Análisis semanal: Macri y Milei tensan relaciones en una oposición cada vez más líquida

El candidato libertario aseguró que el PRO lo apoya incondicionalmente. Eduardo Amadeo lo desmintió, dijo que se negociaron 12 puntos y que la dolarización es inviable. Milei le contestó reafirmando su voluntad de eliminar al peso y al Banco Central. Macri equiparó a un gobierno de Milei con saltar de auto que transita a 100 km/h, pero entiende que aun así hay que votarlo y Bullrich deseó a todos los argentinos un estallido económico para terminar el año bien arriba.

Si el polaco Bauman caminara todavía entre nosotros y asistiera a los más recientes sucesos argentinos se vería obligado a revisar sus teorías. Porque lo líquido no le alcanzaría para describir a las nuevas expresiones de la política argentina en su inestabilidad y en su falta de solidez. Tal vez sería más adecuado hablar de política en estado gaseoso, no ya de política líquida.

“Todo se construye y se destruye tan rápidamente”, escribió alguna vez el filósofo contemporáneo Charly García en un verso que a esta altura suena a profecía. Los procesos de armado y desarmado de la política no paran de acelerarse en una secuencia que pone en discusión a las identidades otrora sólidas que supimos conseguir.

¿Qué significa ser radical, peronista o liberal? ¿Desde qué lugar miran esas viejas identidades a significantes más recientes como el kirchnerismo, el macrismo y el anarcocapitalismo libertario?

¿A quién voto?, piensa un radical puesto a elegir entre un peronista con incierto nivel de kirchnerismo en sangre y un personaje pintoresco que se mueve en los bordes de la democracia dándole piñas a un muñeco con la cara de Alfonsín.

Con el estallido del sistema político de diciembre de 2001 se terminó para los dirigentes aquello de nacer y morir dentro del mismo partido. Inició una dinámica en la que no solo los políticos sino también las estructuras se mueven constantemente en un vaivén de alianzas que se tejen y se destejen. “Modernidad líquida”, diría Bauman sosteniendo su pipa; “dinámica de lo impensado”, diría Panzeri apuntando hacia arriba con el índice mientras Charly no puede parar de sonreír viendo como todo se construye y se destruye tan rápidamente.

La oposición lleva por estos días esa dinámica a una velocidad insospechada. Si a Alberto Fernández o a Sergio Massa el hecho de haberse alejado y vuelto a acercar al kirchnerismo en procesos que llevaron más de una década les valió el mote de panqueques, qué término queda para calificar a Patricia Bullrich y Javier Milei que en menos de una semana pasaron de intercambiar acusaciones y mensajes de odio a fundirse en una alianza luego sellada por un forzado abrazo (“como el de Perón y Balbín”, dijo la Pato mientras los mencionados daban viracambotas dentro de sus cajones).

Pero bajo imperio de la dinámica de lo impensado que rige a la alianza líquida que conecta a ala dura del PRO con los libertarios, nada se queda en el mismo lugar por mucho tiempo. No hace falta leer el horóscopo chino para darse cuenta de que Macri y Milei no son signos compatibles.

El hijo de Franco nació jefe, nunca fue segundo de nadie y jamás participó de ningún espacio político que no lo tuviera como líder indiscutido, mientras que el león libertario tampoco se halla si no lleva el volante en sus manos y tiene un historial bien conocido de rechazos violentos a todos los que plantearon algún grado de disenso a sus ideas o propuestas.

Cuando le retacean protagonismo a Macri, destruye. Lo aprendieron por las malas Horacio Rodríguez Larreta (el delfín al que le cortó las aletas), Patricia Bullrich (la tijera usada para mutilar al delfín y luego desechada), los radicales (que en 2015 le prestaron la escalera que ahora le aporta Milei) y Lilita Carrió (cuya agua bendita ya no bendice como antes).

La flamante alianza, bautizada “Juntos por la libertad” por los más entusiastas seguidores de la dupla explosiva, apenas tiene días de vida, todavía no llegó al Gobierno y no es seguro que lo haga, pero la tensión entre ambas figuras por el manejo del poder (que todavía no es tal) ya se volvió indisimulable.

