Muchas personas que desean bajar de peso se mantienen abiertos a probar diferentes métodos para adelgazar como dietas extremas, ejercicios físicos, cremas reductoras y las famosas pastillas adelgazantes y, aunque los fabricantes de estos productos afirman que las mismas aportan grandes beneficios en la pérdida de peso, muchas de ellas ocasionan consecuencias graves para la salud.
“Baje esos 5 kilos demás en una semana”, “llegá perfecta al verano”, “el quemador de grasas es tu solución”, y tantas otras ofertas tan tentadoras arrasan en esta época del año, donde el clima nos obliga a estar mas expuestos por la vestimenta, queremos lucir un traje de baño como los modelos del catalogo donde las compramos, o, estar “lindos y flacos” para las fiestas.
Existen varias pastillas que se comercializan con el objetivo de ayudar a bajar de peso. Algunas son supresoras de apetito y prometen adelgazar sin necesidad de restringirte en comer ciertos alimentos. Otras, sirven para inhibir la absorción de grasas, por ejemplo.
Pero, ¿Son realmente seguras? La verdad es que no existen ni métodos ni productos mágicos para adelgazar, pues, al contrario, en el afán de querer obtener resultados inmediatos con el menor esfuerzo, nos exponemos a riesgos para nuestra salud física y mental.
Las consecuencias van a depender del tipo de pastillas que se use:
- Las pastillas bloqueadoras de grasa. Estas pueden ocasionar gases, diarrea frecuente, sudores, manchas en la piel y calambres abdominales.
- Las pastillas supresoras de apetito. Estas pastillas engañan al cerebro, haciéndole creer que estas lleno o que no tienes hambre. Las consecuencias de estas pastillas son las siguientes: aumento en la presión arterial, dolores de cabeza, insomnio, náuseas y mareos.
- Las pastillas para la obesidad y la diabetes. Este tipo de pastillas se utilizan normalmente en las personas que sufren de diabetes tipo 2, algunas de las consecuencias de tomarlas son, diarreas, mareos, deshidratación y calambres musculares si no padeces estas enfermedades, ya que estos fármacos son elaborados para sus tratamientos y no para otros fines.
También se suelen utilizar medicamentos para acelerar el descenso de peso, pero también tienen sus efectos adversos:
Diuréticos: Deshidratación, arritmias, hipertensión.
Laxantes: diarreas, arritmias, desmineralización, cólicos abdominales, hinchazón, cansancio y fatiga.
Sedantes: dependencia, depresión, irritabilidad disminución de la concentración.
Medicamentos para tiroides: taquicardia, temblores, hipertensión arterial, alteraciones hormonales
Anfetaminas: arritmias, taquicardia, hemorragia cerebral, depresión, hipertensión pulmonar, psicosis y muerte.
En conclusión, podemos observar que los riesgos para la salud son mayores que cualquier beneficio que nos puedan brindar tanto las pastillas como los productos “para adelgazar”. Recordemos que la única forma sana de lograr un peso saludable y mantenerlo en el tiempo es con un cambio de hábitos alimentarios y actividad física controlada por profesionales.
Lic. Romina Krauss-Nutricionista
M.P. n°147