Análisis semanal: Los rumbos de la economía en 2023 y nuevos aires políticos en Misiones

2023 se avizora desde Argentina como un año tan tranquilo como una audiencia conciliatoria entre Shakira y Piqué. La inflación volvió a subir, la sequía amenaza con retacear los escasos dólares, la actividad se desinfla y el FMI pretende cobrar lo que le prestó a Macri. Enfrascado en un su interna, Juntos por el Cambio apuesta a hundir el barco con todos adentro.

Mientras el mundo debatía las implicancias estéticas y morales de la última obra de la enrulada cantante colombiana o participaba de los spin off montados en torno a la calidad de los relojes Casio y los autos Twingo, el Indec comunicaba que la inflación había cortado en diciembre el descenso iniciado el mes previo.

Contra las expectativas que manejaban en el Palacio de Hacienda, el índice de precios del último mes del año no empezó con un 4 sino que fue de 5,1%, dos décimas más que el dato de noviembre. Poco pero lo suficiente para cortar la desaceleración iniciada el mes anterior.

Con eso Argentina cerró 2022 con un alza de precios anual de 94,8%, la más alta de los últimos 32 años y muy probablemente en los próximos meses la interanual supere la barrera psicológica de los tres dígitos.

Además, las consultoras privadas e institutos estadísticos provinciales empiezan a advertir que la vigencia de programas como Precios Justos y Precios Cuidados está generando diferencias cada vez más pronunciadas entre los comercios y productos que están incluidos en esos programas y los que no.

Con lo cual, el dato estadístico oficial dice poco de lo que realmente ocurre con los precios por fuera de lo supermercados de grandes cadenas y menos todavía, de la sensación térmica en comercios de cercanía y despensas.

Para desgracia de los exportadores, la principal estrategia del Gobierno nacional para evitar que los precios se disparen no es otra que sostener un tipo de cambio oficial relativamente bajo.

Con eso, sumado a las retenciones, se garantizan que los precios de los productos exportables que tienen presencia en la mesa de los argentinos -la carne, el trigo y el maíz principalmente- transiten una realidad paralela, desacoplada de los precios internacionales y que los insumos y materias primas importadas ingresen al país a valores bajos.

Para que ese programa fuera viable en el mediano plazo, Argentina necesitaría al menos uno o dos sectores capaces de generar exportaciones en grandes volúmenes aún con ese tipo de cambio desfavorable. Como no los tiene, faltan dólares y eso obliga al Gobierno a limitar cada vez más la oferta de divisas, por eso existen el cepo y las limitaciones para importar.

En el futuro el litio y Vaca Muerta podrían convertirse en esos generadores de dólares, pero todavía falta desarrollo. Lo más parecido en las condiciones actuales es la soja. Pero los sojeros están al tanto de la dependencia que tiene el país a sus exportaciones y tal como Shakira no lloran, facturan. Y así es como tuvimos dos dólares soja y a más tardar en marzo tendremos el tercero.

Pero aún sin dólar soja el Central logró un buen inicio de año con un saldo neto comprador de más de 280 millones de dólares, pero los analistas lo atribuyen a una situación extraordinaria generada por el ingreso de capitales chinos destinados a la construcción de represas en el sur del país.

Lo que se vislumbra para los próximos meses es un panorama bastante austero en materia de ingreso de divisas. La sequía ya hizo estragos en la cosecha fina y ahora también amenaza a la cosecha gruesa.

De acuerdo a estimaciones de asociaciones agropecuarias, hay 640 mil hectáreas perdidas de trigo, en la zona núcleo se perdió el 40% del maíz temprano y casi el 40% de la soja sembrada está en malas condiciones por las altas temperaturas y la falta de lluvias. El clima redujo a la mitad los rindes de la soja.

Estiman que las exportaciones totales del agro no pasarán los 30 mil millones de dólares, 10 mil millones menos que el año pasado.

Más allá de que esas estimaciones podrían ser exageradas, a esta altura del año está claro que la sequía se traducirá en una mayor escasez de dólares, lo que pondrá al Gobierno nacional ante la disyuntiva de hierro entre devaluar o limitar todavía más el acceso a las divisas.

Tomando en cuenta que se trata de un año electoral habrá que ir descartando la hipótesis de un shock devaluatorio que podría terminar en una tragedia inflacionaria, entonces los industriales deberán prepararse para enfrentar mayores dificultades para importar y posiblemente haya nuevas restricciones para retirar dinero o hacer compras en el exterior.

Otra cosa que puede esperarse es la presencia de nuevos tipos de cambio diferenciales que alienten a los exportadores.

El equipo que lidera Sergio Massa alguna vez pensó en sostener microdevaluaciones por encima de los índices de inflación para corregir progresivamente el atraso cambiario, pero mientras el IPC siga por encima del 4% mensual eso difícilmente ocurra, al menos como una política sostenida.