El ángel destructor del PRO y de Juntos por el Cambio no está dispuesto a esperar a que su nuevo socio político llegue a la presidencia para comenzar a limarlo desde la base. No se anima a hablar de cogobierno pero manda a sus emisarios a marcarle la cancha al candidato libertario que intenta defender su propio territorio.

La necesidad de un cambio (dicho así, en términos imprecisos) que implique la destrucción del kirchnerismo es la única coincidencia sobre la que machacan en sus discursos Milei y Macri para justificar su alianza. Además de un puñado de consignas generales, verdades de Perogrullo como combatir la inseguridad y el narcotráfico, bajar la inflación o garantizar la institucionalidad.

Pero a la hora de proponer medidas concretas que harían posible ese cambio, aparecen las mismas diferencias que ya estaban plasmadas en las plataformas de campaña de JxC y LLA.

Milei dice que el trato que hizo con los cambiemitas implica una adhesión incondicional de estos a su candidatura y a sus políticas, pero sus socios lo desmienten.

El economista del PRO, Eduardo Amadeo, aseguró que su partido no apoya incondicionalmente a Milei sino que se acordó una lista de 12 puntos que el libertario accedió a respetar y señaló que eso contempla “licuar” la idea de la dolarización porque “es técnicamente inviable”.

El candidato de LLA salió a responder inmediatamente: advirtió a sus nuevos socios que “la eliminación del Banco Central y dolarización no se negocian” y se mostró con sus asesores económicos que respaldan esas dos ideas.

En medio de tanto cruce de declaraciones, Macri puso su granito de arena y explicó su respaldo a Milei con una curiosa metáfora. Equiparó a la situación del país con la de un auto que va a 100 kilómetros por hora en dirección a un muro, siguiendo con la analogía consideró que votar a Sergio Massa implicaría resignarse al choque frontal y hacerlo por el libertario equivaldría a arrojarse del auto en movimiento. “Saltando capaz que te salvás”, remató.

Mientras los libertarios militan contra la idea de que una presidencia de Milei sería un salto al vacío, Macri la reivindica bajo el argumento de que cualquier disparate sería preferible antes que un gobierno con el kirchnerismo adentro. En el discurso del expresidente no hay otro motivo para votar al libertario que el de terminar con el enemigo político que comparten, aunque ello implique saltar de auto que transita a alta velocidad.

Si el voto a Milei ya era una apuesta de alto riesgo antes de que se aliara con parte del PRO, ahora lo es más. Porque Macri y su troupe no llegan a LLA para aportar la experiencia de gestión de la que carecen los libertarios sino para disputarles el manejo de un eventual gobierno, con lo cual estará garantizada una tensión constante puertas adentro, con los efectos que eso tiene en cualquier gobierno.

 

Diferentes voceros mismo errores

El pacto Macri – Milei multiplicó las internas que ya existían dentro de la oposición. Juntos por el Cambio ya venía fracturado y se terminó de romper. Por un lado, los halcones del PRO dispuestos a respaldar a cualquiera con tal de que no vuelva a gobernar el peronismo y por otro lado, los radicales, la Coalición Cívica y un sector del PRO que ven un límite en Milei y su agenda copiada de la Alt Right.

Pero también se generó una brecha dentro del espacio libertario entre los que simpatizan con la anexión de Macri y Bullrich y quienes compraron el discurso de la revolución anticasta y se decepcionaron con la irrupción de la “vieja política” en su espacio.

La grieta libertaria alcanza al grupo de asesores de Milei, muchos de los cuales se sintieron desplazados por la llegada del PRO, sensación que fue alimentada por una orden directa emanada de la cúpula de LLA que mandó a callar a muchos de esos asesores que hasta hace poco oficiaban de voceros, al mismo tiempo que figuras del PRO recorrían radios y canales de TV explicando los alcances de esta nueva alianza.

Uno de los que salió a blanquear esa situación fue el economista Carlos Rodríguez (CEMA, ex viceministro de Carlos Menem) quien utilizó su cuenta de X (antes conocida como Twitter) para aclarar que no da entrevistas a diarios, canales de TV o radios porque “nos piden que no salgamos por los medios”.

