La Cámara de Diputados de la Nación dio media sanción al proyecto de ley que pretende revalorizar al histórico ingenio misionero. La iniciativa fue presentada por Luis Pastori a partir del impulso de la legisladora provincial Anita Minder.
Este miércoles la Cámara de Diputados de la Nación dio media sanción al proyecto de ley que declara Patrimonio Histórico y Cultural de la Nación Argentina, a los restos materiales del antiguo Ingenio Azucarero San Juan, que se encuentra ubicado en el Municipio de Santa Ana, de la Provincia de Misiones. El proyecto ahora pasa a la Cámara de Senadores, para su tratamiento final.
Entre los fundamentos del proyecto, el diputado por el radicalismo Luis Pastori destacó que “la Dirección Nacional de Patrimonio y Museos tiene la responsabilidad de entender, conducir y planificar estrategias para la investigación, promoción, rescate y preservación de este tipo de construcciones históricas, que hicieron grande nuestro territorio. Debemos aclarar que la provincia de Misiones ha sancionado la Ley VI – N.º 173 que declara «Patrimonio Cultural y Patrimonio Turístico de la Provincia» a los restos materiales del antiguo Ingenio Azucarero San Juan del municipio Santa Ana”.
Sobre el Ingenio
“Con más de 200 hectáreas de plantaciones propias en el municipio misionero de Santa Ana, en 1883 se desarrolló una moderna planta de molino y destilación de última tecnología para la época. El «Ingenio San Juan», considerado el primer ingenio azucarero de Misiones, estaba ubicado a orillas del río Paraná, y contaba con un ferrocarril de 8 km de vías. El establecimiento funcionó entre 1883 y 1904, y hoy, a más de 100 años de haber dejado de producir, una densa vegetación ganó el lugar, que actualmente es propiedad de la Entidad Binacional Yacyretá”, se lee en los fundamentos del proyecto.
“Cabe recordar que el primer gobernador del flamante Territorio Nacional de Misiones, Rudecindo Roca (hermano menor del presidente Julio Argentino Roca) impulsaba un ingenio privado de escala y un polo azucarero, en esta colonia nacional destinada a competir con los centros del NOA. Para el Ingenio San Juan, destina una pequeña porción de sus propiedades rurales, 200 ha, maquinaria francesa de última generación La Cail, comprada mediante un préstamo del Banco de la Nación, y mano de obra indígena obtenida de la Campaña del Desierto”, se detalla.
“El caso reviste notable atractivo, no sólo por el salto tecnológico involucrado en la incorporación de todo el inventario de la segunda Revolución Industrial, como el trapiche a vapor, calderas y bombeo mecánico, en un área con cierta tradición azucarera, limitada a pocos trapiches de tracción a sangre, sino por la convivencia entre la innovación radical y la mano de obra forzada, y a la vez el fracaso de una gran inversión con evidentes ventajas políticas”, destaca el proyecto.