Soy de esa generación que tuvo el privilegio de jugar en la calle,dejar la bici tirada en cualquier lugar y hacer una cabaña entre varios amigos. Iba a la escuela en trasporte escolar , jugaba, compraba el pan al volver a casa y todo era razonablemente previsible. Hago deportes de muy chica.
Hasta llegada la edad de la adolescencia tuve que concurrir mas al centro de la ciudad y manejarme sola en colectivo ya que vivía en un barrio alejado del casco céntrico.
Ese día mis padres me advirtieron de los riesgos que implicaba moverse por una ciudad.
Gente desconocida, algunos de ellos malintencionados y otros incluso perversos; coches que circulan alocadamente cuando cruzas; bares y tiendas donde nadie te conoce ni te saluda… pero me dejaron ir. Sabían que la ciudad sería el territorio donde debería desarrollarme con normalidad si quería tener alguna oportunidad. Debía aprender a moverme por la ciudad descubrir que la ciudad también ofrecía grandes oportunidades.
Pasa algo parecido con Internet. Hay muchos padres preocupados por sus hijos. Pasear por Internet tiene sus riesgos. Está lleno de gente desconocida, algunos de ellos malintencionados y otros incluso perversos, pero también espectáculos culturales que nunca habíamos podido imaginar, espacios de conocimiento, gente interesante y muchas oportunidades. Necesitamos que nuestros hijos adquieran habilidades y normalidad en la red, porque esta es la ciudad donde vivirán. Donde se enamorarán, aprenderán, jugarán e intentarán educar a sus hijos.
En este contexto tanto padres como hijos, y la sociedad en general, tendremos que desarrollar nuevas habilidades y competencias. Algunas más bien complicadas. Tendremos que aprender a gestionar grandes volúmenes de información, relacionarnos de forma multicanal, proteger nuestra privacidad, resolver nuevos problemas de adicción, prever nuevos tipos de exclusión social, cuidar nuestra identidad pública, cambiar los modos de aprender y trabajar, pero también las de jugar y divertirnos.
Así pues, Internet no es un repositorio de contenidos. Es un espacio de actividad, un espacio de relaciones e interacciones, y el sentimiento de pertenencia se construye de una manera más sólida allí donde tenemos un mayor número de relaciones e interacciones.
El consumo mediático debe hacerse de acuerdo con los valores y el estilo de crianza de su familia. Cuando el consumo mediático se hace reflexivamente y de forma adecuada, puede mejorar la vida diaria. Pero, cuando se hace sin pensarlo mucho y de forma inadecuada, puede reemplazar actividades importantes, tales como la interacción o relaciones personales, el tiempo para la familia, el juego al aire libe, el ejercicio y el tiempo de inactividad para estar desconectado y para dormir.
El uso de las tecnologías en nuestro niños y adolescentes debe ser de apoyo y educación en las familias .En un tiempo en que los niños están creciendo en un mundo digital, es importante ayudarles a aprender a hacer un buen uso de las tecnologías.
La familia debe de ser el entorno en el que las buenas prácticas relacionadas con la incorporación de las tecnologías tengan lugar, incorporándose como un elemento más de la educación de los más pequeños. Familia y entorno educativo deben trabajar alineados, para inculcar hábitos saludables en relación con la tecnología audiovisual, Internet y los videojuegos.
Fuente : www.faros.com “ Las nuevas Tecnologías en Niños y Adolescentes».
Dra. Claudia Zalesak Directora del Comité Académico de la “Fundación Salvar “ – 3 de Febrero Nº 1536 -Posadas -Misiones -Cel 0376-4700832