Lic. Natalia Godoy, de Cambios Muy Buenos: «Ofrecemos una pausa entre el impulso y el acto de consumir, para crear herramientas que alivien al adicto»

Conversamos con la Licenciada Natalia Godoy MP856, integrante del staff profesional del Centro de Rehabilitación y Tratamiento de Adicciones Cambios Muy Buenos de la ciudad de Posadas, sobre la mirada y el rol de la psicología en la atención de esta problemática social y de salud pública.

 

Ezequiel Bermejo: Hoy vamos a abordar el tema de las adicciones desde el punto de vista de la psicología, tan necesaria para acompañar en el camino a los adictos, a las personas que tienen esta enfermedad. En Cambios Muy Buenos están acompañadas por todo un equipo de gente, pero dentro de ese equipo una de las piezas que no puede faltar, una de las piezas fundamentales, es la de la psicología. Así es que hoy tenemos el placer de conversar con la psicóloga del equipo de Cambios Muy Buenos, Natalia Godoy. Gracias por recibirnos.

 

Licenciada Natalia Godoy (M856): Gracias a ustedes por darnos el espacio para contar lo que hacemos en Cambios Muy Buenos y más que nada para hacer escuchar las voces que tiene esta problemática y así buscar intentos de tratamientos posibles.

 

EB: Voces que no son pocas, porque está la voz del adicto, que nos grita su problema y su necesidad. Hay una familia, hay amigos, hay un círculo social que todos siempre tenemos. Hemos conversado con el Director Terapéutico de Cambios Muy Buenos, Fernando Zappia. También el Director Administrativo Sebastián Noguera nos ha contado su historia de vida.

 

Pero yo estaba intrigado desde el comienzo de nuestra cobertura de las adicciones por saber cuál es la mirada que la psicología y que la psicóloga del equipo tiene en particular acerca del adicto. Porque socialmente siempre se lo ha conceptuado como un “loquito”, un “descarriado”, o alguien que “pudiendo tomar tan buenas decisiones, tomó malas decisiones”, y no terminamos de verlo como un enfermo.

 

NG: Trabajamos de forma interdisciplinaria, por eso también ustedes han entrevistado a diferentes miembros de nuestro equipo, porque entendemos que las adicciones no pueden ver al sujeto adicto en sí mismo como aislado de la sociedad, sino que tiene un entorno que también es el que sufre y el que vive dicha adicción.

 

Por otra parte pensamos a las adicciones como una categoría que tiene causas múltiples: sociales, políticas, económicas, subjetivas, en donde, como psicóloga, no puedo estar aislada a la subjetividad de la época que vivimos hoy en día. Esto quiere decir que la eficacia del discurso capitalista y el modelo de consumismo que manejamos hoy en día nos hace creer y nos invita a gozar cada vez más de los objetos que nos van proponiendo. Crean la necesidad de tener un objeto y, a su vez, nos ofrecen ese objeto que pierde eficacia prontamente, entonces, nos vuelven a relanzar con otro objeto.

 

Lo que hacen es generar, como lo llaman algunos psicólogos, la “soledad generalizada” o “globalizada”. Porque estamos, por ejemplo, cada vez más conectados, pero más aislados de nuestro propio goce, que es la capacidad de poner límite al placer que el sujeto puede soportar.

 

EB: Voy a caer en un lugar común. ¿Un celular, por ejemplo? Nos están incitando a cambiarlo cada vez más seguido. Prácticamente duran 6 meses y ya deseo uno nuevo, que tiene más funciones que el anterior, y cuantas más funciones tengo, más dependo de él y menos miro, menos toco, menos percibo lo que me rodea. ¿De esto estamos hablando?

 

NG: Sin duda me parece el ejemplo más claro. Como bien decías, el IPhone, sale el 8, el 8S, el 9, y nunca obturan en si misma nuestra capacidad de sentirnos satisfechos, es la función que cumple, pero con la promesa de que van a lanzar otro que sí lo haga, que tampoco lo hace. Entonces no importa, vamos a sacar otro, y así se forma un circuito infinito de insatisfacción y de sufrimiento para el sujeto.

 

EB: Puedo entender este estímulo de que me quieran hacer depender de un objeto. Pero ¿qué me falta a mí para que yo tenga que caer en esa dependencia?

 

NG: Eso es lo que muchos autores proponen a pensar las adicciones con una X, es la función que cada sujeto u objeto de consumo genera en sí mismo. No va a ser lo mismo para vos que determinado objeto cumpla una función, como para mi completamente otro. Depende de las vivencias, o las huellas o las cicatrices o los significantes por los que ha sido marcado ese sujeto, y que es lo que se intenta borrar o taponar ante esa falta.

