Opinión: Guaraní vs Mitre, un colorido clásico posadeño que no debe inducir lecturas ni decisiones equivocadas

El partido disputado en Villa Sarita esta semana entre Guaraní vs Mitre, tuvo un muy buen marco de público, atraídos por la rivalidad histórica entre ambos equipos y alimentado por las ganas de salir que tiene la sociedad tras lo peor de la pandemia.

El evento, así presentado, entusiasmó a los futboleros y generó un intenso debate en las redes sociales, aunque con la misma solución de siempre, que es pedir plata al Estado para enriquecer un millonario negocio de pocos como es el fútbol profesional, siempre envuelto en escándalos y desmanejos en la Argentina.

El Gobierno de Misiones y la dirigencia general no debe confundir un colorido partido de la cuarta categoría, con un proyecto serio y a largo plazo del deporte y la salud.


Contagiados por la alegría y el calor que le puso el público que asistió al clásico entre Guaraní y Mitre a mediados de la semana en Villa Sarita, y que fuera transmitido por Misiones Online TV, viejos futboleros, opinadores seriales y también voces interesadas se mezclaron rápidamente en un debate que circuló por redes sociales, acerca del rol que debería cumplir el Estado misionero aportando más dinero a los clubes de fútbol de Posadas.

 

En ese sentido conviene agregar al análisis que tiene las mismas conclusiones de siempre (que el Estado ponga más plata), algunos puntos a tener en cuenta y repasar otros:

 

El Estado misionero ya realiza mensualmente aportes económicos y de servicios a los clubes de toda la provincia, y especialmente a los mas convocantes y tradicionales.

 

Recibiendo aportes de los Estados municipal, provincial, nacional y hasta Binacional, el club más tradicional de Misiones vio hace algunos años embargada sus instalaciones lumínicas, en un hecho bochornoso, que solo el Estado provincial pudo ayudar a superar.

 

Otro club posadeño vio enajenado su predio en una transacción realizada casi a escondidas, entre gallos y media noche, que luego de declararlo Patrimonio Histórico solo el Estado pudo recuperar el bien para sus socios.

 

En ambos puntos anteriores, cabe preguntarse por la responsabilidad de la dirigencia de los clubes.

 

– Clubes empobrecidos y quebrados, deudas multimillonarias, juicios y embargos por doquier, pero con dirigentes ricos, y gestores y contratos millonarios, es una constante del fútbol argentino, que se repite en todas las provincias.

 

Contratos multimillonarios para le televisión, estadios fastuosos que se utilizan pocas veces al año, pareciera ser la última tendencia de esa dirigencia ligada a la política.

 

 

Teniendo en cuenta esos antecedentes, cualquiera que piense que el devaluado clásico entre Guaraní y Mitre que disputaron un mediocre partido de la cuarta categoría del fútbol argentino, donde no se juega a nada, y crea que eso significa el regreso del fútbol sin tener en cuenta los puntos anteriores hace una lectura totalmente equivocada.

 

Como muestra, vale decir que la dirigencia de Guaraní ni siquiera pudo respetar una norma comunal que prohíbe el uso de la pirotecnia, para salvaguardar la salud de los discapacitados y de la población en general, actuando con irresponsabilidad y desprecio por las normas y por la convivencia social.

 

¿Quién confiaría millonarios aportes del Estado en dirigentes que ni siquiera puede respetar una ordenanza municipal, y la convivencia con sus vecinos?

 

Tener un club competitivo en la cuarta categoría del fútbol argentino requiere un plantel de 30 jugadores, cuerpo técnico y médico, mantenimiento de las instalaciones, pago de la electricidad (no estar enganchados), pago de la seguridad, ambulancia, árbitros, hoteles, comidas, viajes y seguros, y en algunos casos hasta el alquiler de la casa de algunos jugadores. Eso es al menos de 20 millones de pesos por mes, es decir 240 millones por año.

 

Tener 2 clubes de una provincia, medianamente competitivos en esa casi inexistente categoría en el escenario nacional, son 500 millones por año. ¿En nombre de cuál populismo el Estado cometería semejante estrago económico, social y político?

 

Por otra parte, los ejemplos anteriores sirven solo para Posadas. ¿Qué sucede con los clubes del interior? Huracán de Montecarlo, o Ex Alumnos de Oberá, o Sportivo Eldorado, ¿acaso no merecen el mismo apoyo?

 

Solo un pensamiento unitario como el de Buenos Aires, hacia las provincias, replicaría ese modelo, privilegiando a Posadas, respecto al interior de Misiones.

 

Hay que decirlo con todas las letras, el deprimido fútbol de Misiones se debe a años de malas gestiones en los clubes y en su dirigencia en general, salvo honrosas excepciones.

 

La crisis dirigencial y las malas administraciones llevaron al futbol misionero al ostracismo, y no debe el Estado rifar el escaso dinero de todos, por alocados impulsos o lobbies particulares, de aquellos que apuestan solo a torneos y no a proyectos.

 

 

El Estado misionero debe continuar con su política de apoyo al deporte amateur, a los buenos hábitos, a la vida sana, y a las actividades que alejen a niños y adolescentes de las calles y les permitan socializar y crecer de manera saludable.

 

Quienes reclaman proyectos faraónicos como otras provincias con equipos en primera división, o la ex B Nacional con estadios internacionales, no miran que las mismas hasta triplican a Misiones en los casos de coronavirus.

 

Mantener el foco en lo verdaderamente importante y la tranquilidad en la toma de decisiones, pensar en el largo plazo, es la responsabilidad de los buenos dirigentes. Por ello, el Estado debe continuar apoyando el trabajo formativo de los clubes, para que éstos sigan cumpliendo con el rol social que les corresponde, con las lógicas ambiciones de pegar el salto, pero solamente cuando tengan estructuras sólidas de sus administraciones, de su dirigencia y materia prima moldeada en proyectos de largo plazo.

 

Misiones es cuna de atletas que se codean muy alto, ya sea en ciclismo, natación, vóley, básquetbol o los juveniles que brillaron en el CEPARD, durante el U18 de atletismo en septiembre.

 

El Centro Provincial de Alto Rendimiento Deportivo (CEPARD), se acondiciona para iniciar un proceso de captación de talentos misioneros, con potencialidades de sobresalir en pistas nacionales e internacionales. Se trata de la continuidad de una política inclusiva, que le brinde las mismas herramientas a un joven de Posadas como a otro de Itacaruaré, o Dos de Mayo.

 

Los playones deportivos se expanden por todo el territorio provincial y la ultima demanda que escucho el gobernador Oscar Herrera Ahuad salió de la boca del intendente Gabriel Friedrich de Caá Yarí, quien reclamó una cancha y un playón deportivo.

 

Entonces, ¿qué pensaría el contribuyente de la tierra colorada si el dinero de sus tributos llegan para comprar pirotecnia, desoyendo la ordenanza que rige en Posadas, que prohíbe el alto impacto sonoro?

 

¿Con qué entusiasmo se levantaría a entrenar todas las mañanas un joven de San Pedro o San Antonio, si la mirada del Gobierno siempre fuera para la Capital?

 

El populismo alimentado por la pasión e irresponsabilidad tiene una mirada corta y no permite observar el desarrollo del deporte amateur, símbolo de ciudadanía saludable.

 

Ese es el camino que debe seguir Misiones, fortaleciendo el mediano y largo plazo antes que atender ocurrencias o copiar los malos ejemplos de otras provincias.

 

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