Columna | Hacia una revolución agro sustentable

Con la histórica sanción de la Ley de Bioinsumos, Misiones se consolida como la primera provincia agro sustentable del país. La ecología en perspectiva misionerista da cuenta de un cambio de paradigma que tiene objetivos claros: proteger la vida de los productores y dejarles a las futuras generaciones un ambiente más sano.

“¿Qué condiciones deberían reunirse para que la ecología, en vez de ser un conjunto de movimientos entre otros, estuviese en condiciones de organizar la política en torno a ella?”, es la pregunta que se hizo el brillante filósofo y antropólogo francés Bruno Latour en su obra Mémo sur la nouvelle clase écologique (Manifiesto ecológico político), publicada a mediados del año pasado, meses antes de su desaparición física.

Latour sostiene que si quiere existir, la ecología política no debe dejarse definir por otros, y en su búsqueda debe detectar los nuevos causantes de injusticia y los nuevos frentes de lucha.

Al basarse sobre la inquietud por una naturaleza conocida por la ciencia y por fuera del mundo social, durante demasiado tiempo la ecología política descansó en una versión pedagógica de su acción: la situación catastrófica era conocida y, por tanto, se pasaría necesariamente a la acción. Sin embargo, ha quedado claro que el llamamiento a proteger a la naturaleza, lejos de poner fin a los conflictos sociales o de desviar la atención de ellos, los ha multiplicado. De los chalecos amarillos en Francia a las manifestaciones de los jóvenes, pasando por las protestas de los agricultores en India o las comunidades aborígenes que resisten el fracking en América del Norte, el mensaje es claro: los conflictos proliferan.

El antropólogo francés señala en su libro que, llamativamente, las preocupaciones ecológicas se han vuelto omnipresentes. Al menos por ahora, la multitud de conflictos no ha adoptado la forma de una movilización general, como pudieron hacerlo, durante los últimos siglos, las transformaciones desencadenadas por el liberalismo y el socialismo. Por el momento, parecería que la inmensa diversidad de los conflictos es lo que impide dar una definición coherente a esas luchas. Sin embargo, esa diversidad no es un defecto, sino una ventaja. Sucede que la ecología ha emprendido una exploración general de las condiciones de vida que fueron destruidas por la obsesión de la producción. Para que el movimiento ecológico gane consistencia y autonomía, y esto se traduzca en un impulso histórico comparable a los del pasado, le hace falta reconocer, abrazar, comprender y representar su proyecto con eficacia, agrupando todos esos conflictos en una unidad de acción comprensible para todos. Con ese objetivo, ante todo debe aceptar que la ecología implica división; después, debe aportar una cartografía convincente de los nuevos tipos de conflictos que genera y, por último, debe definir un horizonte común para la acción colectiva.

En tiempos en donde se habla y discute de una tercera revolución verde, lo cierto es que hoy las empresas multinacionales denominadas biotecnológicas demuestran que no han sido diseñadas especialmente para responder a las necesidades básicas de los campesinos, la población rural y los agricultores minifundistas, sino para contribuir aún más a la lógica capitalista de producción y acumulación del capital económico que fortalece a las grandes corporaciones.

El actual esquema no beneficia a los grupos sociales más vulnerables y desfavorecidos, todo lo contrario, genera importantes ganancias a un grupo muy reducido de empresarios que tienen en propiedad las acciones en bolsa de las más grandes compañías multinacionales del sector agroalimentario.

Dicho esto, la avaricia humana y mercantil, amenazan las barreras naturales como así también todo tipo de límites éticos y normativos.

La agricultura debe desarrollarse en armonía con la naturaleza, reconociendo que hay límites naturales a las ambiciones. Esa concepción ha tallado profundamente la visión y concepción del Proyecto Misionerista y por ello Misiones se erige como la primera provincia agro sustentable del país, que cuida la vida de los productores y aspira a dejarle a las futuras generaciones un planeta mejor.