 

EB: Fuera de cámara me dijiste algo acerca que me quedó, que grabé, acerca de la frustración y las adicciones.

 

NG: Es un circuito que para el adicto en sí mismo, adquiere una relevancia importante. Hay un concepto muy importante que se llama “farmacon”, quiere decir que el objeto tiene la función de ser remedio, pero a su vez, ser veneno también, porque algo que me causa satisfacción, a su vez, me causa dolor y sufrimiento, pero no puedo parar de consumirlo. Entonces, por ejemplo, el sujeto adicto ante la falta del alcohol, de las drogas o de lo que sea, intenta consumir nuevamente para olvidarse de ese sufrimiento, y es una frustración dolorosa que se va renovando a sí misma.


Llegar a Cambios Muy Buenos, para ejercer la palabra


EB: ¿Cómo llega una persona que está sufriendo una adicción y que tomó la decisión de venir a este lugar? ¿Cómo lo notás cuando llega, su estado físico, anímico, espiritual?

 

NG: El estado del adicto que llega a Cambios Muy Buenos va a depender del momento y del contexto. Generalmente los pacientes que vienen en busca de tratamiento, son traídos por terceras personas, porque no dan cuenta en sí mismos de su problema o su enfermedad. Aquellas personas que llegan con un pedido de tratamiento, son los que generalmente llegan con una demanda de urgencia. Hay algo que se trastocó o que dejó de funcionar en el objeto de consumo que ya no está haciendo efecto.

 

adicciones

 

Muchas veces, se ven ante la muerte o ante alguna situación límite, que los hace pensar en la muerte. Llegan de forma distinta, dependiendo del caso, y esto se va a ir evaluando con el equipo de qué tratamiento se va a ofrecer, porque nosotros no contamos con internación momentáneamente, pero si con hospital de día, donde están todo el día insertos aquí, o ambulatorio, dependiendo el contexto, se va a evaluar que tratamiento es mejor para ese sujeto.

 

EB: Mencionaste la muerte recién, es una idea muy presente, muy recurrente. Como seres humanos, la muerte, y su idea, nos va acompañando. Pero ¿puede ser que en el caso de las personas que sufren una adicción esté mucho más presente, más en primer plano esa idea?

 

NG: Si y, además, la muerte angustia, y angustia a todos por igual, el tema es con qué herramientas contamos para poder afrontar a esa idea de muerte. En el caso de los pacientes adictos, lo viven cotidianamente, son pasajes al acto o situaciones que lo van llevando al acto, donde se ven enfrentados a la muerte. Entonces, nosotros ofrecemos justamente un espacio, una pausa entre el impulso en sí mismo de querer consumir, y el acto, para crear herramientas un poco menos sufrientes para ese sujeto, para poder brindarle sostén y ayuda en un momento de crisis.

 

EB: Ese espacio que hay entre el impulso de consumir y el momento en el que se concreta ese consumo, muchos años atrás se combatía de manera, casi, carcelaria: se los encerraba, se los sometía, a veces hasta a cierto tipo de vejámenes. Eso por suerte evolucionó y el trabajo interdisciplinario fue creando nuevas ideas acerca de cómo abordar ese momento entre el impulso por consumir y el consumo. Y me hablabas de herramientas, ¿cuáles son esas herramientas?

 

NG: Nosotros brindamos diferentes momentos, por ejemplo, mi rol como psicóloga es ofrecer el espacio terapéutico, pero a la vez también coordino grupos donde lo que se busca es hacer circular la palabra entre los pacientes, y a su vez tiene el coordinador terapéutico donde se trabajan diferentes cuestiones como la frustración, las recaídas, etc. Entonces cada uno adquiere un rol para trabajar de manera interdisciplinaria y brindarle al sujeto la contención y la ayuda que necesita en ese momento en particular. No todos necesitamos lo mismo ni los tiempos de todos son los mismos.

 

EB: Cuándo ellos ejercen esa palabra, porque se les abre la ventana para generar un espacio y que puedan hacerlo, y esa palabra habla de ellos, ellos hablan sobre ellos.  Ahí es donde vos podés ver cómo funciona esa cabeza. ¿Cuál es la lógica que hay en la adicción?

