La última hablante conocida de una lengua indígena sudafricana lucha por su supervivencia

(Reuters) - Cuando era niña en la provincia sudafricana del Cabo Septentrional, Katrina Esau dejó de hablar su lengua materna, el n|uu, porque los demás se burlaban de ella y le decían que era una “lengua fea”.

Ahora, a sus 90 años, es la última hablante conocida de n|uu, una de las lenguas indígenas de Sudáfrica probablemente erradicadas por el colonialismo y el “apartheid”.

“Nos avergonzamos cuando éramos niñas y dejamos de hablar la lengua”, explicó Esaú a Reuters. En su lugar habló afrikáans, la lengua promovida por los gobernantes de la minoría blanca de Sudáfrica.

Más tarde, ya adulta, Esaú se dio cuenta de la importancia de preservar su lengua materna y fundó una escuela en Upington, su ciudad natal, para intentar transmitirla.

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El n|uu era hablado por uno de los muchos grupos de cazadores-recolectores que poblaban el sur de África antes de la llegada de los colonizadores europeos. Estos indígenas hablaron docenas de idiomas del grupo de las lenguas joisanas, muchas de las cuales se han extinguido.

“Durante el colonialismo y el ‘apartheid’, a Ouma Katrina ya otros grupos (indígenas) no se les permitía hablar sus lenguas, sus lenguas estaban mal vistas, y así es como hemos llegado al punto en el que nos encontramos, con un mínimo de hablantes”, afirma Lorato Mokwena, lingüista de la Universidad del Cabo Occidental de Sudáfrica.

“Es importante que, mientras exista Ouma Katrina, hagamos todo lo posible por preservar la lengua y documentarla”.

Ouma (o “abuela”, una forma respetuosa de referirse a una persona mayor en afrikáans) Katrina, comenzó a enseñar n|uu a los niños de la zona hacia 2005 y más tarde abrió una escuela con su nieta y activista lingüística Claudia Snyman.

Pero la escuela fue objeto de actos vandálicos durante el confinamiento por el COVID-19 y ahora está abandonada.

“Estoy muy preocupada. La lengua aún no está donde debería estar. Si Ouma muere, todo muere”, afirma Snyman, cuyo sueño es abrir algún día su propia escuela y continuar el legado de su abuela.

“Haré todo lo que esté en mi mano para ayudarla a evitar que esta lengua muera”, afirma Snyman.

Esaú tiene dos hermanas vivas, pero no hablan n|uu, y no conoce a nadie que lo hable, salvo los familiares y los niños a los que ha enseñado algunas palabras y frases.

“Echo de menos hablar con alguien”, dice. ”No me siento bien. Hablas, caminas, ya sabes (…), echas de menos a alguien que pueda sentarse contigo y hablar N|uu contigo”.

 

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