Reflexión del Pastor Guillermo Decena: «La sangre de Cristo nos da la victoria»

Jesús no quería que perdiéramos de vista la raíz de nuestra victoria. La Sangre de Cristo es la base y la plataforma de toda la victoria que la iglesia tiene, es por ello que la iglesia no puede ser vencida. Como adelantó Jesús: “Las puertas del infierno no prevalecerán contra su pueblo”. Hoy meditaremos en esta poderosísima arma.

“De la misma manera, tomó en sus manos la copa de vino después de la cena, y dijo: esta copa es el nuevo pacto entre Dios y su pueblo, un acuerdo confirmado con mi sangre. Hagan esto en memoria de mí todas las veces que la beban” 1° Corintios 11:25 (NTV).

Éxodo 12: 3-12. En Éxodo aconteció un hecho profético que adelantó lo que Cristo haría en la cruz por nosotros. Con los israelitas en Egipto, Dios nos enseña una maravillosa lección: cómo la sangre preciosa del cordero inocente tenía que ser derramada y aplicada antes de poder ser librados. Y es lo mismo que con: “Cristo el cordero de Dios que quita los pecados del mundo”.

La historia es clara: no era suficiente que la sangre haya sido derramada, tenía que ser aplicada. No es suficiente saber que la sangre de Cristo fue derramada por tus pecados, tenés que aplicarla por fe en tu corazón, personalmente, creyendo en el sacrifico de Cristo en la cruz, por el cual Dios te ha limpiado de tu pecado.

Al pasar el ángel trayendo juicio sobre los egipcios con la muerte de su primogénito, y al ver sangre de cordero aplicada a los postes y el dintel de la casa, no entró en esa casa. ¿Por qué? Pues el ángel de la muerte no entró en esa casa porque la muerte ya había hecho su obra. Porque la muerte ya había acontecido, el inocente en lugar del culpable, la justicia estaba satisfecha, porque requerir o exigir pago dos veces por la misma deuda es contra la ley. Pero gracias a Dios, los que estaban bajo la sangre fueron salvados, estaban seguros.

El ojo de Dios no estaba en la casa, estaba en la sangre. No importaba lo maravillosa y bella que era la casa. Hubiera podido ser una gran casa, una bella casa, hubiera podido ser un ranchito, no importaba lo cara que hubiera sido la casa, no tenía nada que ver con la casa, tenía todo que ver con la sangre. Y sólo fue la sangre que guardó a salvo a los israelitas esa noche, todos estaban bajo la sangre.

Es por esto que no importan las apariencias sino lo que contará finalmente es si estamos bajo la sangre del nuevo pacto, esto será necesario para la vida eterna.

EL VALOR DE LA SANGRE DE JESÚS

1° Pedro 1:18-19 (NTV). Piensa en el valor de la sangre de Jesús: ES INCOMPARABLE. La Palabra dice que es la sangre preciosa. ¿Qué quiere decir “preciosa”? Es algo que no es ordinario, no es común, es de un alto valor, extraordinario.

Cuando pensamos en la sangre preciosa de Jesús, es incomparable, porque no hay nada que se pueda comparar a ella. La sangre es hecha preciosa por la persona a quien pertenece. No adoramos la sangre, no es algo místico. Si tuviéramos una gota de sangre de Jesús ¿qué poder tendría? Si Jesús hubiera bajado del cielo, y hubiera raspado su dedo en un clavo ¿esa sangre nos hubiera podido salvar? ¡No! Ese raspado, aunque hubiera producido sangre, no hubiera expiado por el pecado. Dios requería el sacrificio de una vida.

Recuerda, Judas Iscariote cuando se dio cuenta de lo que había hecho, trajo las 30 piezas de plata por las cuales había vendido al Salvador (el precio de un esclavo en aquellos días) y las arrojó en el templo. Sale entre la oscuridad de la noche y dentro de unos minutos se va a ahorcar e irá al infierno, y dijo esto: “Yo he pecado entregando sangre inocente”. La preciosidad de la fuente carmesí de la sangre preciosa de Jesús, sangre inocente, sangre sin ninguna contaminación.

LA SANGRE ES LA VICTORIA

Apocalipsis 12:10 y 11: No has vencido porque llevas muchos años en la iglesia o porque conoces muy bien la palabra de Dios. No has vencido porque eres sabio o porque tenés muchos músculos y tenás la fuerza de Popeye. No has vencido por ninguna de tus virtudes ni por tu inteligencia. ¡Sos un vencedor por medio de la sangre del Cordero! ¡El poder no está en vos, sino en la sangre de Jesús! El pecado es un poder espiritual que esclaviza a las personas y las debilita a tal punto que les quita toda visión, todo discernimiento o entendimiento espiritual y esos creyentes, o no creyentes que están bajo la autoridad del pecado, pelean, pero lo hacen como ciegos sin saber a qué pegarle. Pelean pero con sus fuerzas naturales y dice la Biblia que nuestra lucha no es contra sangre ni carne, sino contra poderes espirituales de maldad en las regiones celestes y nuestras armas no son carnales sino poderosas en Dios para destruir las fortalezas del enemigo.

EL PECADO TE DEBILITA

El pecado es un poder que debilita a la persona y le baja las defensas; ésta cree que está bien en sus razones pero no tiene el respaldo de Dios porque el pecado domina en su vida.

Nadie que tiene pecado puede tener una vida espiritual fuerte; nadie puede ser victorioso si el pecado domina en su vida. Si es así, el Espíritu Santo no tiene libertad para actuar con gloria y poder en vos y en tu entorno.

Y si Dios no está alumbrando tu vida, estás atacando tus problemas con tus propias fuerzas y con tu propia visión, pero no tenés la luz de Dios. Querés salir y les preguntas al pastor y a los hermanos qué hacer; pero muchas veces el pecado está arreciando y queremos solucionarlo, no con los métodos de Dios, sino con los nuestros.

Hay muchas cosas que queremos arreglar con ayuno, pero el ayuno no limpia los pecados. ¡El pecado es una mancha que tiene que ser limpiada con la sangre preciosa de Jesús!¡Satanás ha sido vencido y no por tu inteligencia, tu sabiduría o tu fuerza!

EL PERDÓN DE TODOS LOS PECADOS TRAE LUZ

“Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”. 1ª Juan 1:7

¡De todo pecado! Lo reitero porque el diablo les dice a algunos que Dios les perdona todo pero hay ciertos pecados que no los perdona. Y lo que necesitamos es que Jesús nos limpie de todos nuestros pecados.

Cuando éstos son limpiados hay luz, porque antes de que sean perdonados hay oscuridad. ¿Qué significa? Que lo que veo, lo veo mal, entiendo mal y hago las cosas mal, pero cuando Dios alumbra, entonces hay luz y veo bien qué es lo que pasa. Cuando Dios alumbra, se ve con claridad el demonio que está operando en tu matrimonio por ejemplo, entonces peleas con las armas de Dios.

Dice la palabra de Dios que si andamos en luz tenemos comunión unos con otros. ¡Cuando hay luz se produce la comunión! Cuando los pecados son perdonados ya no miras a nadie con mala cara, ves a los hermanos desde otra perspectiva.

Que Dios te bendiga y tengas una semana de completa victoria!

Apóstol Guillermo Decena

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