Repudio y preocupación en la UNaM por las medidas de Jair Bolsonaro que afectan a las universidades en Brasil

En sintonía con lo expresado por el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) y un sinnúmero de integrantes del campo universitario argentino, la Universidad Nacional de Misiones(UNaM), en la persona de su rectora Alicia Bohren y el gabinete de gestión, expresó su “repudio y preocupación” por la medida adoptada por el actual presidente de la República Federativa del Brasil, Jair Bolsonaro (Decreto 9794 del 14 de mayo), que atenta contra la autonomía universitaria de las casas de estudios superiores del vecino país.

“La UNaM se encuentra emplazada en un énclave territorial estratégico de alta relación con países vecinos, por lo que manifestamos nuestra firme defensa de la educación pública en el Brasil y bregamos por la preservación de la institucionalidad y el respeto de la pluralidad”, afirmó la rectora Alicia Bohren.

Al respecto del decreto dijo: “Esta decisión del gobierno de Bolsonaro desconoce y contradice lo acordado en la declaración final de la III Conferencia Regional de Educación Superior (CRES) respecto a considerar a la educación como un bien público social, instando a los Estados de América Latina y el Caribe a garantizar ese derecho. En el documento firmado por casi 500 rectores de universidades de toda la región se reafirma la necesidad de la defensa de la autonomía universitaria, el diálogo intercultural, la cooperación sur-sur y a nivel regional”, concluyó en un comunicado oficial emitido desde la institución.

Recortes y crisis en universidades brasileñas

Con el bloqueo de gastos promovido por el gobierno Jair Bolsonaro (PSL), los fondos de libre manejo de las universidades federales retrocedieron al nivel de hace una década, informan desde la prensa brasileña.

La contingencia del 30% de los recursos transferidos por el Tesoro redujo a R$ 5.200 millones (US$ 1.296 millones) el monto disponible este año para costear las instituciones. Con diferencia, se trata de la menor cifra, con inflación corregida, desde 2008.

En aquella época, el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva (PT) comenzaba un programa de expansión de la enseñanza superior, que aumentó el número de universidades y sus gastos.

De 54 centros a los actuales 68, los desembolsos obligatorios (como salarios y jubilaciones) pasaron de los actualizados R$ 22.800 millones (US$ 5.684 millones), en 2007, a los R$ 38.100 millones (US$ 9.498 millones) presupuestados este año.

Un aumento del 66,8%, muy superior al crecimiento del gasto total no financiero del gobierno. El número de docentes aumentó de 56,8 mil a 95,8 mil.

Desde los Estados Unidos, Bolsonaro volvió a ironizar  sobre las manifestaciones, criticó a la prensa y declaró que los recortes no son sólo en educación, sino en todas las áreas. «No hay dinero», repite como fundamento a la medida.

 

En defensa del sistema de educación superior en la región

En Brasil, por las calles de Belo Horizonte, São Paulo y en Rio de Janeiro, más de un millón de personas participaron de la movilización contra el ajuste anunciado por el gobierno Bolsonaro a la educación. A la marcha acudieron estudiantes, profesores y funcionarios de escuelas y universidades. También dieron su apoyo sindicatos.

Los actos ocuparon calles y avenidas de todas las capitales y del Distrito Federal, además de otras 130 ciudades. Se llegaron a celebrar incluso en pequeños municipios, como Felipe Guerra (RN), de 5.734 habitantes, y en la tierra indígena Alto Río Negro, en la frontera entre Amazonas y Colombia, publicó ayer el diario Fohla de Sao Paulo.

Participaron manifestantes convocados por sindicatos contrarios a la reforma de las pensiones, pauta original de los actos, y estudiantes y profesores de escuelas y universidades públicas y privadas.

Había políticos y militantes de partidos de izquierda, integrantes de centrales de trabajadores y algunos manifestantes que portaban banderas con el mensaje «Lula Libre». No obstante, miles de manifestantes, de niños a ancianos, no tenían ninguna vinculación con agrupaciones políticas, algo que respondía a una participación espontánea que recordaba las protestas de 2013.

En São Paulo, autobuses fletados desembarcaban estudiantes con rostros pintado llegados de ciudades cercanas.

Como los alumnos de la escuela estatal de secundaria de Itaquaquecetuba, localizada en el área metropolitana de São Paulo, que entre todos pusieron dinero para poder alquilar el automóvil y hacer acto de presencia en las protestas. «Los estudiantes se organizaron y nos pidieron ayuda para venir», dijo el profesor de historia Marcos Santos de Souza, de 40 años.

Esa falta de vinculación a organizaciones y a partidos de muchos de los manifestantes se hacía visible en los carteles, gran parte diseñados en comunes folios blancos. Varios de ellos hacían referencia a la liberación de armas promovida por la gestión Bolsonaro («menos armas y más educación») y a la declaración del ministro de Educación, Abraham Weintraub, que llegó a atribuir los recortes en las universidades a supuestas «algarabías» dentro de las instituciones, con miembros del movimiento Sin Tierra y «gente desnuda».

Los recortes ascienden al 30% de los gastos discrecionales de las universidades, que suplen los gastos básicos, como luz y agua, y pagos a empresas subcontratadas de seguridad y limpieza, por ejemplo.

De acuerdo con el ejecutivo de Bolsonaro, la partida presupuestaria que incluye salarios de empleados y profesores, sufrirá un corte de apenas un 3,4%.

Desde los Estados Unidos, el presidente afirmó que los estudiantes eran unos «imbéciles» que estaban siendo usados. «Es natural [que haya protesta], ahora bien, la mayoría allí es militante, no tiene nada en la cabeza, si le pregunta 7×8, no sabe responder. Si preguntas la fórmula del agua, no la sabe, no sabe nada», afirmó. «Son unos idiotas útiles, unos imbéciles, que están siendo usados ​​como masa de maniobra de una minoría lista que compone el núcleo de muchas universidades federales de Brasil”.

En São Paulo, Fernando Haddad (PT), adversario derrotado por Bolsonaro en el segundo turno, afirmó que el mandatario escogió la educación «como objetivo predilecto».

«Tenemos hoy más de un millón de personas en las calles a favor de la educación en el país y el presidente Bolsonaro está en Texas, la patria que eligió servir», dijo desde unos de los vehículos contratados por sindicalistas.

La UNE convocó una nueva megaprotesta en todo el país el próximo día 30 de mayo. “Es el inicio del sabor amargo que Bolsonaro sentirá», dijo la presidenta de la entidad, Marianna Dias.

 

 

EP /PE

 

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