 

NG: Primordialmente: el sujeto adicto etimológicamente, la palabra adicción quiere decir “sin palabra”, entonces es algo que, independientemente del caso por caso y del uno por uno, es algo que se repite en la mayoría de los sujetos, no me gusta generalizar, pero en la mayoría. Les cuesta mucho acceder a la palabra, entonces, en un primer momento es intentar darles un espacio donde la palabra empiece a tomar importancia y puedan escucharse ellos mismos.

 

EB: Escucharse ellos mismos, y cuando se ejerce esa palabra en un grupo, ¿ayuda el escuchar a otros?

 

NG: Sin dudas, las identificaciones con los pares generan muchas veces alivio en los pares, porque sin dudas el sujeto adicto es un sujeto sufriente, más allá del consumo y de los tapones que utilice para tapar esto, es un sujeto que se encuentra a merced del sufrimiento.

 

EB: Claro, entonces el hecho de poder escuchar a los demás también sirve como un alivio.

 

NG: Y también le da cierta identidad al sujeto, está tan despojado de todo, que identificarse con los pares le da cierta identidad.

 

EB: Cuando vos decís que está despojado de todo, estás hablando de un estado de cierta soledad, ¿podemos decirlo así?


La soledad globalizada


NG: Si, lo que decía inicialmente, la soledad globalizada. Todos estamos solos, pero hay algunas personas a las que les cuesta un poco más esto, entonces también lo que intentamos es transmitir a nuestros pacientes una soledad un poco más tolerable, responsable, aprender a estar consigo mismos para poder relacionarse de otra forma con personas, con objetos, con tóxicos, en el sentido de elegir no consumir, es una elección.

 

EB: Y en esa soledad, ¿cómo juega la familia, cómo juegan los amigos?

 

NG: Generalmente, el sujeto adicto se ha aislado por voluntad propia de esas personas. Hay algo en el lazo social, o con un otro, que se rompió. El objeto del consumo, lo que viene a hacer es generar esa distancia, poner freno. Entonces, muchas veces vemos en la clínica, cómo los familiares dicen “no, hace meses que no sé de mi hijo, o de mi hermano, no me habla, está enojado”; es algo muy propio de esa patología.

 

EB: Por lo que veo y escucho intentando seguirte en el razonamiento, el objeto de consumo desplaza a los entornos, desplaza a los afectos, desplaza a la familia.

 

NG: Sirven como barrera ante eso que le causó dolor al sujeto. La familia, si bien es la primera institución en regularizar y dar lugar a las leyes y a las normas para que el sujeto después salga a un nivel social, muchas veces no se puede poner límites a esto que el entorno le genera.

 

Cambios Muy Buenos

 

EB: Sobre eso te quería preguntar, porque recién hablábamos acerca de la familia, el entorno, los amigos, y muchas veces las personas llegan acá no porque hayan tomado la decisión, sino porque los familiares y sus amigos los traen. Entonces ese entorno, ese círculo, la familia, los amigos, ¿en cuánto colabora durante la recuperación, pero también, en cuánto fue parte de la problemática que trajo al adicto acá?

 

NG: Eso es propio de cómo lo tramite cada sujeto y las herramientas que esa familia dio, y cómo él interpretó esas herramientas. Como siempre digo es el caso por caso y el uno por uno, pero las familias acá, a Cambios muy Buenos, llegan desesperadas, y en un intento de hacer lo que sea por salvar algo que no se pudo salvar en su momento.

 

Nosotros no sólo ofrecemos el tratamiento a los pacientes, sino también hacemos asesorías y charlas con familiares, a fin de entender que esto es un proceso largo, doloroso, dónde hay que sostener, acompañar, muchas veces guiar, poner ciertos límites que, quizás, antes no se pudieron poner, y es un trabajo difícil. Para un familiar, poner límite ante ciertas situaciones de un hijo, un hermano, un esposo, cuesta.


La falta de límites


EB: No es la primera vez que en esta conversación aparece la palabra límites, o límite,  y se ve que son necesarios, y que la falta de ellos no es cuestión de los últimos minutos de la adicción, sino que arranca de mucho tiempo atrás. ¿De qué tipo de límites estamos hablando?

 

NG: Hay una caída de ciertos ideales, y de ciertos significantes que vienen a enmarcar a un sujeto en su salida a la sociedad. Estamos en una época dónde hay que disfrutar al máximo, vivir al límite, y la familia muchas veces no adquiere los roles que son necesarios para que un sujeto se constituya psíquicamente. Cuando hacemos asesoría a padres, decimos que poner límites muchas veces es cuidarlo de otra forma, vemos familias donde los padres no saben decir que no ante ciertas situaciones.

