Los detalles del crimen que sacude a Uruguay: «Si no lo veo, me mato»

Después de que la madre del nene de 10 años le dijera al DT Fernando Sierra que no podía volverlo a ver a solas por un supuesto caso de abuso, el hombre planeó durante dos días cómo acabar con la vida del nene.

El niño y Sierra aparecieron muertos el sábado a la mañana en el sotobosque de Villa Serrana. El entrenador lo tenía abrazado, no llevaban calzado y había un arma calibre 22 en el lugar. Sierra disparó sobre el nene y luego se quitó la vida, confirmó el jefe de Policía de Lavalleja, Eduardo Martínez.

El homicidio ocurrió entre las últimas horas de la noche del jueves y la madrugada del viernes, de acuerdo a los peritajes. Por ello, se estima que el homicidio del niño fue premeditado y resuelto por el asesino apenas éste se enteró por boca de la madre que no podía tener más contacto con el niño.

El resultado de la autopsia señala que se encontraron pastillas tranquilizantes en el cuerpo del menor, indicaron fuentes judiciales al diario local El País.

La Policía encontró en el lugar tres paquetes de pastillas, de los cuales dos estaban llenos. A uno de los blísters, hallado dentro de un bolsillo del niño, le faltaban siete comprimidos. Sierra tenía los otros dos paquetes. El dato sugiere que el nene habría sido sedado antes de morir.

En este sentido, el informe de autopsia enviado a la Justicia es coincidente con esto ya que señala que no había signos de lucha o de violencia antes de la muerte del chico.

Viaje sin retorno

Alexandra, la madre de Felipe, había convenido con Sierra una cita en la cancha del Club Defensor, en la tarde del martes, para decirle que, en adelante, no podía estar más solo con el niño. «Si no puedo ver más a Felipe me mato», le respondió a la madre del niño.

El DT regresó a su casa ubicada en La Barra y, en el curso de las horas que siguieron, planeó cómo pondría punto final a su vida y a la del pequeño. Los preparativos incluyeron el alquiler de un auto por un período de 20 días y la compra de tres blísters de un tranquilizante.

Sierra era propietario de dos vehículos, un automóvil ByD y una camioneta empleada para sus trabajos de jardinería.

Salió de su casa en La Barra poco antes de las 3 de la tarde del jueves, sin que los familiares que convivían con él notaran ninguna actitud extraña. En el auto que había alquilado se dirigió a una farmacia en La Barra, donde compró los blísters, cargó combustible y luego fue a la Escuela Nº 2 de Maldonado, donde recogió al niño, antes de la hora normal de salida.

«Fue un viaje de ida», dijo un investigador.

Sierra arrojó su teléfono celular por la ventana del auto cuando circulaba por la Ruta 39 hacia el norte. El aparato fue encontrado después, destrozado por un camión que había pasado por encima.

Una vez sin el teléfono, que podía ser rastreado, el entrenador siguió por la ruta y tomó hacia el Oeste para continuar por la Ruta 8 hacia Villa Serrana. Allí abandonó el vehículo a un costado, cerca de un arroyo, y anduvo a pie con el niño a través del denso follaje reinante en el lugar.

El rastrillaje para localizar a Felipe comenzó en horas del mediodía del viernes y no se detuvo hasta que localizaron su cuerpo y el de Sierra, a unos 300 metros de «La Olla», el lugar en que apareció el vehículo. (Minuto Uno)

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