Chiste machista y respuesta machista | Lo que hay detrás del golpe de Will Smith a Chris Rock en los Premios Oscar

Will Smith y Chris Rock protagonizaron el gran escándalo de la noche de Hollywood. Los Oscar quisieron usar la pandemia para que la alfombra roja vuelva al pasado. Y el pasado vuelve así. Con el machismo más exacerbado: varones que solo saben lastimar para hacer reír y lastimar para defenderse de las ofensas.

Golpe de Will Smith a Chris Rock en los Premios Oscar

El chiste es machista. La respuesta es machista. El perdón es machista. La escena es machista. Dar un premio para calmar los reclamos por los avances de las mujeres en un escenario machista es machista. El escándalo es machista.

La vuelta a la presencialidad después del pico de la pandemia muestra que el contacto estrecho es una reivival no solo de Pulp fiction, sino del machismo explícito.

El actor Chris Rock fue el presentador invitado en los premios Oscar 2022 el domingo 27 de marzo. En el anuncio del “mejor documental” filmó un documental en vivo sobre cómo hacer humor malo, machista, hiriente y degradante.

 

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El mensaje, después del #MeToo y #BlackLivesMatter, al elegirlo a él y a elegir esos chistes, es que nada importa, ni la vida, ni a quién la afecta, ni si lastima, ni si es racista, ni si es machista, ni si hiera, ni si el tiempo cambio.

Los Oscar quisieron usar la pandemia (y el paso por la tristeza virtual) para que la alfombra roja vuelva al pasado. Y el pasado vuelve así. Con el machismo más exacerbado: varones que solo saben lastimar para hacer reír y lastimar para defenderse de las ofensas.

Rock miró a la platea y bromeó con el actor español Javier Bardem. Pero no con él, sino contra Penélope Cruz. El conductor le dijo que estaba nominado con su esposa y que rogaba que gane Will Smith porque si ella perdía él perdía. O sea: que tener que soportarla era peor que perder un Oscar.

El chiste es humillante, degradante y quita toda justicia que los Oscar quieran hacer con el reconocimiento a la Dirección a una mujer. La dirección sigue siendo que las mujeres son insufribles, que su trabajo no es igual y que no soportan ni el triunfo ni el fracaso y que los que deben soportarlas son los hombres. ¡Ay!

Pero, mientras que Bardem, mostró su compromiso con Ucrania y otras causas nobles, reía (por complicidad machista, elegancia, incomodidad o guión misógino a pesar del compromiso en un mundo mejor) en un chiste contra su esposa. Al contrario de su actitud tolerante con el machismo disfrazado de humor el actor Will Smith saltó y le pegó una piña. ¿Está bien que Bardem ría de un chiste contra su esposa y poniéndolo a él como una víctima de lo que sufra o sonría Penélope? No. ¿Está bien que Will Smith pegue para replicar una ofensa a su esposa? No.

golpe de Will Smith a Chris Rock en los Premios Oscar
Jada Pinkett Smith y Will Smith en la alfombra roja de los Oscar (REUTERS)

No está bien la complicidad ni la violencia y no está bien el chiste. Atrasa. Todo atrasa. Y no se trata de medir con una maquina cada reacción para criticarla. En un mundo en cambio lo mejor sería apostar al cambio y tolerar deslices sin necesitar que el cambio sea perfecto. Pero lo peor de la escena estrella de los Oscar es que no es un desliz. Es un símbolo que los varones no soportan el cambio y lo único que refuerzan es el retroceso.

Es importante citar que antes ya había sido machista porque lo de Rock fue una continuidad, no una excepción. Y en una categoría especialmente comprometida como documental (que el año pasado mostró entre los aspirantes a competidores el machismo de una cárcel de El Salvador, con el film Imperdonable en donde se muestra como es más aceptado ser asesino que gay en un penal de Centroamérica) es todavía más grave el speech tan añejo y demodé que solo le faltaban los chistes contra las suegras.

Rock siguió después de ofender (no a Bardem, sino a Penélope) y se la agarró contra Jada Pinkett Smith, la esposa de Will Smith, y la comparó con el personaje de cabellera rapada de Demi Moore en la película de 1997 G.I. Jane (Hasta el límite en Latinoamérica). El primero río y a ella se le transformó la cara y fue cero concesiva. Se puso mal y expresó gestualmente su disgusto.  “Jada, te amo. ‘G.I. Jane 2′. No puedo esperar por verla”, provocó el mal tildado humorista.

Smith subió al escenario y le dio una piña. Parecía un paso de comedia. Pero era la vida real. Un golpe no es una manera de resolver las cosas y decir que se golpea “por amor” es un retroceso verbal. No se quiere porque se pega, ni a la mujer, ni por defender a la mujer de otro hombre. El amor no es violencia.

Y, claro, la idea es que las mujeres no necesitemos que nos defiendan a los golpes, sino que no sea necesario que nos defendamos o que podamos defendernos con nuestra palabra o trabajo. El problema es que frente a la desigualdad, ella, que ya había contado que tenía un problema de alopecia, y que se produjo con un vestido verde espectacular largo y arrugado, terminaba ridiculizada y lastimada frente al escenario más importante del mundo.

Si las mujeres nos defendemos nos dicen que nos victimizamos. Si nos defienden que atrasamos. No importa que hablemos, no nos escuchan. SI denunciamos los agresores quedan impunes. Si pedimos cambios somos tildadas de amargadas. Si los hombres pegan son violentos. Y lo son. Porque, finalmente, lo que no hace gracia, es el machismo.

Y los mismos golpes bajos de siempre.

 


Fuente: Infobae

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