Las Reducciones Jesuíticas de Santa Ana, brindan un entorno más natural para conocer la historia de la región

Las Reducciones Jesuíticas de Santa Ana, están ubicadas a 40 kilómetros de Posadas y a 2 kilómetros del centro de la localidad del mismo nombre, fue uno de los 30 pueblos jesuitas de la región. “Tienen un entorno más natural”, y son una opción para conocer la historia local.

Susana Petroski es una de las guías de turismo de las Reducciones Jesuíticas de Santa Ana, y contó que este “fue uno de los 30 pueblos jesuíticos que hubo en la región, el trazado urbano es muy similar al de otros los pueblos”, como por ejemplo el de San Ignacio que es el más conocido a nivel mundial.

Según la guía, “la diferencia sería que, tiene un entorno más natural, hay más vegetación, se ven menos restos edilicios pero el entorno es muy lindo. Hay mucha gente que queda encantada”.

Una de las particularidades de esta reducción, es el sistema de canalización del agua de lluvias, “en el sector del huerto que son restos de estanques que colectaban el agua desde los techos para riego del huerto”, explicó Petroski, mientras muestra la amplia pileta donde se recogía el agua.

 

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Para los visitantes que se acercan al lugar, hay un guía turístico por turno, que organiza los grupos de acuerdo a la llegada de los visitantes. El recorrido inicia en un museo, donde está expuesta una maqueta que muestra cómo era la reducción jesuítica, y también están en exposición distintos utensilios que fueron usados. Luego el recorrido sigue por el predio. Allí se va explicando donde estaba ubicada cada una de las secciones.

Como la iglesia principal, la casa de los sacerdotes, la vivienda de los guaraníes y cómo era la división del trabajo.

Otra de las particularidades del lugar es que “el cementerio fue reutilizado como cementerio local por los primeros inmigrantes que se asentaron en el actual Santa Ana, eso también le llama mucho la atención, al visitante”, señaló la guía turística.

También dentro del predio se pueden observar banco ubicados estratégicamente debajo de los árboles, lo que invita a los visitantes a sentarse a disfrutar de la naturaleza, “los fines de semana tenemos mucha afluencia, de turistas misioneros que suelen traer sus mates, algunos vienen con sus sillones y pueden sentarse a compartir, el lugar esta para eso justamente. Siempre que sea cuidando el lugar, incluso hay varios basureros instalados en distintos puntos para no ensuciar el sitio”, contó Petroski.

En la temporada otoño-invierno, el predio abre sus puertas desde las 7.30, hasta las 17.30, “a esa hora cerramos el portón de acceso, pero el visitante que entro a esa hora puede quedarse hasta aproximadamente las 18.30 horas para realizar el recorrido”, puntualizó la guía turística.

 

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