Un informe internacional destaca la conservación de la selva misionera pese a que Argentina perdió más de 212 mil hectáreas de bosques en 2022

La deforestación a nivel global aumento 4% en 2022, alcanzando 6,6 millones de hectáreas. Este dato revelador contradice el compromiso mundial establecido en la Declaración de Nueva York sobre los Bosques en 2014, donde más de 30 países acordaron poner fin a la deforestación para el año 2030.

Argentina, alineada con esta tendencia, registró un aumento del 4% en la pérdida de bosques en 2022, alcanzando las 212,000 hectáreas. Este fenómeno, con consecuencias ambientales y sociales significativas, motivó a organizaciones como WWF a lanzar una alerta global sobre la urgencia de actuar para proteger y restaurar los bosques.

En el contexto argentino, la Ley 26.331 de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos, sancionada en 2007, buscaba equilibrar la producción y la conservación de los ecosistemas forestales. Sin embargo, a lo largo de los años, su implementación fue parcial. El 76% de la deforestación en Argentina es ilegal, ocurriendo en zonas prohibidas por la ley, según el Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos.

Los bosques nativos, esenciales para la absorción de emisiones de gases de efecto invernadero y la conservación de la biodiversidad, están siendo afectados principalmente por el avance de la frontera agropecuaria. Entre 1998 y 2022, se deforestaron 6.4 millones de hectáreas de bosque nativo en Argentina, según monitoreos nacionales. La región Chaqueña es la más afectada, representando el 87% de la pérdida, y el 43% ocurrió durante la vigencia de la actual Ley de Bosques.

A nivel global, el informe de WWF revela que se destinan al menos 100 veces más fondos públicos a subvenciones perjudiciales para el medio ambiente que al financiamiento de los bosques. La deforestación en Latinoamérica es alarmante, mientras que en Asia ha disminuido. Ante esta situación, WWF propone un plan integral para alcanzar los objetivos globales de restauración y protección de los bosques para 2030, que incluye la movilización de flujos financieros masivos, la reforma de normas comerciales perjudiciales y el reconocimiento de los derechos territoriales de los pueblos originarios.

El Bosque Atlántico y la lucha por la conservación

A pesar de este panorama sombrío, el informe de WWF destaca casos de éxito, entre ellos, el Bosque Atlántico, también conocido como la selva misionera. Este bosque, que se extiende por Brasil, Argentina y Paraguay, es reconocido por su diversidad biológica única y su importancia para millones de personas que dependen de sus servicios ambientales.

En Argentina, la Fundación Vida Silvestre trabaja junto a más de 130 familias rurales en la restauración del Bosque Atlántico. A lo largo de más de 15 años, se restauraron más de 475 hectáreas de selva misionera en colaboración con estas comunidades. El Bosque Atlántico, que originalmente cubría 1.345.300 km2, perdió aproximadamente el 76% de su extensión en los últimos 40 años debido a la deforestación, la urbanización y la producción.

Sin embargo, gracias a los esfuerzos de conservación y restauración, el Bosque Atlántico  fue reconocido como una Iniciativa Emblemática de Restauración Mundial por la ONU. Además, el trabajo en Misiones contribuyó a la conservación del yaguareté, el felino más grande de la región, que estaba al borde de la extinción en 2005. Gracias a estos esfuerzos, la población de yaguaretés se estbilizó, indicando un éxito en la protección y recuperación de esta especie crucial para la salud de los bosques y la biodiversidad.

El caso del Bosque Atlántico demuestra que la colaboración trinacional y los esfuerzos de conservación pueden marcar la diferencia. En medio de la crisis global de deforestación, estos casos de éxito sirven como inspiración y evidencian la necesidad urgente de amplificar los esfuerzos para proteger nuestros bosques antes de que sea demasiado tarde.

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas