Análisis semanal: El voto bronca crece a escala nacional pero en Misiones se impone la apuesta por la esperanza

Milei sube en las encuestas, sus propuestas no seducen pero sí su diatriba contra “la casta”. La crisis económica nacional alimenta un rechazo contra la clase política que la oposición busca capitalizar. También en Misiones, pero con nulo resultado porque la situación es muy distinta. En la provincia el voto esperanza al que apela el oficialismo le gana al voto bronca que propone la oposición.

Los motivos reales que impulsan las decisiones de los votantes son un enigma complejo que sociólogos, politólogos y analistas de distinta laya y color procuran desentrañar no siempre con éxito. Si en algo están de acuerdo quienes estudian arduamente esta materia es que ni la lógica racional, ni siquiera el interés personal son elementos que priman a la hora de definir el voto. O al menos no en la mayoría de los electores.

Pareciera que los seres humanos somos seres bastante menos racionales que lo que nos gustaría aceptar y en nuestra toma de decisiones incide más el factor emocional que la lógica, algo que conocen de sobra los gurúes del marketing.

Desde esa óptica puede entenderse que las mismas encuestas que muestran un crecimiento sostenido en la intención de voto del libertario Javier Milei también muestran un mayoritario rechazo a las propuestas que impulsa este extrovertido economista.

La última encuesta de la consultora Zuban Córdoba ubica al libertario entre los candidatos con mayor imagen positiva del país, pero también revelan que 62% de los consultados estuvieron en contra de la propuesta de dolarizar la economía y solo 29% estuvieron a favor.

Algo parecido muestra un sondeo de opinión de la consultora Opina Argentina que ubica a Milei como ganador absoluto en unas PASO en las que compitieran tres candidatos de JxC y dos del FdT. Pero ese mismo estudio señala que 62% de los mismos encuestados se manifestó a favor de la re-estatización del sistema jubilatorio contra 29% que prefiere las AFJP (otra de las propuestas de Milei), que el 74% está de acuerdo con la estatización de YPF y 20% está en contra y que 52% entiende que el Estado debería tener la misma o mayor intervención en la economía frente a 32% que cree que debería haber mayor libertad de mercado.

La plataforma ultraliberal de Milei no parece haber prendido en el electorado, sin embargo la intención de voto del libertario no para de crecer, o al menos eso es lo que muestran las encuestas.

La plataforma ultraliberal de Milei no parece haber prendido en el electorado, sin embargo la intención de voto del libertario no para de crecer, o al menos eso es lo que muestran las encuestas.

Son varios los analistas, como la propia Paola Zuban, que entienden que buena parte del electorado de Milei no lo elige por afinidad ideológica sino porque encuentra en el verborrágico economista, un vocero que canaliza su indignación con la clase política en general.

Lo que atrae entonces no serían sus propuestas de dolarización, privatización y ajuste salvaje, sino sus diatribas decoradas con una amplia variedad de insultos dedicadas a la “casta política”.

Milei capta como ningún otro el sentimiento de un electorado que no se encuentra representado por ninguna de las expresiones de la política nacional y utiliza el voto como herramienta de protesta.

Es un voto que no está movido por la esperanza, ni siquiera busca el premio consuelo del mal menor, solo quiere gritar su indignación como la grita Milei cada vez que se prende una cámara.

Mal no le está yendo. La rabia es un sentimiento muy potente que es capaz de dominar las acciones de las personas.

 

Incertidumbre a pleno

La realidad nacional colabora. Las proyecciones oficiales de iniciar el segundo trimestre con una inflación estabilizada en torno al 3 o 4 por ciento mensual se diluyeron muy rápidamente, al punto de que hoy el Gobierno se contenta con sostenerla por debajo del doble dígito.

La escasez de dólares potenciada este año por la sequía genera un clima constante de incertidumbre que se traduce en sucesivas corridas contra el peso que el Gobierno nacional conjura siempre a un costo alto.

Esta semana el ministro de Economía Sergio Massa logró revertir la tendencia alcista del dólar blue, que el martes rozó los 500 pesos y terminó la semana por debajo de los 470, pero para ello el Central debió vender unos 100 millones de dólares además de bonos para contener las cotizaciones de los dólares bursátiles.