Esa orden no le impidió despacharse a través de sus redes sociales con un reclamo concreto al candidato libertario, “la enorme mayoría de la gente que me consulta piensa que Javier NO tiene equipo de economía y que se lo va a poner Macri más adelante. Sería muy malo llegar al ballotage con esa imagen”, escribió en un mensaje en X que luego profundizó: “cuanto más tiempo tarde Javier Milei en anunciar su ministro de Economía, menos tiempo tendrá este profesional para armar sus equipos y menos tiempo tendrán los votantes para conocerlo”.

Librepensadores de la talla de Ramiro Marra, Lilia Lemoine y Alberto Benegas Lynch fueron enviados al sótano de la planta nuclear de Springfield con la importantísima misión de vigilar a la abeja para abrir cancha a voceros supuestamente mejor calificados, como la economista Diana Mondino, número puesto para la cancillería de un eventual gobierno de Milei.

Pero la nueva voz cantante de LLA no tardó en meterse en terreno pantanoso. Le bastaron un par de entrevistas para dejar frases antológicas como “el mercado de órganos es fantástico”, comparar al matrimonio igualitario con tener piojos y no bañarse y despacharse con la propuesta de que los propios vecinos sean los responsables por costear la obra pública en sus barrios.

Entre tanta declaración explosiva, a Patricia Bullrich le pareció oportuno salir a augurar penurias a los argentinos: “ojalá que la economía explote antes del 19”, dijo en una entrevista televisada, anticipando sus buenos deseos de fin de año.

 

La vuelta a la normalidad

“Dejá de dudar y votá al tipo normal”. La consigna no surgió de los equipos de campaña sino de la militancia peronista y tal vez por eso resulte tan efectiva para resumir en pocas palabras el mensaje con el que Sergio Massa pretende seducir al votante que se quedó sin candidato en la primera vuelta.

En un proceso electoral que en esta etapa se redujo a una opción por el menos malo entre sólo dos candidatos, Massa apuesta por una estrategia de antagonizar en los aspectos más polémicos de su contrincante directo.

En otro contexto, presentarse como una opción previsible -como un tipo normal- sería un argumento insuficiente para un presidenciable, pero la cosa cambia cuando enfrente hay un candidato que propone sacar de circulación a la moneda nacional, eliminar el Banco Central, liberar la tenencia de armas, habilitar un mercado de órganos, aplicar un recorte del gasto público equivalente a 15% del PBI, ir hacia un modelo de libre mercado sin ninguna intervención estatal y romper relaciones con el Vaticano en una especie de guerra santa contra la Iglesia católica.

Más aún cuando ese mismo candidato no termina de explicar cuáles son sus planes para la educación y la salud públicas, que no consigue responder con claridad si cree o no en la democracia y que dio reiterados indicios de desequilibrios emocionales.

 

Gobernabilidad en juego

Massa cuenta también con el apoyo de gobernadores e intendentes que se juegan mucho en las presidenciales. Porque más allá de las preferencias políticas de cada uno de ellos lo que está en juego es la gobernabilidad de provincias y municipios.

Ocurre que otra de las propuestas de Milei consiste en reemplazar el sistema de coparticipación federal por uno de equivalencia fiscal en el que cada provincia reciba la misma recaudación que se genera en su jurisdicción.

El problema con lo que propone Milei es que no siempre se pagan los impuestos en la misma jurisdicción en la que se genera el acto económico por el cual se está tributando. Es una vieja discusión entre centralistas y federales (el puerto Vs el interior) en la que Milei toma partido por la visión centralista.

Un esquema de la mal llamada “equivalencia fiscal” favorecería a Ciudad de Buenos Aires porque en su territorio está el puerto por el que sale la mayor parte de las exportaciones (que se producen en todo el país pero pagan impuestos en CABA) y además hay muchas empresas grandes que tienen domicilio fiscal en la capital aunque su actividad económica principal esté localizada en otro lugar.

Un claro ejemplo de ello es la central eléctrica Yacyretá, cuyas instalaciones están en Corrientes y cuyo embalse afecta principalmente a Misiones, pero su domicilio fiscal está en CABA y por lo tanto tributa allí.