Lo más probable es que la normalización, sea progresiva o por vía de shock, del pintoresco sistema cambiario argentino quedará como tarea para el próximo gobierno. Para este año es mucho más probable que en lugar de una unificación de los tipos de cambio haya paliativos para diferentes rubros exportadores, especialmente aquellos que no estén presentes en la mesa de los argentinos, en la forma de tipos de cambio especiales.

Teniendo en cuenta esto, el Gobierno provincial viene gestionando desde hace bastante tiempo la aplicación de un dólar diferencial para el té, la madera y el tabaco, algo que está muy cerca de concretarse.

Pero ante un escenario tan incierto nada debe darse por descontado. El problema aquí es que todo lo que haga el Gobierno para contener la inflación termina conspirando en contra del otro gran objetivo que es sostener el crecimiento.

Eso es válido no solo en los aspectos relacionados a la política monetaria sino también en lo referente al sistema cambiario. Porque sostener un dólar oficial barato podrá ser bueno para contener a la inflación en el corto plazo pero cuando eso obliga a retacear dólares a la industria, se reciente la capacidad productiva. Por otra parte el atraso cambiario está perjudicando a los exportadores, en Misiones lo saben muy bien madereros y tealeros, y eso también repercute de manera negativa en la actividad económica.

Ante un panorama tan complejo, lo único que le queda a Sergio Massa es hacer equilibrio, ajustar la sintonía fina, lo que indefectiblemente lleva a incurrir en marchas y contramarchas. La otra alternativa sería votar a Milei que propone un cambio de shock y sentarse a rezar.

 

Salvavidas de plomo

Lejos de ser un instrumento para potenciar el desarrollo, la política nacional viene comportándose como un ancla que dificulta cualquier posibilidad de avanzar.

Primero fue la encarnizada interna dentro del propio Gobierno nacional que conspiró contra la posibilidad de que Alberto Fernández llevara adelante una gestión más o menos razonable. La llegada de Sergio Massa al Ejecutivo sirvió para reducir las tensiones dentro del Frente de Todos, pero la interna de Juntos por el Cambio derivó en una competencia por ver quién es más antirchnerista lo que llevó a ese espacio a una oposición puramente destructiva.

En el principal frente opositor pesa el antecedente del mal gobierno de Macri y de las recientes escuchas que revelaron una relación promiscua entre el Gobierno de Horacio Rodríguez Larreta y la Corte Suprema y de paso confirmaron las muy fundadas sospechas de corrupción que había detrás del negocio del acarreo de vehículos y la concesión de estacionamientos en la CABA.

Como no pueden hacer mucho por generar expectativas con sus candidatos ni mucho menos mostrar algo parecido a un programa de gobierno, ponen todo su esfuerzo en complicarle la vida a un gobierno que ya tiene suficientes complicaciones.

Contando con la Asamblea Legislativa, la Cámara de Diputados de la Nación sesionó solo 15 veces durante 2022 y ahora está virtualmente trabada, lo que impide que se traten proyectos que impulsa el área de Economía y que en muchos casos responden a necesidades de distintos sectores, como el nuevo blanqueo de capitales, el monotributo tech, el régimen de fomento al desarrollo agroindustrial, entre otros.

La excusa que ponen desde la oposición para impedir el funcionamiento de esa Cámara es su rechazo al proyecto de juicio político a los ministros de la Corte Suprema que presentó el Ejecutivo nacional.

Llamativamente a Juntos por el Cambio le sobran los números voltear ese proyecto por la vía que corresponde, esto es votando de forma negativa en el recinto. Sin embargo prefieren no dar quórum.

Los supuestos campeones del republicanismo mantienen virtualmente cerrada la Cámara baja simplemente porque no quieren debatir el juicio político a la Corte ni cualquier otro proyecto.

Después de la filtración de los chats del tour al Lago Escondido quedaron en evidencia las conexiones entre los supremos y el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, lo que aportó una nueva perspectiva para entender otras decisiones, como el fallo a favor de Horacio Rodríguez Larreta en la disputa con el Gobierno nacional por el reparto de los fondos federales y también la sospechosa reticencia de los legisladores de Juntos por el Cambio a quitarle a los jueces algunos de los privilegios injustificados que mantienen, como no pagar impuesto a las ganancias como sí lo hace el resto de los argentinos.

Por añadidura, mientras siga cerrado el Congreso, Juntos por el Cambio podrá mantener ocultas las profundas diferencias internas entre los representantes de la UCR, el PRO, Evolución y la CC, que votaron en forma diferenciada en varios proyectos como el Presupuesto o el Consenso Fiscal.

Y finalmente el tercer motivo es simplemente negarle al Gobierno algunas de las herramientas que podrían ser de utilidad para encarrilar a la economía o al menos para paliar problemas puntuales como la escasez de dólares.

Lo que no parece importarle a la oposición, es que con eso no solamente están perjudicando al Gobierno sino también al resto de los argentinos.

 

Interna al rojo vivo

Apalancado en la billetera grande que le otorga el manejo del distrito más rico del país, Horacio Rodríguez Larreta salió decididamente  a copar el centro de la escena de Juntos por el Cambio. Comenzó cooptando dirigentes del ala dura del PRO, como Waldo Wolff, y seduciendo a dirigentes de la UCR, siempre más afines a acompañar que a encabezar.