Además debió levantar nuevamente la tasa de interés de referencia, con lo que la tasa efectiva anual de los plazos fijos se fue a 140% anual. Con ello el Gobierno busca retener los pesos dentro de los bancos para evitar que vayan a consumo, con lo cual se aceleraría la inflación, y la suba del dólar blue.

Como toda manganeta financiera para contener males mayores, la suba de tasas genera altos costos en el mediano plazo, porque también aumentan los intereses que el Estado les paga a los bancos por las toneladas de Leliq que tienen y que ya generan más de un billón de pesos en intereses por mes.

El otro efecto negativo de la suba de las tasas de interés es el aumento del costo del financiamiento que tiene efectos recesivos en la economía.

Para evitar que todo termine en una devaluación forzosa, el Gobierno necesita alimentar las alicaídas reservas, algo muy complicado con el agro exportando muy por debajo de sus posibilidades a causa de la sequía.

En búsqueda de alternativas, Massa anda recorriendo el mundo con la gorra en la mano. En los próximos días se terminará de definir si el FMI concede un adelanto en los desembolsos previstos para lo que queda del año y el monto de ese adelanto.

El Gobierno espera algo en torno a los 10.000 millones de dólares, lo que representaría menos de la mitad de lo que se llevó la sequía, pero en el organismo de crédito no todos están convencidos de llegar a ese número.

Cualquiera sea el resultado de esa gestión, lo que Argentina necesita son fondos frescos para llegar hasta la próxima cosecha, algo que por ahora ni siquiera está sobre la mesa en la negociación con el FMI que en el mejor de los casos adelantará los dólares que más adelante faltarán.

En ese contexto la posibilidad que se abrió esta semana de negociar con China utilizando yuanes en vez de dólares traerá una bocanada de aire fresco, además de poner un poco de presión a la contraparte estadounidense en la eterna pulseada con el FMI.

Pero ninguna de esas complejidades propias de la macroeconomía y de las relaciones internacionales está en la cabeza del grueso del electorado que, con absoluta razón, evalúa el rumbo de la economía de acuerdo a la correlación entre el dinero del que dispongan y los precios que exhiban las góndolas.

Desde esa perspectiva, todos los caminos conducen a la desazón, el hartazgo y, por qué no, la pichadura generalizada. Lo que nos lleva de nuevo al voto bronca que tanto está alimentando las expectativas presidenciales de Milei y al que el resto de la oposición también pretende sacarle el jugo.

De allí que los discursos de los autopercibidos presidenciables de Juntos por el Cambio giren más en torno a la crítica al Gobierno actual que al desarrollo de propuestas propias.

El negocio pasa por pegarle a Alberto, a Cristina y a Massa, como si el gobierno de Cambiemos no tuviera nada que ver con la crisis económica y diferenciarse de Milei ubicándose en un lugar no tan extremo.

Con esa receta pasó el viernes Horacio Rodríguez Larreta por Oberá. Primero en conferencia de prensa y luego en un mano a mano con Misiones Online, el jefe de gobierno porteño se despachó con duros cuestionamientos con el Gobierno y desgarradores diagnósticos sobre los efectos de la inflación, pero no dejó muchas certezas respecto a su plan de gobierno y hasta sonó contradictorio en algunos puntos.

Por ejemplo, prometió inversiones enormes para desarrollar la infraestructura en la provincia, algo que el día posterior repitió en una visita a Corrientes (esta vez en referencia a aquella provincia) pero a la hora de explicar qué haría para contener la inflación habló de “ajustar por todos lados” y de cortar la emisión monetaria.

Un ambicioso programa de obra pública que incluya la extensión del gasoducto, puentes internacionales y obras viales resulta, al menos a primera vista, contradictorio con un programa severo de ajuste del gasto público. De allí que resulte al menos llamativo que un candidato prometa hacer las dos cosas al mismo tiempo, “recortaremos por otro lado, hay muchos lugares por dónde recortar”, respondió Larreta ante la repregunta de este medio.

Las internas siguen siendo el talón de Aquiles para los cambiemitas. Antes de visitar Oberá, Larreta se reunió con Macri y los demás presidenciables en un encuentro en el que no hubo avances en ningún sentido. Las heridas que se produjeron en la pelea por la sucesión en la intendencia porteña siguen abiertas y no aparece a la vista una solución que contente a todas las partes implicadas.

