Liga Profesional | Con un polémico arbitraje, San Lorenzo venció 3-1 a Atlético Tucumán y quedó a un punto de la cima

El Ciclón se impuso ante el Decano con doblete de Leguizamón y un gol de Barrios, pero el protagonismo del partido se lo llevó el árbitro Fernando Espinoza, quien hizo echar por la policía a Pusineri, dio un gol dudoso, y dejó al conjunto tucumano con 9 jugadores. 

La respuesta fue al unísono y unánime, sin votos en contra ni abstenciones. Insua evaluaba rotar todas las piezas en Tucumán, pero los que hace pocas horas se trajeron tres puntos de oro desde Venezuela pidieron volver a jugar. Así, el deté respetó la voluntad popular, arriesgó y ganó: esos jugadores a los que denominó que “viven para el fútbol” dieron una nueva muestra de compromiso, salieron victoriosos de otra dura batalla -que incluyó cuatro rojas en una cuestionable noche de Espinoza- y San Lorenzo quedó a un punto de River, que este domingo jugará ante Huracán con la presión de tener al equipo de Rubén Darío pegadito en la tabla.

La ambición mata cansancio. Los 86’ con uno menos ante Estudiantes de Mérida no se sintieron en el José Fierro y los de Boedo salieron a buscar el primero con la convicción de un equipo que no tiene grandes nombres y que compensa la falta de técnica con el compromiso y el orgullo que emana el coach. Y de arranque, mientras el Decano protestaba la rápida expulsión a Pusineri, Leguizamón armó un gran unipersonal que terminó con amague y un potente zurdazo para abrir el score.

Ese gol le dio la tranquilidad necesaria a San Lorenzo para regular energías de entrada, dominar las acciones y darle la libertad a un Perrito que se divirtió con la pelota y a la vez mordió. Nahuel Barrios, el único cambio obligado que debió meter Insua por la lesión de Martegani, le dio ese toque de desfachatez y frescura al ataque y fue clave en el 2-0. A pura gambeta por la izquierda, se asoció de taco con Leguizamón y cuando le quedó un rebote no dudó en olfatear la oportunidad: sacó un potente derechazo al primer palo y soltó su ansiado primer ladrido del 2023.

¿Cansancio? Esa palabra no apareció por San Lorenzo. Ni siquiera el descuento de Romero (fue convalidado por el VAR, pero debió ser anulado porque Coronel, adelantado, interfirió en la visión de Batalla) puso nerviosos a los soldados de RDI, que con una sólida línea de tres, Braida y Giay rompiendo por los costados y Sánchez y Elías como equilibrio en el medio neutralizaron a un Decano que no se parece al viejo equipo protagonista de Pusineri. Y si bien la tensión con Espinoza y las rojas a Puch y Acosta sacaron del partido a los tucumanos, San Lorenzo siguió al pie de la letra el libreto, aun con la roja a Hernández en el arranque del segundo tiempo.

Obligado a meter mano porque el desgaste era importante, el Gallego también encontró respuestas en el banco: volvió enchufado Bareiro, Perruzzi y Cerutti aportaron la dinámica habitual, Maroni aprovechó la chance, pero el que le puso el broche al triunfo fue la figura Leguizamón, con otro jugadón individual y una nueva definición de goleador.

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Las atajadas de Batalla al final reflejaron las garantías que da el equipo en todas las líneas. Porque este Sanloré no cuenta con figuras top, pero tiene algo que es difícil de conseguir: un plantel al que le sobran Cuervos. Y no sólo de Pascua.

Fuente: Olé

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