La lancha que unió a miles de personas: el triste destino de ‘Ciudad de Encarnación’ en Paraguay

La emblemática lancha “Ciudad de Encarnación” que durante décadas fue el principal medio de transporte fluvial entre las ciudades de Posadas, Argentina, y Encarnación, Paraguay, se encuentra hoy abandonada y en desuso.

Este histórico barco, que solía ser testigo del constante trasiego de miles de personas, y que era considerado un símbolo de la conexión entre ambos países, yace ahora detrás del Club de Caza y Pesca Pacú Cuá, en el Barrio San Isidro de Encarnación.

Durante más de medio siglo, las lanchas eran la opción preferida para aquellos que deseaban cruzar el río Paraná y visitar la ciudad vecina. Los viajes eran frecuentes y el flujo de pasajeros constante. Sin embargo, con la construcción del Puente Internacional San Roque González de Santa Cruz, el puerto encarnaceno ubicado en Zona Baja dejó de operar, y los botes que solían ser la vía principal de transporte quedaron en el olvido.

La lancha “Ciudad de Encarnación” fue durante mucho tiempo un símbolo de la conexión entre ambas ciudades. Muchas historias de amistad y encuentros familiares se tejieron en sus cubiertas, y su presencia era una constante en la vida de los habitantes de la región. Sin embargo, con el avance de la infraestructura y la apertura de nuevas alternativas de transporte, la lancha fue perdiendo relevancia y, finalmente, quedó abandonada.

Hoy en día, el deterioro es evidente. La embarcación, que alguna vez navegó orgullosa por las aguas del Paraná, muestra signos de abandono. Sus colores desvanecidos y la falta de mantenimiento evidencian su estado de desuso. Los residentes de Encarnación observan con nostalgia la triste imagen de la lancha que en su momento fue protagonista de tantos momentos inolvidables.

Aunque la lancha «Ciudad de Encarnación» permanece como un recuerdo tangible de un pasado más vibrante, su destino actual es incierto. Algunos residentes esperan que se puedan llevar a cabo iniciativas para restaurarla y convertirla en un museo flotante o en un monumento histórico que honre su legado. Sin embargo, hasta el momento, no se han tomado medidas concretas al respecto.

Mientras tanto, la lancha sigue allí, silenciosa y olvidada, recordando tiempos en los que era protagonista de travesías y encuentros. Su abandono es un recordatorio de la evolución y el progreso de las infraestructuras, pero también de la importancia de preservar y valorar el patrimonio histórico y cultural de una región.

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