La identidad de género en primera persona: un misionero y una misionera compartieron su experiencia y cómo llegaron a ejercer su derecho

Sebastián Zocayki y Nazarena Fleitas, son dos misioneros que ejercieron su derecho a la identidad de género, cada uno debió vivir situaciones difíciles a lo largo de su vida, para poder ser aceptados según se auto percibían. Actualmente lograron obtener la rectificación de su DNI, realizar un tratamiento hormonal y en el caso de Zocayki acceder a la intervención quirúrgica. A continuación, cuentan sus historias.

 

Sebastián Zocayki, antropólogo social

 

Sebastián Zocayki tiene 42 años es antropólogo social, y hace apenas un par de años pudo ejercer su derecho a la identidad, está en tratamiento hormonal, pudo rectificar su DNI y accedió a la operación de órganos secundarios en el hospital Madariaga de la provincia.

 

Lo primero que aclara Sebastián es que, “nací varón, pero con genitales femeninos me pusieron nombre de nena. Pero uno ya nace así, crece así, quieren jugar juegos que se corresponden con la identidad auto percibida. Uno ya quiere que le llamen siempre así”.

 

Aceptar su identidad le llevo 38 años, cuenta que no fue fácil, y que la “gente de mi entorno se fue dando cuenta, porque yo ya había pasado por un montón de cosas, ya había sufrido mucho en mi vida, entonces empecé a vestirme como me gusta, pedir que me llamen como me gusta, cortarme el pelo como a mí me gustaba y dejo de importarme lo que me iban a decir, y bueno sufrí rechazo de algunas personas perdí algunas amistades, gane otras muchísimas”.

 

 

Cuando por fin se da la aceptación propia, se espera que el propio entorno lo haga a la misma velocidad, pero eso no ocurre así, el propio joven, afirma que “fue todo un tema. Lo hablé con mi psicóloga y le digo como puede ser que no me llamen como yo quiero, yo quería que de la noche a la mañana hagan el cambio. Y me dice, ¿cuantos años te llevo a vos aceptarte? Le digo, la verdad 38 años llevó aceptarme, y me dice y bueno no va a ser de la noche a la mañana, dales tiempo y de a poquito te van a ir aceptando, entonces baje 3 cambios. Y de ahí comenzó todo de a poco”.

 

Sebastián resalta que, “lo primero es aceptarse uno mismo, que es lo más importante”, y que siempre se debe tener en cuenta que, “los demás lo ven como una conversión como un cambio, pero realidad es algo que uno ya tiene adentro, que siempre lo tuvo, internamente no se ve un cambio, sino que es una expresión de algo que siempre estuvo. Los demás ven un cambio brusco, pero la verdad es que uno ya se decidió”.

 

Rectificación del DNI

 

A partir del 2012, desde la promulgación de la ley de identidad de género, cualquier argentino puede acceder al trámite de rectificación de DNI. Este joven antropólogo reconoce que la realización del trámite que lo realizó en el 2019, fue súper sencillo, “me pidieron una partida de nacimiento, que la solicite ahí mismo, primero me hacen la rectificación de partida”. Rectificación es una palabra que Sebastian quiere dejar en claro, ¿pero por qué?, “porque uno no cambia, uno muestra lo que ya está ahí. Y bueno me rectifican la partida de nacimiento, así que tengo una que dice Roberto Sebastián Zocayki nacido en octubre de 1978. Una partida común y corriente, que si la lees no te das cuenta que es una rectificación, a los 15 días ya está lista, me hago el DNI y ahí cierra toda la historia.

 

Esta rectificación, también produce un cambio en todas las personas trans que se deciden a hacerlo, y Sebastián es un claro ejemplo, asegura que, después del trámite se sintió “súper feliz, es decidirse y hacerlo. Y es re lindo, porque mostrás la tarjeta de débito y ya te tratan con la identidad con la que te autopercibís, imagínate si yo me voy a un lugar a hacer una compra con un nombre femenino, es una incomodidad, tanto para mí como para la persona que me está atendiendo. Porque no sabe cómo tratarte. Entonces es todo mucho más simple. Es re lindo”.

 

Luego del cambio de DNI, continúa toda una serie de trámites, cambiar el nombre en los bancos, en los tirulos escolares y universitarios. Y el mayor orgullo para Sebastián ahora es poder cursar una maestría, “lo estoy haciendo con mi nombre. No pierdo nada de lo que hice por haber rectificado mi DNI”, remarcó.

