Análisis semanal | Enero recalentado con la Ley Ómnibus, el paro de la CGT y la inflación y el dólar disparados

La Ley Ómnibus, el paro de la CGT, la escalada del dólar y la inflación desbordada dibujan un panorama desafiante para el gobierno de Javier Milei en este enero marcado por la intensidad política y económica. Su participación en Davos se centró en la defensa radical del ultracapitalismo, sin abordar estratégicamente la atracción de inversiones. Mientras la Ley Ómnibus enfrenta obstáculos y modificaciones, las tensiones judiciales y las amenazas de acelerar el ajuste amplían la incertidumbre. A su vez, se viene el primer paro nacional de la CGT en la era Milei. El desequilibrio macroeconómico nacional contrasta con la estabilidad de Misiones, que, tras décadas de prudencia, demuestra que el equilibrio fiscal es clave para el desarrollo sostenible y puede alcanzarse sin necesidad de recurrir a un brutal ajuste.

En medio de un enero al rojo vivo para la actualidad político-económica nacional, en sintonía con las tórridas temperaturas de estos días, la semana que comienza se presenta como clave para este arranque del gobierno de Javier Milei. En el horizonte destacan la intención de aprobar cuanto antes la Ley Ómnibus, con frenéticas negociaciones para lograr los votos necesarios tras las modificaciones introducidas; el paro de la CGT del próximo miércoles, que será la primera gran pulseada de los “pesos pesados” del sindicalismo argentino con el nuevo gobierno nacional, y un dólar que tras una relativa calma, volvió a desbocarse en la segunda semana de enero, a la par de una inflación sin freno.

Este es el escenario en el que tiene que surfear Milei a su regreso de Davos, en la que fue su actividad internacional más destacada desde que es presidente. Su intervención en el foro económico más importante del mundo y sus reuniones con las máximas autoridades del FMI y con el canciller del Reino Unido, David Cameron, hablan por sí solas de la importancia de ese viaje oficial, pero la realidad socioeconómica argentina termina agriando el buen sabor de boca que pueden haber dejado esos encuentros.

En cuanto a la intervención de Milei en el Foro Económico de Davos, lo que más se echó en falta fue que no haya aprovechado esa ocasión para intentar explicar a los empresarios más importantes del mundo allí presentes, por qué deberían invertir ahora en Argentina. El presidente centró su discurso en una férrea defensa del ultracapitalismo, haciendo un controvertido repaso histórico de la economía mundial de nada más y nada menos que los últimos dos mil años. Ese enaltecimiento a ultranza del capitalismo incluyó también una radical defensa de unos de los aspectos más cuestionados de ese sistema económico, como lo son la concentración económica y los monopolios, ya que a su entender, son el principal motor del crecimiento y el bienestar, un bienestar que en su opinión no existiría sin esos monopolios.

En definitiva, Milei quiso mostrar que más a la derecha de él no hay nada, pero no ofreció argumentos concretos para seducir y atraer grandes inversiones internacionales. Lo que sí se trajo de ese viaje fue el mensaje del FMI de que “se está haciendo lo correcto”, un mensaje que no difiere mucho de los que sucesivamente transmitió ese organismo a los últimos gobiernos nacionales en sus inicios.

Ley Ómnibus: recalculando

En paralelo a ese viaje a Davos, la Ley Ómnibus impulsada por Milei centra la agenda nacional, cosechando fuertes rechazos desde muchos sectores, pero también algunos apoyos, sobre todo desde ciertos ámbitos empresariales. Pero más allá de las posturas sectoriales, lo que enfrenta la mega ley del presidente es el desafío de lograr su aprobación en el Congreso.

Por lo pronto, lo primero que se anotó el gobierno nacional al respecto fue un fracaso: no logró siquiera dictamen en una semana en la que aspiraba a lograr su primera aprobación legislativa, calculada en principio por el oficialismo para ayer sábado. El segundo traspié, producto a su vez del anterior, fue verse forzado a introducir la friolera de cien modificaciones a la ley, en búsqueda de acercarse así a la cantidad de votos de los legisladores necesarios para su aprobación. A su vez, extendió el periodo de sesiones extraordinarias hasta el 15 de febrero, por si las moscas.

