Análisis semanal: Milei abre la tercera etapa de su gobierno con una convocatoria en tono extorsivo

El pirotécnico discurso de apertura de sesiones de Javier Milei dejó una extorsiva convocatoria a los gobernadores y absolutamente nada para la gente que soporta el rigor del ajuste. Propuso medidas que mezclan reformas necesarias con propuestas antojadizas. Destacó el logro relevante de haber bajado casi 40 puntos el gasto público, pero omitió hablar de la recesión galopante.

El discurso de ayer marca la apertura de una tercera etapa en el gobierno de Milei. La primera, marcada por un intento de construir base política con la oposición dialoguista, terminó en el momento en el que fracasó la ley ómnibus, episodio que abrió una segunda instancia, de confrontación directa contra todo ser vivo que no adhiriera a pies juntillas a las verdades absolutas que emanan del líder libertario.

Durante esa segunda etapa el presidente cumplió con su promesa de fundir a todos los gobernadores. Les descargó buena parte del peso del ajuste, cortó todas las transferencias no automáticas, congeló la obra pública, eliminó subsidios al trasporte y a la energía, desmanteló el Fonid, desfinanció programas y se apoyó en la comodidad de gobernar sin presupuesto (regalo de Sergio Massa) para sentarse encima de todas las partidas.

Hasta cortó la entrega de alimentos a los comedores. Por ejemplo, a Misiones dejaron de llegar 600 toneladas de alimentos al mes, de acuerdo con lo informado por el ministro de Desarrollo Social, Fernando Meza. Desde el Gobierno nacional justifican el recorte como parte de una épica batalla contra “los gerentes de la pobreza”, mote con el que meten en la misma bolsa a todas las organizaciones que atienden comedores.

Tanto garrote sin ninguna zanahoria terminó uniendo a los gobernadores y a todo el arco no liberario, incluso a los primos cercanos del PRO, en contra del ahorcamiento financiero ordenado por Milei.

Pero el presidente estaba escondiendo una carta, ayer la jugó y con eso abrió una tercera etapa, ya no de negociación sino de abierta extorsión. Justo en el momento en el que las provincias enfrentan serias dificultades para cerrar paritarias, en el período siempre conflictivo del inicio de clases, Milei ofrece a las provincias un acuerdo de “alivio fiscal” a cambio de la aprobación de la Ley Ómnibus, el mega DNU y la adhesión a un decálogo de principios generales, algo así como los diez mandamientos de la religión libertaria.

En un giro maquiavélico, el presidente busca romper la improvisada liga de gobernadores con una oferta que probablemente no sea otra cosa que devolver a las provincias lo que el propio Gobierno nacional les había quitado de antemano.

“Hay que ver cuánta plata necesitan los gobernadores para levantar la manito”, resumió de manera descarnada el diputado José Luis Espert. Plata o plomo pareciera ser la disyuntiva de la hora.

La meta es el 25 de Mayo. Para esa emblemática fecha, el presidente convocó a un encuentro en Tucumán para adherir al pomposo decálogo libertario. Gobernador que hasta ese momento no haya garantizado apoyo a la Ley de Bases y al DNU no recibirá el bálsamo del alivio fiscal.

Nación cuenta con dos elementos que refuerzan su posición en la pulseada por los recursos que mantiene con los gobernadores: una coparticipación primaria que, gracias a los cambios impositivos aplicados por el presente y por el anterior gobierno, es claramente desfavorable para las provincias y un alto grado de discrecionalidad para manejar el gasto al no haberse aprobado una ley de presupuesto nacional para el año en curso.

Lo que Milei plantea a los gobernadores es una carrera de desgaste. Pero el camino a mayo también será largo para un presidente que tendrá que enfrentar las consecuencias que el ajuste está produciendo en el humor social, más allá de conservar el fervoroso apoyo de un grupo dispuesto a cruzar el desierto detrás del profeta que los guía a la tierra prometida.

Fuera de los grupos que siguen religiosamente a Milei, la mecha es corta y nada indica que la situación vaya a mejorar o que al menos se deteriore más lentamente.

 

Gritos y silencios

El esperado discurso presidencial estuvo caracterizado por efectivos ataques, contundentes definiciones ideológicas, algunas mentiras descaradas y retumbantes omisiones.

Fue un discurso para la propia tropa, celebrado hasta el delirio por los aplaudidores que consiguieron lugar en los palcos, pero que dejó un vacío enorme entre quienes esperaban alguna señal que los ayudara a pasar el temporal.

En un intento insólito de negar la realidad, el presidente dijo y remarcó que el ajuste estaba recayendo principalmente sobre el Estado y la clase política, lo que no solamente contradicen los números oficiales, sino que además viene a desconocer el enorme esfuerzo que están haciendo las familias para sostener el plan económico.

En coincidencia con esta curiosa interpretación, no hubo ningún anuncio orientado a traer alivio a los trabajadores y jubilados que apenas consiguen lo necesario para sobrevivir y reciben con espanto las noticias de futuros aumentos.

El relato épico de la lucha contra el mal, corporizado en la difusa categoría denominada “la casta”, es lo único que ofrece el presidente.

Se apoyó en el legítimo argumento de la pesada herencia y disparó a mansalva contra todos. Caracterizó a Sergio Massa, Juan Grabois, Máximo Kirchner y Pablo Moyano como los cuatro jinetes del apocalipsis. También hubo mención para Cristina Kirchner, a la que consideró principal responsable por el deterioro de la economía argentina y por lo que calificó como una “crisis cultural”.

Los radicales también recibieron castigo. En el único tramo que Milei se detuvo y repitió un frase completa para generar más énfasis, fue cuando se refirió al escandaloso episodio de los twiteros presos en Jujuy durante más de 50 días por decir que la mujer del exgobernador Gerardo Morales le había sido infiel.

“Ofende el silencio de aquellos que se dicen republicanos”, agregó en misil teledirigido a la UCR.

“Ofende el silencio de aquellos que se dicen republicanos”, agregó en misil teledirigido a la UCR.

Con el PRO, la relación sigue siendo conflictiva, especialmente luego de que uno de los gobernadores de ese espacio, el chubutense Nacho Torres, haya liderado la revuelta que luego fue respaldada por los otros dos mandatarios provinciales de ese color político, Rogelio Frigerio (Entre Rios) y Jorge Macri (CABA).

Los libertarios entienden que los amarillos buscaron conchabo cercade Milei cuando se quedaron fuera de la disputa presidencial, pretenden cargos y hasta un cogobierno, pero cuando llega la hora de defender medidas de corte impopular, le sacan la cola a la jeringa.

 

Reforma laboral

Los sindicatos fueron otro de los blancos elegidos en esta oportunidad para los dardos presidenciales. No solo desde el plano verbal sino también en las medidas que se anunciaron.

Dentro del “paquete anti-casta” que el presidente anticipó que enviará al Congreso, figura la democratización de los sindicatos. “Obligaremos a los sindicatos a elegir sus autoridades a través de elecciones periódicas, libres y supervisadas por la Justicia Electoral, que limitará los mandatos de esas autoridades a cuatro años y establecerá un tope de una sola reelección posible”, dijo.

En ese punto, el mandatario tocó uno de los aspectos más cuestionados del manejo interno de los sindicatos y su propuesta difícilmente pueda ser mal recibida por el común de la gente. Sin embargo, el mismo Milei opinaba distinto hace poco tiempo.

Más exactamente a finales del año pasado, cuando mantenía buenas migas con el líder de la UOCRA, Gerardo Martínez, le preguntaron sobre la reelección sindical indefinida. Lejos de condenarla, consideró que “ese es un problema al que tendrán que encontrar la solución los trabajadores… No tengo que estar rompiendo yo una institución”, agregó.

Pero las medidas judiciales presentadas por los sindicatos en contra de la reforma laboral incluida en el DNU, pusieron a ese grupo entre los más acérrimos enemigos del libertario.

Además de impedir los mandatos eternos, Milei pretende terminar con los convenios colectivos por actividad. “Los convenios colectivos específicos que realizan en asociación libre los trabajadores de una empresa o grupo de empresas primarán sobre los convenios colectivos del sector. Vamos a terminar con esa locura de imponerle a la gente las condiciones laborales que define atrás de un escritorio un señor que no trabaja hace 30 años”, dijo.

Lo que pretende el presidente es que las empresas puedan establecer para sus empleados, condiciones laborales desfavorables en comparación a lo que indica el convenio colectivo de la actividad en la que se desempeñe esa empresa. Con lo cual, el convenio colectivo pasaría a ser irrelevante y los sindicatos perderían una de sus principales herramientas para atraer afiliados.

En ese punto, abogados laboralistas como Héctor Recalde (exfuncionario kirchnerista), advirtieron que la Constitución estipula que en el único caso en el que los convenios por empresas pueden prevalecer sobre los convenios colectivos, es cuando establecen condiciones más favorables para los trabajadores”.

