos que la amargura puede ser una piedra importante en el camino, que debemos echar fuera de nuestro corazón. Es por ello que dice el apóstol Pablo:

«Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad» (Filipenses 4:8).

Por esto los pensamientos del creyente deben ser positivos y de fe, victoriosos siempre y no dejarnos abatir por las tormentas de la vida. La palabra es clara, somos parte de un pueblo y familia, debemos estimularnos para seguir adelante, amando y trabajando para el Reino de nuestro Dios! Uno de los peligros de la raíz de amargura, es el dejar de congregarnos, perdiendo de vista que no somos llamados a entrar solos en el cielo, sino que seamos un pueblo apartado por Dios para vivir por la eternidad con el Creador, así que desechemos ese espíritu de amargura, pues lo primero que querrá hacer es que nos dejemos de congregar, como algunos tienen por costumbre.

Y finalmente la amargura le lleva a la persona a justificar el pecado sabiendo, lo que estamos haciendo, y justificando por alguna clase de victimización. Esta es una trampa del infierno que nos puede llevar a la perdición eterna. Seamos sabios entonces, pues nuestro amoroso Salvador nos amó tanto que sufrió hasta la muerte por nosotros, de manera que debemos vencer la trampa mental de la amargura y la victimización. Dios nos ayudará, seamos sabios.

Que Dios te bendiga, te guarde de todo mal y tengas una semana de completa victoria!

Pastor Guillermo Decena

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