De aplicarse lo que pretende el libertario, la Ciudad de Buenos Aires se apropiaría de recursos que corresponden al resto del país, con lo cual los gobernadores e intendentes enfrentarían dificultades incluso para pagar sueldos.

La motosierra recortadora del gasto público tampoco entusiasma. Porque la gente no va a estar del lado del mango de tan letal aparato sino del lado de la cadena. Un recorte como el que propone el libertario solamente sería posible eliminando subsidios a la energía y al transporte y desfinanciando a la salud y la educación públicas.

Ante tanta propuesta exótica y con efectos negativos para grandes sectores de la población, Massa busca diferenciarse con un modelo que propone mejorar sobre lo que ya está construido respetando instituciones fundacionales de la Nación como la educación y la salud públicas y gratuitas, la distribución de recursos siguiendo principios de solidaridad y un esquema económico que permita ordenar la macro sin ahogar a la producción ni provocar una catástrofe social.

Procura mecanismos que amortigüen en el efecto de la inflación, como la devolución del IVA y la quita de ganancias, aunque el descontrol de los precios termina afectando su imagen.

Pero Milei salió en su auxilio esta semana al recurrir a la justicia en búsqueda de impedir que se prorrogue la medida que extiende la moratoria previsional que permitió que miles de personas que trabajaron en negro accedan a una jubilación.

En Misiones no sorprende que dirigentes como los Puerta, los Schiavoni y Goerling se sumen a esta propuesta ya que siguen los pasos de Mauricio Macri y Patricia Bullrich. Estuvieron en los 90 privatizando y endeudando al país. Durante el gobierno de Cambiemos siguieron por la misma senda y ahora vuelven a pararse en la vereda de la derecha.

Sí sorprende la tibieza de cúpula del radicalismo misionero que pregona la neutralidad en un momento histórico del país. Entre otras cosas están en discusión algunas de las banderas históricas de la UCR como la educación pública y desde ese espacio no hay una definición contundente al respecto.

La conducción nacional del partido y dirigentes Emiliano Jacobitti y Martín Lousteau han salido claramente a condenar a Macri, Milei y los Puerta, pero en Misiones mantienen un silencio que suena a complicidad. Lo peor es que las bases radicales están marcando un camino que la cúpula se niega a seguir.

 

Precios justos para la yerba

Para Misiones la que pasó fue una semana con resultados muy positivos que llegaron luego de gestiones trabajosas.

Se confirmó que durante el verano se elevará el tope de consumo eléctrico subsidiado y se continuidad del programa Ahora Misiones +21, dos beneficios que llegan de la mano del ministro de Economía Sergio Massa.

Pero lo más significativo fue sin dudas el laudo yerbatero que llegó con un aumento interanual de más de 140% en el precio de la hoja verde en lo que representa el aumento más alto de la historia en términos porcentuales. Aunque vale también decir que se produce en el momento de mayor inflación desde que se volvieron a regular los precios de la materia prima.

Como en los casos del subsidio a la energía y del Ahora Misiones, el resultado llegó gracias a una gestión del gobierno de Misiones que dependió de una decisión del área que conduce Massa.

En el sector yerbatero también rige el juego de contrastes entre los candidatos a presidente, porque mientras el actual ministro de Economía hizo lo necesario para sostener el poder adquisitivo de los productores en tiempos de crisis, Milei propone liberar los precios de la materia prima, algo que ya se probó en los años 90 bajo la gobernación de Ramón Puerta, con resultados catastróficos para los productores que terminaron sumidos en la peor crisis de su historia.

En el turismo, las intensas lluvias aumentaron la magnificencia de las cataratas que no dejan de recibir visitantes atraídos por la fuerza y la espectacularidad del agua y los saltos.

En un período marcado por tormentas muy fuertes, la provincia demostró estar preparada para atender contingencias. El Estado presente dio una mano y resolvió cada uno de los inconvenientes generados por las inundaciones. Igual que fue en los años anteriores con la sequía y con los incendios. Previsión, equilibrio y Estado presente son las claras señales del camino a continuar.

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