Otro aspecto que penaliza a los candidatos cambiemitas es su identificación directa con la Ciudad de Buenos Aires, no solo porque provienen de esa localidad sino también porque el PRO es una marca porteña. La historia le juega en contra, Fernando de la Rua y Mauricio Macri fueron intendentes de Buenos Aires antes de ser presidentes y Alberto Fernández también proviene de esa ciudad, no es una lista muy ilustre.

 

El peronismo y los tres tercios

Además, de acuerdo a lo que marcan las últimas encuestas, la estrategia de colocarse en el carril del liberalismo ortodoxo pero no tan extremo como el que predica Milei no le estaría rindiendo buenos frutos a JxC que sigue perdiendo votos a manos del libertario.

El escenario de tres tercios que muestra a una oposición dividida en dos partes cada vez más equilibradas termina favoreciendo al oficialismo nacional, por aquello de “divide y triunfarás”.

Eso al menos es lo que muestra la última encuesta de la consultora Zuban Córdoba, que marca una intención de voto de 28,5% para el FdT, una de 23,5% para JxC y una de 18% para Milei.

Desde el pan-peronismo entienden que su mejor opción sería enfrentar al candidato libertario en un ballotage y abrevar del rechazo que generan las propuestas extremas (y muchas de ellas como la dolarización, consideradas inviables por muchos analistas) que plantea el economista de leonina cabellera.

A juzgar por los números de las encuestas, el escenario con el que sueñan los frentetodistas no está tan lejos de convertirse en realidad.

Para potenciar las chances del libertario, Cristina lo subió al ring en su última aparición pública y se refirió a él como la amenaza a vencer, como su archienemigo de cabecera. La misma estrategia que usó en 2015 con Mauricio Macri.

El problema de los compañeros del peronismo unificado es que no tienen lo que sobra en otros espacios: candidatos. Alberto se bajó, Cristina volvió a desestimar la posibilidad de presentarse ante el insistente clamor de sus acólitos, es casi un hecho que Kicillof irá por la reelección en Buenos Aires, el Pichichi Scioli es el único que hasta ahora se anotó pero no repunta en las encuestas como tampoco lo hace ninguno de los pendeviejos de La Cámpora.

En ese contexto, el presidenciable mejor ubicado parece ser Sergio Massa, que corre con la desventaja de ser el ministro del área en el que más cuestionamientos recibe el Gobierno nacional.

A su favor cuenta el hecho de que cuando asumió la crisis ya estaba consumada. Pero para llegar con chances a octubre deberá encontrar la manera de conseguir una mejoría, algo muy difícil de hacer en una economía en debacle y sin la posibilidad de emitir dinero.

 

En Misiones no hay bronca

Los representantes de la oposición en Misiones también apelan al voto indignado, pero con suerte diametralmente opuesta a la que consigue Milei a escala nacional. Ocurre que el clima de bronca que impera en buena parte del país no está presente en la Tierra Colorada y tracciona más la esperanza, sentimiento que encuentra un reflejo más nítido en la renovación antes que en una oposición que apuesta al desánimo.

en la Tierra Colorada y tracciona más la esperanza, sentimiento que encuentra un reflejo más nítido en la renovación antes que en una oposición que apuesta al desánimo.

El misionero, como cualquier otro argentino, también se ve perjudicado por la inflación, también se preocupa cada vez que escala el dólar blue y también hace una valoración mayoritariamente negativa del gobierno de Alberto. Pero tiene la conciencia necesaria para separar las cuestiones que son de manejo nacional de las que pertenecen a la esfera provincial.

Eso le permite valorar las acciones concretas que lleva adelante el Gobierno de Misiones en defensa del poder adquisitivo de la gente, como los programas Ahora que conforme aumentan las tasas de interés se torna un programa cada vez más conveniente para los compradores.

Las ventas realizadas a través de estos programas crecieron 138% el año pasado en términos nominales. “Si uno mira la inflación del 2022, que rondó el 96%, podemos afirmar que las ventas de los programas AHORA tuvieron un crecimiento real por encima de los 35 puntos, lo que refleja que son cada vez más elegidos”, indicó el secretario de Hacienda Adolfo Safrán.