 

EB: Claro. Y cuando no me dicen que no, voy por más, eso no me satisface; vuelven a no decirme que no, y vuelvo a ir por más, ¿funciona de esta manera?

 

NG: Y se genera un circuito sin fin porque se van rompiendo límites cada vez más sufrientes para el sujeto, y cada vez más nocivos, y cada vez con mayores daños, entonces vemos que hay más objetos, como decía inicialmente, el tóxico en sí mismo, o la sustancia, no es dónde ponemos el foco o el eje, sino en el sujeto, que elige esa sustancia que lo hace nocivo.

 

EB: Natalia, durante el día, acá en Cambios Muy Buenos, ellos tienen una rutina, hay cosas para hacer, para decir, pero también muchas cosas para hacer. ¿Cómo es, desde tu punto de vista, ese proceso? ¿Cómo funciona ese ejercicio de responsabilidad en el tratamiento de un adicto, qué les produce?

 

NG: Muchas veces es difícil que se lo lleve a cabo, porque vienen tan despojados de responsabilidades, de límites y demás, que hacerlos entrar en el circuito de “estamos en un tratamiento y tenemos que ser responsables con esto”, genera cierto malestar, pero a su vez necesario, porque como siempre decimos en el equipo, esto no es ajeno a la vida misma, no es que estamos en una burbuja dónde venimos, cumplimos un tiempo y nos vamos, y ya está todo solucionado.

 

Hay que cumplir normas, reglas, hacer los cronogramas, las tareas de fin de semana. Necesitan que el goce sea regulado, y esa es la función que nos toca a nosotros, ser los reguladores de ese placer sin límites y de hago lo que quiero.

 

EB: Encontrarnos acá adentro con reglas, con regulaciones, es la contracara de la falta de límites que me encontré afuera, y que me puso en la situación en la que me puso. No debe ser un trabajo de fácil aceptación, ¿No es cierto?

 

NG: No, y trabajar con adicciones es trabajar muchas veces con las frustraciones propias, como profesional, como equipo, y de la persona en sí misma, y es un intento de siempre buscar lo mejor para el paciente, pero sabiendo que no es una clínica en dónde vamos a tener una receta o manual para la curación o para la salida o lo que sea. Decir eso sería mentir.


Responsabilidades y compromisos


EB: Es una clínica de día, no tiene internación, esto significa que se trabaja mucho con el adicto, y trabaja mucho el adicto consigo mismo también, durante el día. Pero hay un momento donde tiene que cruzar la puerta, y detrás de la puerta está el mundo, la calle, la misma familia que tenía hasta el momento que ingresó, sus mismos amigos, y también la posibilidad de encontrarse con situaciones complicadas que fueron las que lo terminaron trayendo acá. ¿Cuál es la mirada tuya hacia ese momento en el que se cruza la puerta, hasta que mañana lo volvamos a ver?

 

NG: Ellos están en constante contacto con los coordinadores de grupo y demás, pero como siempre decimos es buscar hacer una sustitución de la sustancia, o sea, en un primer momento ser necesarios, y hacerles entender que somos necesarios para su tratamiento y para su posible y pronta recuperación. No nos pasó de tener pacientes que hubieran recaído y demás, pero no estamos exentos a que en algún momento suceda, pero justamente ofrecemos eso, ser una muleta provisoria a ese deseo de consumir.

 

EB: ¿La recaída es parte del presupuesto, o es algo que se ve como manera trágica, como “recayó, tenemos que volver a empezar”?

 

NG: No, personalmente creo que es un paso más a la recuperación; decir que hay tratamientos perfectos y geniales también sería mentir. Pero sí, la idea es hacerle entender al sujeto o que el mismo lo entienda y descubra que existe otra salida posible a ese sufrimiento que le parece imposible de tolerar.

 

 

EB: Cuando vine por primera vez a Cambios Muy Buenos, a hacer la primera entrevista, me fui con algunas cosas cambiadas de lugar, llegué con algunos preconceptos y prejuicios, y me fui todo roto en ese aspecto, sobre todo cuando conversé, con Sebastián Noguera. Él me dijo que esto no tenía cura, y que él era plenamente consciente de eso, y que todos los días disputaba su partido para seguir llevando adelante su recuperación. Si vamos a hablar de frustración, ¿puedo contar una mía?: toparme con la idea de que esto no tenía cura me provocó frustración. ¿Cómo se convive con algo que sabemos que debemos estar controlándolo, mirándolo todo el tiempo, y que no vamos a poder curarlo?