Desde la CGT señalaron además que el cambio que propone Milei apunta a cerrar “acuerdos a la baja” en detrimento de los trabajadores y beneficio de las empresas.

Desde la vereda opuesta, argumentan que las altas exigencias de los convenios colectivos representan una de las principales causas de los altísimos niveles de informalidad del mercado laboral argentino y que oponerse a flexibilizarlos, conspira contra las posibilidades de generar trabajo en blanco.

 

La cruda realidad

A la hora de evaluar los resultados de sus dos primeros meses de gestión, Milei destacó el recorte en el gasto público primario que en enero bajó un 40%, y aseguró que el ajuste estaba explicado principalmente por una reducción en lo que se conoce como el “gasto político”.

Pero el monitor fiscal que la consultora Analytica elabora con datos oficiales, revela que la mayor parte del recorte recayó en las jubilaciones, pensiones y gastos relacionados al PAMI, en las transferencias a las provincias y la obra pública.

Como otros logros, destacó la reducción de la brecha cambiaria, la suba de bonos y acciones y una caída pronunciada en el índice Riesgo País. Habló además de una hipotética reducción de la inflación.

Lo que el presidente omitió es que todos esos resultados se consiguieron al precio de una recesión que empieza a cobrarse víctimas.

Datos oficiales de AFIP señalan que en febrero la recaudación cayó un 19% en términos reales en la comparación interanual. El IVA impositivo, relacionado directamente con la actividad del mercado interno, se redujo 17% y de acuerdo con el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), los impuestos vinculados con la actividad interna registran una caída del 19% real.

El presidente de la Federación Argentina de la Industria de la Madera (FAIMA), Román Queiroz, indicó que la demanda para ese rubro dentro del país se redujo entre 40% y 50%, lo cual es un problema para los aserraderos misioneros porque el 70% de su producción va destinada a ese mercado. El apagón de la obra pública está golpeando a los madereros.

El otro factor que preocupa a los analistas de la economía es el atraso cambiario que se acumula con una inflación corriendo al 20% mensual y el tipo de cambio ajustando al 2% en lento crawling peg. Solo en enero, la inflación en dólares fue de 18%.

Argentina ya es uno de los países más caros de la región medidos en dólares y esa tendencia se seguirá pronunciando si el Gobierno no corrige en algún punto.

Hasta uno de los más entusiastas defensores de las políticas económicas de Milei, el exministro de Economía, Domingo Cavallo, advirtió que el Gobierno deberá afrontar muy pronto la decisión de acelerar la devaluación.

La baja competitividad cambiaria es un factor que se siente con fuerza en las fronteras. En Posadas por ejemplo, se tradujo en una reversión del flujo de compradores, que hasta hace poco traía paraguayos a Misiones y ahora transita en sentido inverso. Lo mismo ocurre en las ciudades lindantes con Brasil. Las asimetrías volvieron a ser tema de conversación entre empresarios.

El presidente de la Cámara de Comercio de Posadas, Carlos Amores, señaló el viernes que la situación de los comercios es preocupante y que en rubros como indumentaria y calzados ya se produjeron cierres y se esperan más persianas bajas.

 

Orden fiscal

El principal objetivo de la política económica de Milei es el equilibrio fiscal. En eso coincide con el Gobierno misionero de la Renovación, que cuando asumió el poder allá por 2003, se propuso el mismo objetivo como base sobre la cual construir un proceso de crecimiento sólido.

La provincia estaba ahogada por un alto nivel de endeudamiento que se generó durante los 90, bajo la batuta de Ramón Puerta. En pocos años se logró no solamente eliminar el déficit sino también saldar las deudas y todo sin necesidad de hacer un ajuste de alto costo social.

El equilibrio fiscal permitió a Misiones garantizar salud de calidad, educación de innovadora, cuidado de la selva, asistencia social, boleto gratuito para estudiantes, obras y crecimiento económico.

Gracias a su disciplina fiscal, que consiste básicamente en no gastar más de lo que ingresa, la provincia está mejor preparada que otras para sobrellevar la crisis, tiene una economía que funciona pese a un contexto nacional que no ayuda y un Estado que sigue cumpliendo con todas sus funciones a pesar de los recortes de fondos nacionales.

Misiones incluso es la única que tiene leyes sancionadas por sus diputados para limitar el endeudamiento, fomentando el desarrollo sano a la economía y un Estado que solamente gasta o invierte en sus funciones esenciales.

Ese modelo misionerista se diferencia del resto del país y es el reflejo o la visión de lo que ahora quiere hacer el presidente a nivel nacional, es el mismo objetivo.

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