 

Tratamiento hormonal y operación

 

Desde que Sebastián decidió aceptar su identidad comenzó con el tratamiento hormonal, y asegura que, “llevo 2 años aplicándome testosterona, y voy viendo los cambios de a poco. Aunque, es bastante rápido para los varones trans, para las mujeres trans es por ahí un poco más lento, porque tienen testosterona en el cuerpo y por ahí esa hormona es más fuerte”. Al poco tiempo, “ya vamos viendo que la barbita crece, que la voz cambia, se te ensancha la espalda, te crecen los pies. Yo calzaba 35/36 ahora ya soy 38/39. Es impresionante, todo esto, después no tiene un retroceso si yo dejara e aplicarme los pies no se me van a achicar, no se me va achicar la espalda, la voz no me va a cambiar. Pero si, por ejemplo, la menstruación que se me cortó, me volvería a venir”.

 

 

En referencia a la operación, el joven asegura que fue casi a la par de haber comenzado con el tratamiento hormonal, “me operé hace dos años, y (desde el hospital) me siguieron acompañado después de la operación, con todos los estudios correspondientes, fue todo muy cuidado”. Luego de pasar por el quirófano, “a mí me cambio la vida, porque antes, yo me fajaba el torso, para que no se note lo que tenía, porque tenía un rechazo, usaba ropa toda grande, era incómodo. Me hice los pectorales técnicamente, no podía ir a la playa en short, ahora puedo tomar el sol en short como todo varón”.

 

Sebastián también se refirió a las operaciones genitales que “todavía no las están haciendo (en la provincia), pero estamos pidiendo que se hagan aquí, porque hay una cuestión intima que uno tiene que saldar. Hoy solo se está haciendo mastectomía, la masculinización del tórax. Pero bueno de a poquito se van especializando los doctores. Son cosas que no se sabían, pero bueno hay que promover esto, la especialización en esto porque ahora hay un derecho y se tiene que cumplir en todo el territorio nacional”.

 

Aceptación al mirarse al espejo

 

“Al fin me puedo mirar en el espejo, antes yo me miraba en el espejo y veía como si fuera un fantasma, pero posta era como que veía a otra persona que no era yo”, afirma Sebastián.

 

Y agrega que, “no me quería ni peinar, me ponía cualquier ropa que no me gustaba, no me sentía bien. Tenía periodos depresivos, emocionales también. Terminó todo eso. Me curé. Sabes lo que es poder mirarte al espejo por fin. Lo importante es que uno se sienta bien, porque uno se lo merece, no importa lo que digan los demás, no hay que esperar a que todas las personas de tu entorno te acepten”.

 

Derechos por conquistar y acompañar desde la experiencia

 

“Para mi hay más derechos que conquistar, porque todavía hay mucha discriminación”, afirmó Sebastián y recordó que “cuando salió esto del DNI no binario, hubo todo un escándalo en la sociedad, que se cuestionaba de porque (el gobierno) no se ocupa de problemas más reales, y ¿qué problema más real que el de la identidad de una persona? No sabes lo feo que es que te identifiquen con un nombre y con un género con el que no te identificas, es súper doloroso, te dificulta todo”.

 

 

Este antropólogo, es parte de la ONG colectivo 108, donde “estamos siempre recibiendo gente, que por ahí paso por lo mismo. Hacemos actividades de promoción, de derechos humanos en la plaza, y se nos acercan por ahí, padres de chiquitos de 8 años, de 13 años, y nos cuentan que sus hijos son así. Por ejemplo, el otro día el papa de un varoncito trans me dice, mi hijo tiene 13 años, y yo no quiero que sufra. Yo le digo no va a sufrir, acompáñalo. Y así siempre se acerca gente a nosotros, para pedir ayuda, aunque no somos profesionales en esa materia. Les ayudamos desde nuestra experiencia”, concluyó.

 

Nazarena Fleitas, activista por los derechos trans

 

Nazarena es una activista por los derechos trans, es coordinadora provincial de Attta (asociación de Travestis Transexuales y Transgéneros de Argentina), su historia es muy diferente a la de Sebastián, pero no menos difícil. Ella cuenta que, “mi identidad la viví desde chiquita, desde que tuve uso de razón mi identidad estuvo presente. Pero, mi transición recién la viví a los 14 años, pero mi identidad nació conmigo, nací siendo nazarena hasta que la sociedad me dijo que no lo era biológicamente, entonces una vez que la sociedad se involucró en mi infancia, ahí aprendí la diferencia”.