 

NG: Es ofrecerle al sujeto una instancia donde él pueda resignificar significantes que le han sido puestos o dónde él se identificó, para poder elegir sus modalidades de placer y de disfrute de otra forma. Las sustancias existen, va a seguir existiendo, pero que el sujeto deje de elegirlas, es lo ideal.

 

EB: ¿Esa decisión es diaria? ¿Se ejerce permanentemente?

 

NG: Sin dudas. Por eso nosotros tenemos los grupos dónde hacer circular la palabra y demás. Un autor muy conocido que se llama Jacques-Alain Miller dice “cambiar el dealer de las drogas por el dealer de las palabras”, y sin dudas me parece la definición más exacta de lo que queremos transmitir.

 

EB: Cuando me mencionabas algunas de las cuestiones en las que los grupos trabajan, me mencionaste el cronograma de los fines de semana. ¿Qué busca esa elaboración del cronograma y ese compromiso posterior?

 

NG: Muchas veces el compromiso es compartido, porque lo hacen y lo cumplen, y muchas veces no. Para eso necesitamos también el apoyo de la familia, porque esto tiene una cuestión de generar responsabilidad y hacerse cargo de las cosas que van a poner y que van a hacer.

 

Por ejemplo, muchas veces vemos que en los cronogramas dicen “bañarme”, o cosas básicas de la vida cotidiana, que no se cumplen luego. Entones, nos enteramos a posteriori que nada de eso que se escribió o se planeó, fue realizado, entonces es volver a pensar cómo ese sujeto puede responsabilizarse de sus actos y de sus formas de llevar el tratamiento a cabo.

 

EB: Si me comprometí a cosas tan básicas y tan pequeñas y no las pude cumplir, como voy a sostener mi compromiso con otras. ¿Esa es un poco la función o la visión que cumpliría la elaboración de un cronograma?

 

NG: Sin dudas, y ordenar y empezar a regular un poco las actividades que quedan por fuera de las cosas que a mí me hacen bien.

 

Cambios Muy Buenos


El cambio muy bueno es el cambio posible


EB: Venir a este lugar como adicto a tratarse, no debe ser una decisión para nada fácil, debe implicar asumir unas cuantas cosas.

 

NG: Implica, antes que nada, una pérdida. A un escape o a algo que me generaba cierto malestar o sufrimiento, y la forma más fácil que me surgió fue el objeto de consumo, consumir. Entonces un poco empezar a cuestionarse de que función tiene eso para mí, y de cómo puedo empezar a hacerlo de una forma distinta.

 

EB: Es asumir que ya no me voy a poder escapar, que voy a tener que afrontar si o si, esto que tengo que atravesar, ¿eso significa?

 

NG: Sin dudas.

 

EB: Muchos de los que nos están mirando deben estar sufriendo una adicción. Algunos tal vez no lo sepan todavía. Otros quizás lo saben y no lo pueden admitir hacia el exterior. Otros se lo habrán admitido a sí mismos, todavía no al exterior. Y muchos otros de los que estén presenciando esta conversación no son adictos, pero integran el circulo o la familia de un adicto. Contáles por qué hay que venir, recurrir y pedir ayuda en este lugar, en Cambios muy Buenos.

 

NG: Nosotros ofrecemos un tratamiento posible al sufrimiento, tanto individual como familiar. No sólo trabajamos con el adicto, sino que damos charlas y talleres, consultorías a familiares que también están sufriendo, en dónde se puede buscar una solución posible. No estamos diciendo que definitiva, ni que va a ser perpetuada en el tiempo, sino que día a día y cotidianamente, vamos a buscar las herramientas para hacer que ese sujeto viva con ese sufrimiento de la mejor forma posible.

 

EB: Desde que te hice la pregunta y hasta que terminaste de responderla la palabra “posible” apareció tres veces. ¿Por qué tanto hincapié en lo posible?

 

NG: Porque creemos y defendemos que trabajando de forma interdisciplinaria podemos realizar cambios muy buenos, pero no siempre da, y no puedo caer en la universalidad de decir “para todos los sujetos va a servir y va a poder permanecer esto en el tiempo”.

 

Ezequiel Bermejo: Clarísimo. Natalia, gracias por haberme recibido, fue un placer que hayamos conversado.

Licenciada Natalia Godoy (M856): Gracias a vos.

 

 

Centro de Tratamiento de Adicciones «Cambios Muy Buenos».

 

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