Reflexión del Apóstol Guillermo Decena: «Josué, reinando en el espíritu»

El Apóstol Guillermo Decena expresó que "Josué significa libertador o salvador. Este hombre se convirtió en líder de Israel al tomar el lugar de Moisés, y bajo su liderazgo se obtuvieron muchas grandes victorias. El resultado de su liderazgo eficaz ayudó a hacer posible que ingresaran en la tierra prometida, veamos qué dice la Palabra de Dios".

«Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas» (Josué 1:9).

Analicemos la personalidad de Josué y veamos características claves para reinar en el Espíritu como Josué.

1- Para reinar en el Espíritu no hay edad, ni hay vejez.

Al momento del llamado de Moisés como líder de la nación, Josué tenía 83 años. Tal vez era el mayor entre los más antiguos en toda la nación, sin embargo, era fuerte y evidentemente el más calificado para esta gran responsabilidad. Un aspecto muy importante de la vida de Josué se puede ver en su personalidad. Era manso, porque esperó en el Señor para tomar el mando después de la muerte de Moisés.

Por 27 años, Josué fue el líder de Israel, fiel a Dios y a su pueblo. No sólo los había llevado en su primera batalla, sino que continuó guiándolos a través del Jordán y los dirigió en la conquista de una ciudad tras otra, incluyendo la división de la tierra entre las tribus. También es claro que gobernó el pueblo con gran aceptación, muriendo a la edad de 110 años. Creo que uno se predispone mentalmente para envejecer. Dice la Biblia que Josué y Caleb, de más de 80 años, entraron tomando posesión de la tierra de Canaán. Debemos elegir la fe y la vida cristiana para que podamos vivir renovados en el Espíritu cada día.

«Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día» (2 Corintios 4:16).

La vida de Josué fue un cántico a la mansedumbre, la fidelidad, y la fe. Tal es así que terminó su vida diciendo: «Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto; y servid a Jehová…» (Josué 24:14-15).

Desde el principio, el deseo de Dios no era la muerte del hombre, sino su existencia eterna en la tierra. Al leer los primeros capítulos del libro de Génesis, se comprende que la desobediencia y el pecado son la causa de la muerte. La promesa de una vida longeva está implícita en los Diez Mandamientos, como se expresa en: «Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da» (Éxodo 20.12).

El sabio Salomón también menciona en el libro de Eclesiastés dos cosas que se deben considerar para vivir mucho tiempo en la tierra: «No hagas mucho mal, ni seas insensato; ¿por qué habrás de morir antes de tu tiempo?» (Eclesiastés 7:17).

Es fundamental poner en práctica los consejos que el Padre brinda en su manual para la vida. Es momento de honrar a los padres, cuidar el cuerpo, alejarse de la insensatez y la maldad, y pedir sabiduría e inteligencia a Dios. Si se siguen estas indicaciones, seguramente no se morirá antes de tiempo.

«Hijo mío, no te olvides de mi ley, Y tu corazón guarde mis mandamientos; Porque largura de días y años de vida y paz te aumentarán» (Proverbios 3:1-2).

«¿Quién es el hombre que desea vida, Que desea muchos días para ver el bien? Guarda tu lengua del mal, Y tus labios de hablar engaño. Apártate del mal, y haz el bien; Busca la paz, y síguela» (Salmos 34:12-14).

2- Guarda tu lengua del mal.

Uno de los factores que une a Josué y Caleb es la fe que lleva a “hablar bien”, no solo tenían fe, sino que hablaban con fe. Y “de la abundancia del corazón habla la boca” muchos que conocen la palabra de Dios no tienen fe, porque sus bocas lo expresan. Deberíamos entender que las palabras son semillas que germinan y dan frutos. Si sembramos negativamente, cosecharemos cosas negativas aún en la salud.