Entre esas modificaciones destacan las retenciones cero para las 35 economías regionales, la exclusión de YPF de la lista de empresas estatales a ser privatizadas y la no delegación en el presidente de las facultades en materia de defensa y seguridad interior. Además, se acota la duración de la emergencia nacional a un máximo de dos años (uno, prorrogable a dos), frente a los cuatro años (dos, prorrogables a otros dos) iniciales, además de decenas de cambios en cada uno de sus capítulos.

Así, el planteo inicial del gobierno nacional de que la Ley Ómnibus era a todo o nada, se diluyó en ese centenar de modificaciones que se vio obligado a introducir, y que pese a ello aún no le garantiza su aprobación: el panorama actual plantea un final abierto, ya que el acercamiento de la oposición dialoguista no parece ser unánime. Mientras el Frente de Todos y la izquierda rechazan enérgicamente a la mega ley y al DNU de Milei, la UCR se situó orgánicamente este fin de semana en la misma vereda, ya que la convención nacional de ese partido la rechazó en su totalidad, la calificó de “improvisada” y se manifestó en contra “de la forma y del fondo”. No obstante, desde el oficialismo esperan que algunos legisladores radicales den igual su voto afirmativo, más allá de la posición de su partido, argumentando una necesidad de gobernabilidad.

Estas ideas y vueltas, además de la oleada de críticas sectoriales, tienen sus cimientos en que una reforma tan amplia y profunda como la que impulsan la Ley Ómnibus y el DNU, con más de 600 artículos, y que afecta en un sentido u otro a todos y cada uno de los argentinos, no se construyó sobre una base de amplio consenso inicial, acorde con la magnitud de esa oleada reformista.

A todo eso se suman los primeros traspiés judiciales que ya sufrió el DNU de Milei, los más recientes, en materia de reforma laboral y medicina prepaga. Estos primeros dictámenes pueden llegar a ser el inicio de una catarata de resoluciones en sentido similar, ya sea en forma de medidas cautelares o en posteriores sentencias de fondo, sobre todo una vez que finalice la actual feria judicial de verano, oportunidad en la que serán abordados incluso los recursos que la Justicia no consideró de suficiente urgencia como para tratarlos durante la actual feria.

En medio de todos estos obstáculos, el gobierno nacional, tras recalcular y recular en muchos aspectos, pero no en muchos otros de fondo, espera poder lograr esta semana el visto bueno legislativo a la Ley Ómnibus, tras terminar de perfilar un proyecto “aprobable”. A su vez, el oficialismo amenaza con acelerar el brutal ajuste fiscal si la mega ley sufre muchas modificaciones, con el fin de lograr el equilibrio fiscal. Un equilibrio fiscal que se basa en un 60% en recortes en gastos como transferencias discrecionales a las provincias, obra pública, jubilaciones, subsidios, programas sociales y funcionamiento del Estado, y el otro 40% en el aumento de impuestos, pese al compromiso de campaña de no subirlos.

Varios de estos aspectos pueden ser activados por el gobierno nacional sin necesidad de que el Congreso apruebe la Ley Ómnibus, ante lo cual desde el Ejecutivo amenazan ahora con la posibilidad de acelerar esos ajustes, lo que supondría otro golpe para gran parte de una sociedad que ya vio hundirse su poder adquisitivo tras la última devaluación y la consiguiente explosión inflacionaria, y una fuerte baja de rentabilidad para gran parte del sector privado.

Dólar e inflación

Mientras tanto, más allá de las discusiones por la Ley Ómnibus, los talones de Aquiles en este inicio del Gobierno de Javier Milei siguen siendo los mismos: un dólar sin freno, con una fuerte suba en la última semana, rozando su  valor récord y aumentando la brecha con el oficial a su máximo histórico, y la paralela inflación creciente. Así, esta semana que comienza también se presenta como un desafío en esos aspectos, mirando con expectativa cómo se siguen comportando el dólar y los precios. Por lo pronto, las señales no son buenas con respecto a la inflación, ya que hace tres días se conoció el índice de aumento de precios mayoristas durante diciembre, que fue del 54%, más del doble del aumento del índice de precios minoristas, que fue del 25,5%. Esta diferencia se debe básicamente a dos motivos: la reducción de rentabilidad de algunos comerciantes para poder tener un mínimo nivel de ventas en medios de la recesión actual, y sobre todo en el delay que hay del aumento de precios mayoristas al traspasarse a los minoristas. Por ende, la marcha de los precios en lo que va de enero y las perspectivas para el corto y mediano plazo son desalentadoras.