Tomando como referencia una canasta básica de 177 mil pesos, que es lo que informó el INDEC, si una familia aprovecha todos los beneficios de los programas Ahora, puede ahorrarse cerca de 27.500 pesos solo por los reintegros, cifra que se multiplica cuando se toma en cuenta también el beneficio de las 12 cuotas sin intereses, algo que no existe en ningún otro lugar del país.

Es que un país que solo aspira a evitar una catástrofe, Misiones sigue desarrollando herramientas para sostener el consumo, generar puestos de trabajo y dar respuestas a problemas concretos derivados de la crisis económica que atraviesa el país.

Mientras el Banco Central convalida subas de tasas de interés que elevaron al costo del financiamiento de saldos de tarjetas de crédito por encima del 88% anual, en Misiones se sostienen los programas Ahora que ofrecen financiamiento en hasta 20 cuotas sin intereses y reintegros de hasta 41%.

El impacto de los Ahora, sumado a otras medidas que adopta el Gobierno de Misiones en defensa del bolsillo de la gente, como el boleto estudiantil gratuito, los servicios de salud y educación también gratuitos que brinda el sistema público, alivianan la pesada carga de la inflación.

Eso se siente en las ventas, que en Misiones siguen aumentando a pesar del país. De acuerdo a un informe del INDEC dado a conocer en los últimos días, las ventas en los supermercados misioneros aumentaron 108%, medida a precios corrientes, de febrero del año pasado a igual mes del año en curso.

Pero el dato más sorprendente del informe del Indec pasa por el dato de ventas por boca de expendio, es decir el volumen de ventas que cada uno de los comercios relevados por el instituto estadístico registró en promedio durante febrero último.

Misiones aparece al tope de ese ranking con ventas por más de 296 millones de pesos por cada uno de los locales relevados, muy por encima del promedio de 72 millones observado en Corrientes y el de 108 millones de Chaco, por tomar a las provincias del NEA como punto de comparación.

La provincia también ocupa un lugar entre las cinco primeras del país cuando se mide ventas por metro cuadrado de superficie cubierta por supermercados. En esa lista Misiones se anota con ventas por 134,7 millones de pesos por metro cuadrado, muy por encima de Corrientes que suma ventas por 69,5 millones por metro cuadrado y de Chaco, 83,7 millones.

Lo que indica este dato es que poner un comercio es un proyecto que tiene muchas más posibilidades de éxito en Misiones que en otro lugar del país, dato que no pasa desapercibido a los inversores que prácticamente todos los meses abren al menos un local importante en algún punto de la provincia.

Además el caótico sistema cambiario argentino termina siendo beneficioso para el comercio fronterizo, que en Misiones está presente prácticamente en todo el territorio.

La llegada de brasileños y paraguayos volvió a incrementarse con la última corrida del dólar blue que hizo que los guaraníes y reales tuvieran más poder de compra en Argentina, algo que redundó en un beneficio directo y contundente para comerciantes de diversos rubros no solo en la frontera sino también en el centro de la provincia, porque los extranjeros llegan cada vez más lejos en sus recorridos por Misiones.

 

En campaña

Los candidatos del oficialismo fueron los únicos que, en las últimas semanas, colmaron las calles y espacios públicos con propuestas, ideas y acompañamiento a los vecinos de los 78 municipios.

“La gran suma”, que es el nuevo eslogan de campaña con el que la renovación intenta resumir la propuesta de ese espacio político que busca ser abierto, incorporar a referentes de distintas actividades para enriquecer y mejorar el trabajo en la gestión de la provincia y los municipios.

Más allá de eslóganes, la gestión termina siendo una gran diferencia con los opositores que no tienen propuesta ni trayectoria para mostrar. Desde el oficialismo confían en que el misionero encontrará allí razones claras y nítidas para expresar su acompañamiento al gobierno. Las encuestas que se conocieron hasta ahora le dan la razón.

Enfrente, una oposición timorata, vacía de contenido y distanciada de la sociedad misionera, con ideas que vienen de Buenos Aires y no representan la realidad del día a día en esta provincia.

Finalmente la gente tendrá la última palabra, cuando llegue la hora de que hable el pueblo a través de las urnas. Falta apenas una semana.

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