«Entonces toda la congregación gritó, y dio voces; y el pueblo lloró aquella noche. Y se quejaron contra Moisés y contra Aarón todos los hijos de Israel; y les dijo toda la multitud: ¡Ojalá muriéramos en la tierra de Egipto; o en este desierto ojalá muriéramos!..» (Numero 14:1-10). Fíjense la manera distinta de hablar, unos hablaban muerte, pero Josué y Caleb hablaban de vida; unos hablaban derrota y otros hablaban victoria, unos hablaban de avanzar y otros de retroceder, unos hablaban de temor y otros de valentía, unos hablaban de unirse y otros de apedrear a Josué y a Caleb. ¡Cuidado con este tipo de actitud! Porque es algo diabólico. Y una cosa tremenda podemos ver: todos recibieron lo que expresaron sus labios, el que expresó victoria tuvo victoria, el que hablo de morir, murió.

Josué y Caleb nos dejan una lección extraordinaria, todo lo que declara nuestra boca, eso recibiremos y así será. El apóstol Pablo nos da la clave y nos hace ver la importancia de nuestras palabras y lo que desatan en el mundo espiritual, veamos: «Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia; no solamente para la que es de la ley, sino también para la que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros…»(Romanos 4:16-19).

Dios llama las cosas que no son, como si fuesen, Dios llama las cosas que no existen como si existiesen, por eso debemos aprender a hablar como nos enseña Dios en su palabra. De repente, a un hombre que no tenía hijos se le cambia el nombre de Abram y le pone Abraham que significa “padre de muchas naciones” y a ella, Sarai le cambio el nombre y le puso “Sarah” que significa: princesa ¡pese a que tenía 90 años! A uno para que vea por la fe la descendencia que iba a tener y a la esposa para que se viera joven. Después de 25 años vino la bendición que se llamó Isaac, que significa sonrisa.

3- Él nunca cambió.

Uno de los grandes problemas que tienen algunos cristianos es que no tienen convicciones firmes y hay un tiempo que andan en integridad y otro tiempo que parecen retroceder en sus valores espirituales. El mundo sin Cristo le subyuga y le confunde y llega a desanimarle y baja la guardia espiritual.

«Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová» (Josué 24:15).

Josué tenia una de las virtudes más importantes para reinar: no se dejaba influenciar para mal por su entorno, tenia principios firmes, innegociables, no se dejaba confundir por el ambiente idólatra que reinaba a su alrededor y sostuvo hasta el final su lealtad hacia Dios. Parecía ser que al pueblo de Israel se le pegaba la idolatría que traía desde Egipto y cuando llegaron a la tierra prometida seguían con esas malas costumbres, a pesar que Dios les había advertido de que era un pecado gravísimo que traería maldición sobre la familia.

Es la capacidad de mantenernos limpios espiritualmente en medio de una generación sucia, lo que nos va a habilitar para reinar en el Espíritu. La ex esposa de KaKá, un famoso y exitoso futbolista brasileño cristiano, que muy joven se casó con una cristiana, un día, ya teniendo dos hijos, decidió separarse de su esposo ya que según ella era demasiado perfecto.

Sus amigas comentaban los problemas que tenían con sus esposos y ella ¡no tenía ninguno para comentar! Esto nos sirve como ejemplo para ver cuando el mundo conquista el corazón de un cristiano en vez que el cristiano conquiste el mundo. No es fácil mantenerse firme frente a los embates del dios de este mundo, que aprovecha todas las circunstancias para que abandonemos nuestra fe en Cristo.

A Jeremías Dios le exhortó: «Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos…» (Jeremías 15:19-21). De esto se trata vencer al mundo, como lo expresaba Jesús, no dejarte desanimar por un sistema de maldad que rechaza lo bueno, la paz, y el amor verdadero.

La gente sin principios normaliza todo con un “ahora se usa” pero el que tiene al Señor en su corazón no se deja engañar y se mantiene firme en la palabra eterna de Dios.

Que Dios te bendiga, te guarde de todo mal y tengas una semana de completa victoria!

Apóstol Guillermo Decena

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