 

Como ella lo cuenta, desde muy pequeña, su familia ya la habían aceptado tal y como era, “por suerte tengo que agradecer porque tengo una madre muy linda, una abuela muy linda y un padre muy lindo. Que no tuvieron problemas, porque era algo que ya se veían venir. Pero no tuve problemas, la aceptación siempre estuvo”. Y agregó que, “el problema siempre es el tercero, el de afuera, el que te empieza a lastimar y te empieza a marcar. Te dice está mal lo tuyo. La familia siempre, dentro de todo, te termina conteniendo y aceptando, pero es un gran problema el tercero”.

 

 

Nazarena, fue una de las primeras en obtener su DNI, cuando se aprobó la ley de identidad de género en 2012, “apena salió la ley, yo estaba en la facultad y me hice el cambio registral y obtuve mi DNI en abril de 2013”.

 

Aceptarse y aprender a cuidarse

 

La joven activista, reconoce que, “yo hago tratamiento hormonal hace 3 años, aunque empecé a los 15 años de manera empírica, es casi como todas empezamos, alguna compañera te dice inyéctate esto, toma esto, ponente esto. Hasta que decidí cuidar un poco más mi cuerpo, ir al médico y que él sea quien me recete, las hormonas, bajo un seguimiento y un control”.

 

Nazarena asegura que los controles médicos se los debe realizar cada 6 meses porque, “la obra social me pide cambiar las planillas crónicas, porque dentro de todo venimos como un tratamiento crónico dentro de la ley de identidad de género, porque muchas veces es un tratamiento de por vida, entonces dentro de la obra social o del mismo ministerio te piden que vos lo hagas cada seis meses renovando todos los estudios”.

 

Operación quirúrgica, una deuda con la comunidad

 

En referencia a la operación quirúrgica, Nazarena remarca que “lastimosamente, las mujeres trans no podemos gozar de esa parte de la ley, los varones trans si lo han hecho. Todavía no hemos accedido a eso, porque se respaldan en que no hay presupuesto y que nación no les manda las prótesis. Entonces es un gran problema poder acceder esa parte”.

 

La joven también se refirió al acompañamiento que se realiza desde el hospital Madariaga, “yo estuve con el tema psicológico, fui a dos sesiones. Pero hay que tener en cuenta, que la ley no te pide que pases ni por psicólogos, ni por psiquiatras, lo único que te pide la ley y es bastante clara es que te presentes al hospital, diciendo yos soy fulana, mujer trans y quiero hacerme la mamoplastia”. Y agregó que tampoco es necesario realizar “un tratamiento endocrinológico”. Con respecto al acompañamiento psicológico reconoció que “hay compañeras que quizás lo hagan por contención, y demás, pero yo fui solo 2 veces. Vi y dije, no necesito esto”.

 

 

La joven también señala que, “muchos médicos, todavía, en su práctica no incluyen la perspectiva de género, los médicos muchas veces no están preparados para atender a personas trans. Entonces, a veces el acompañamiento se torna muy tedioso, y nosotras pasamos a sentirnos muy invadidas, muchas veces molesta que indaguen a una persona, porque muchas tenemos una historia muy triste, entonces recordar tantas historias tristes a muchas compañeras no les gusta”.

 

A los jóvenes que deciden gozar de su derecho a la identidad, Nazarena recomienda que “lo principal es que busquen asesoramiento, hay varias organizaciones que venimos trabajando en la temática, yo pertenezco a ATTA que es la asociación más grande de la Argentina”.

 

 

Lo ideal es que no se automediquen, “que no busquen ponerse cualquier cosa porque muchas veces el resultado puede ser fatal. Hay compañeras que han muerto por ponerse silicona, con aceite industrial. Otras que salieron afectadas, porque el tratamiento hormonal tiene sus pros y sus contras. Por ejemplo, a mí me hizo engordar, pero hay compañeras que les jode el hígado, que les puede joder otro órgano, porque no están recetadas, no tienen un control”, afirmó esta activista. Y agregó que muchas veces en el interior es difícil “acceder a una salud integral, acá también pasa. Imagínate que acá tenemos una endocrinóloga para toda la provincia. Y es complicado para las compañeras del interior, muchas veces no tienen como venir, cada seis meses, y venir todos los meses a buscar las hormonas se complica”.

 

Desde la organización continúan trabajando para que “todas las compañeras puedan acceder a lo que es la salud integral, la educación sin discriminación, y obtener todos los derechos”.

 

“Yo creo que una persona que vive en una sociedad y no pueda acceder a sus derechos todavía sigue siendo una persona que no está en democracia, entonces la idea es que de una vez por todas las leyes que están vigentes se cumplan, porque eso salva vidas, y la vida de las compañeras trans muchas veces está en peligro y en riesgo todo el tiempo”, concluyó Nazarena.

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