Con el arranque de la temporada turística de verano, inició una campaña frívola a la vieja usanza, con fotos en la playa y recorridas por los principales puntos turísticos. El problema es que cuando la situación lo obliga a correrse un milímetro de las escenas controladas que monta su equipo de campaña, queda expuesto a la reacción de la gente, que casi siempre es negativa.

En Mar del Plata lo abuchearon y le reprocharon el fallo de la Corte (que después de los chats nadie ve como un organismo imparcial) que le sacó dinero al resto del país para entregárselo a la Ciudad de Buenos Aires, la más opulenta y las beneficiada históricamente por el gasto y la inversión de fondos públicos nacionales.

Larreta sacudió el avispero y los demás también salieron a jugar. Mauricio Macri sigue sin definir si será o no candidato, más que sus convicciones personales lo atormenta la idea de perder con su otrora delfín o, peor todavía, con un radical. Sin embargo se encargó en el comienzo del año de recordar que todavía no se bajó de la competencia.

El presidente de la UCR, Gerardo Morales, convocó a una cumbre en Mar del Plata en la que esperaba poner las condiciones para elegir a un candidato radical. Pero Gustavo Valdés, Alfredo Cornejo y  Facundo Manes pegaron el faltazo, disconformes con los contactos cercanos entre el jujeño y Larreta.

Es que antes de la mencionada reunión, Morales se sacó una foto con el jefe de gobierno porteño y a muchos correligionarios no les seduce la idea de volver a ubicarse como vagón de cola del PRO. Una cosa es haber ido detrás de Macri en 2015, cuando era indudablemente el mejor candidato fuera del peronismo y otra muy distinta sería ir ahora detrás de una figura duramente cuestionada como Larreta.

 

Clima diferente

En Misiones el clima político es completamente diferente. La Legislatura viene de cerrar un año con cantidad récord de leyes sancionadas, muchas de las cuales fueron presentadas por la oposición. Mientras que a escala nacional la política conspira contra el desarrollo de la economía, en Misiones lo potencia.

Cuando la economía tiene problemas en Misiones, el Gobierno siempre aporta soluciones en la medida de sus posibilidades o las gestiona en Buenos Aires cuando esa fuera la órbita pertinente.

Cuando el comercio tenía serios problemas para vender porque las asimetrías cambiarias lo perjudicaban, nació el Ahora Misiones que hoy es un motor que mantiene funcionando a capacidad plena a todo el aparato comercial.

Lo mismo pasa las líneas de crédito a tasa subsidiada para el agro, el apoyo a las economías del conocimiento, la participación activa de la Provincia para la próxima reactivación de los puertos y las incesantes gestiones por el área aduanera especial y beneficios para los exportadores locales.

La gente lo viene reconociendo en las urnas, pero también en las calles con un gobernador que puede salir con su familia a cenar en cualquier restaurante de la Costanera sin necesidad de montar ninguna escena porque la gente solo se acerca para saludarlo amablemente y alguno eventualmente le pide una foto.

El 2023 marca una nueva etapa en el Frente Renovador a partir de una notoria participación de los sectores juveniles, impulsados básicamente por la idea de la economía del conocimiento que es el eje vertebral de la propuesta de la nueva Renovación.

Miles de jóvenes con ideas nuevas y mentalidad abierta se sumaron en los últimos años, otros ya venían militando y ocupando lugares de gran responsabilidad en el espacio. Son los que llevan adelante la nueva plataforma de propuestas para ofrecer al electorado misionero.

Misiones viene llamando la atención en todo el país por su crecimiento y por el desarrollo de nuevos rubros, lo que fue posible gracias a la integración de nuevas tecnologías digitales, energéticas, industriales, que han actuado como vertebradores de esta nueva etapa de crecimiento.

Más allá de los contundentes números económicos de Misiones que se destacan por el resto de las provincias, la gente empezó a notar un esquema distinto, la gente reconoce una alta capacidad para resolver problemas, cosa que no se observa a nivel nacional en el gobierno actual del Frente de Todos ni en el gobierno anterior de Juntos.

Después de las elecciones provinciales de mayo habrá elecciones nacionales y en ese marco hay una sólida y cada vez más instalada idea de que Carlos Arce es el dirigente con mayor aceptación social para el Senado de la Nación y para representar a los misioneros en la Cámara de Diputados viene posicionándose cada vez más fuerte en la opinión pública una figura respetada del deporte y de la sociedad, actualmente concejal de Posadas con gran llegada a los barrios y entidades intermedias: el “Colo” Daniel Vansik. Una reciente encuesta lo ubica como el preferido entre una docena de potenciales precandidatos.

Es otra de las figuras que se incorporó hace poco tiempo a la política y puntualmente al espacio del gobierno, seducido por la seriedad de la gestión renovadora y la apertura mostrada hacia las nuevas ideas que se proyectan con esperanza hacia un futuro mejor.

 

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