Pensar en las futuras generaciones

El pasado jueves, el Parlamento Misionero sancionó la “Ley de Promoción de la Producción de Bioinsumos”, demostrando una vez más estar a la vanguardia en materia legislativa. Dicha ley de autoría del Presidente de la Cámara, Ing. Carlos Rovira,establece un marco regulatorio para la investigación, desarrollo, producción, procesamiento, registro, comercialización y utilización de productos biológicos naturales, más conocidos como bioinsumos.

Esta ley constituye otro paso más hacia la búsqueda y consolidación del modelo de producción sustentable impulsado por la provincia que permite además la oferta de alimentos sanos para la población, la soberanía alimentaria y el cuidado del suelo.

Carlos Rovira expreso que se trata de “un gran paso pensando en las futuras generaciones que van a gozar de un enorme beneficio en salud y producción, porque el productor y el Estado bajan su gasto en salud y se obtiene una rentabilidad multiplicada produciendo en una tierra libre de veneno. Este es el principal legado que le estamos dejando a las futuras generaciones”.

El reemplazo progresivo de los venenos por los bioinsumos implica un proceso que llevará años, en donde el Estado Provincial asumirá un rol fundamental acompañando y ayudando a los productores a realizar esa implementación gradual. El resultado final de este cambio de paradigma con aval científico que privilegia la vida de los productores y mejora la productividad de las chacras cuidando los suelos llevará a Misiones a convertirse en una meca de la producción orgánica en Sudamérica.

Es importante destacar que la provincia tiene un esquema de producción minifundista con unidades agrícolas de pequeña escala, lo cual favorece la posibilidad de llevar adelante una modificación de los esquemas de trabajo a diferencia de los grandes latifundios de la Pampa Húmeda, en donde la aplicación de venenos se realiza indiscriminadamente.

El perfil minifundista de Misiones tiene la particularidad de que los productores viven a pocos metros de sus plantaciones, por lo que el contacto con los químicos es cotidiano y los efectos nocivos de su uso son de altísimo impacto.

Rumbo a una producción libre de venenos

Desde el punto de vista operativo, las condiciones están dadas en la provincia para introducir el cambio progresivo hacia una producción libre de venenos. En el mes de marzo, la startup biotecnológica Agro Sustentable instalada en el Parque Industrial y de la Innovación de Posadas realizó la presentación de sus bioinsumos que mejoran las cosechas sin dejar residuos, ni contaminan los suelos a largo plazo como lo hacen los sistemas tradicionales.  

Actualmente, Agro Sustentable cuenta con una planta modelo a nivel Latinoamérica, en donde se destaca el recurso misionero, desde la genetista hasta el jefe de planta. Uno de los propietarios de la firma, Joaquín Basanta, manifestó el día de la presentación que “los recursos en Misiones son espectaculares”.

La empresa biotecnológica también suscribió un convenio con Silicon Misiones para el desarrollo de drones de aplicaciones. En este momento se encuentran trabajando mancomunadamente con el polo tecnológico misionero en una aplicación que trabaje con inteligencia artificial y ayude al colono para poder evitar y prevenir todo lo referido a problemas climáticos, es decir, que permita anticiparse a los problemas climáticos mediante el uso de inteligencia artificial y un drone de última tecnología.

Por su parte, el IFAI viene realizando un importante trabajo respecto al fomento, distribución, testeo y reemplazo de insumos químicos por bioinsumos. El organismo ha comenzado con el trabajo de distribución del herbicida orgánico “Bioherb”, un producto de la empresa Agro Sustentable que no actúa sobre la raíz, sino que ataca y mata por complejo la hoja y su alrededor. Las pruebas realizadas permitieron comprobar que ataca la totalidad de la maleza.

Este bioinsumo marca un antes y un después para todo el sector, porque al ser un producto libre de agroquímicos es totalmente amigable con el ambiente y protege la salud de los productores.

 

Por Nicolás Marchiori (*) Abogado. Diplomado en Manejo de Crisis y en Análisis de Procesos Electorales. Especializado en Comunicación de Gobierno y Electoral.

 

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