Las muertes del Pincha Centeno e Iván Mercol | Dos crímenes que conmovieron a la sociedad y cambiaron para siempre la noche posadeña

Amigos, familiares y quienes fueron protagonistas recuerdan los trágicos hechos, los cambios que se hicieron en la legislación e incluso la decisión de trabajar juntos por una noche más segura para los jóvenes. 

Anazul Centeno, Alexis Rafstópolo, Facundo Alzaga, Marcelo Vairo, Malena Gutiérrez de Gamarra y Gladys Ledesma recuerdan lo que pasó y lo que se generó después a raíz de la muerte del estudiante del Colegio Martín de Moussy y posteriormente el fallecimiento de Iván Mercol.

Francisco Javier Centeno murió el 22 de septiembre de 2002 y años más tarde, el 19 de marzo de 2006 dejó de existir Iván Mercol. Dos hechos que cambiaron para siempre la noche posadeña.

Pincha Centeno e Iván Mercol
Francisco Javier «Pincha» Centeno era estudiante secundario y tenía 17 años. Falleció el 22 de septiembre de 2002 en Posadas.

En ambos casos hubo una pelea. En ambos casos fueron 2 contra 1. Pero la noche de ese entonces era muy diferente a lo que conocemos ahora en Posadas.

Pincha Centeno e Iván Mercol
Iván Mercol era estudiante universitario y tenía 22 años. Falleció el 19 de marzo de 2006 en Posadas.

Las previas se hacían en cualquier lado y pese a que estaba vigente la “Ley Galeano”, conocida popularmente de esa manera, que planteaba la prohibición de la venta de alcohol a menores de 18 años, en Misiones, había muy poco control.

En síntesis, la venta de bebidas era indiscriminada, hace 20 años atrás tampoco había límite de horarios para los boliches que respetaban la previa y comenzaban con el baile a las 1, 2 o incluso 3 de la madrugada. Esto hacía que el final de la noche se extendiera incluso hasta la media mañana del día siguiente, en especial los sábados y domingos.

Cuando planteamos en este escrito que los dos crímenes cambiaron para siempre la noche posadeña literalmente fue así. Marcelo Vairo, contador y empresario posadeño recordó que conmovidos por lo que había pasado con el Pincha, a través de una carta de lectores reunieron a más de 200 padres en el Club Itapúa. Había que hacer algo y la única forma era involucrándose.

Así se formó Padres Unidos, un grupo que trabajó en las medidas que dieron origen al Código de Nocturnidad que se aprobó años más tarde. “Incluso nos había recibido el entonces Gobernador Carlos Rovira – hoy presidente de la Legislatura Misionera- todos estaban dispuestos a trabajar para darles más seguridad a los jóvenes”, recordó.

Había que poner un coto y se puso. El trabajo era en conjunto, pero no sólo por parte de los padres, para lidiar la violencia que se generaba entre los jóvenes, sino también junto al Estado, las escuelas y las instituciones en general que necesitaban herramientas, leyes, normas, cámaras de seguridad, que en ese entonces no abundaban.

Así se empezó a escribir el Código de Nocturnidad que fue sancionado en junio de 2005. Se establecieron horarios para los boliches, limitando incluso la venta de bebidas alcohólicas en su interior, reforzando con las fuerzas de seguridad los controles antes, durante y después de las fiestas, además de establecer duras sanciones con onerosas multas e incluso clausura total de locales que incurrieran en faltas. Se revisaban las salidas de emergencia, la señalización e incluso la habilitación de los sitios de recreación e incluso, un límite a la capacidad por metro cuadrado. Si bien esto generó en un principio cierta incomodidad entre los empresarios de la noche de aquel entonces, que debieron readecuar los espacios y acatar las nuevas reglas del juego, la tragedia de Cromagnon, ocurrida el 30 de diciembre de 2004, que se cobró la vida de 194 personas, no dejó lugar a dudas que todas esas acciones eran necesarias.

Docentes, padres, madres, gobernantes, la sociedad en general se comprometió y hubo cambios sustanciales. Pero un común denominador que se trazó en el testimonio de los entrevistados, es que la violencia no se detiene. Hoy volvemos a ver los domingos por la mañana la triste escena que se repite a la salida de los boliches, quizá hasta incluso transmitidas en vivo por las redes sociales. Traer a la memoria la muerte del Pincha Centeno e Iván Mercol quizá haga reflexionar que cuando las cosas se van de las manos, lo que está en juego es la vida misma.

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