Otro aspecto que le confiere un aspecto especial a esta nueva semana es la convocatoria por parte de la CGT a un paro nacional para el próximo miércoles. Un paro calificado como injustificado desde el oficialismo, prematuro desde otros sectores e inevitables desde la CGT y las organizaciones que adhieren. En cuanto a lo del momento, suena lógico en algún sentido la realización ahora de la medida de fuerza, ya que tendría mucho menos sentido hacerla una vez que la ley de los fuertes recortes, los ajustes, las desregulaciones y las privatizaciones de empresas estatales ya estuvieran aprobadas, pero a su vez aflora la cuestionada representatividad de los “pesos pesado” de la CGT y la conveniencia o no de paralizar el país todo un día en medio de una crisis económica sin igual.

Misiones, con equilibrio fiscal desde hace años

En tanto, lo que persigue de fondo Milei para la Argentina ya lo tiene Misiones después de cerrar el capítulo de endeudamiento crónico de los 90, que encabezó Puerta, de vivir de prestado de los bancos y después de haber actuado durante años con equilibrio fiscal.

El equilibrio fiscal es la herramienta que permite a Misiones ser vanguardia en economía del conocimiento, en salud de excelencia, en educación disruptiva, todo basado en un principio de que se gasta lo que se recauda y no se financian las erogaciones corrientes con deuda bancaria, convirtiendo así a Misiones en un Estado previsible.

Son las mismas acciones que propone Milei, pero con la Nación sosteniendo un esquema de impuestos mucho mayores a los impuestos provinciales, y haciendo pagar un ajuste brutal a la gente, cosa que Misiones no hizo. Misiones tomó la decisión política hace 20 años de tener equilibrio fiscal y desendeudarse, con la fuerza de una ley que prohíbe el endeudamiento.

Y lo más importante: la gente no tuvo que pagar ese costo porque no hubo recorte de servicios, no hubo tarifazos ni inflación descontrolada.

Los especialistas entienden que con este régimen de libertad sin control planteado por el gobierno nacional, está permitido el canibalismo económico: el más grande y poderoso se comerá al más chico. Y en lugar de generar igualdad o crecimiento parejo, generará pocos grandes y muchos chiquitos sin posibilidad de competir.

Provincias padecen el ajuste y las consecuencias recaerán en la gente

Otras provincias empiezan a padecer el ajuste de Milei por no tener equilibrio fiscal. Se empieza a hablar de cuasimonedas, tras la aprobación de su emisión en La Rioja para pagarles parte del sueldo a los empleados público, cosa que en Misiones está lejos, aunque se verá igualmente empobrecida como todas.

El gobierno provincial, igual que los ciudadanos, con este esquema económico tiene las manos atadas. En este nuevo sistema económico, unos pocos ganan y el resto pierde. Un claro ejemplo es el de los productores yerbateros, donde cinco grandes empresas celebran y 10 mil productores padecen. Algo similar ocurre en el té, donde se observa una estrategia de los grandes para someter y manejar el mercado a voluntad, pagando un precio vil a los chicos.

Esos cambios se ven desde hace menos de dos meses. Desde que asumió el nuevo gobierno se establecieron nuevas reglas.

Otro sector que recibió el golpe de lleno es el turismo, que junto a la gastronomía tuvieron una baja del 50% del consumo. Eso, sumado a la eliminación del Pre Viaje, genera un estancamiento de un rubro que no había parado de crecer en los últimos 20 años.

En todos los sectores ha disminuido la venta o el consumo, pero en el turismo se nota especialmente, por ser el peor enero en décadas. Y los pronósticos especializados creen que en marzo no se reactivará la economía, ya que se empezarán a sentir los efectos de los tarifazos y se avizora una nueva devaluación, similar a la de diciembre.

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