Emoción y dolor: una multitud acompañó a los padres de Fernando Báez Sosa a 3 años del crimen

Este miércoles en los Tribunales de Dolores se realizó la decimotercera y última audiencia del juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa, que coincidió con el tercer aniversario del asesinato ocurrido a la salida del boliche Le Brique en Villa Gesell. Hay homenajes en varios puntos del país para recordar al joven de 18 años.

Tras la última jornada de audiencias en el juicio contra los rugbiers y en el día en que se cumple el tercer aniversario de la muerte de Fernando, una multitud acompaña a Graciela y Silvino Báez Sosa en el homenaje que se lleva a cabo en el Anfiteatro Municipal “Libres del Sur” de Dolores.

La emoción y la conmoción por todo lo visto a lo largo del juicio sobrevuelan en el aire. “Prohibido olvidar”, “Fernando somos todos” y “3 años sin justicia” son solo algunas de las leyendas que se repiten en los carteles de los presentes, que, casi sin excepción, llevan la imagen de la cara de Fernando.

Báez Sosa

El Anfiteatro tiene capacidad para 2.500 personas y se encuentra repleto, no solo con vecinos de Dolores, sino con gente que se acercó desde distintos puntos de la provincia de Buenos Aires para acompañar a los padres de Báez Sosa, los principales oradores del acto.

En la previa, hubo aplausos para Fernando Burlando, quien encabeza el equipo de abogados de la querella y llegó alrededor de las 19:15.

Báez Sosa

Mientras tanto, detrás del escenario varios camiones recibieron alimentos no perecederos y útiles escolares, que luego serán distribuidos en distintas donaciones. La mamá de Tomás D’Alessandro, un amigo de Fernando, es una de las personas que organizó la movida solidaria.

A un costado del escenario dio el presente el papá de Julieta Rossi, quien fuera la novia de Fernando al momento del feroz ataque de los rugbiers.

A las 19:30 en punto arribaron Graciela y Silvino, quienes no pudieron evitar lagrimear al ver semejante acto de apoyo. Enseguida, se quebraron ante la suelta de globos blancos y el grito uniforme de “¡Justicia!”.

Los padres de Fernando iniciaron el encendido de velas para homenajear a su hijo fallecido. Pero como el viento dificultó la tarea, pidieron que, a cambio, se enciendan las linternas de los celulares.

Acto seguido, Graciela y Silvino plantaron un jacarandá, el árbol que más le gustaba a Fernando, en el parque municipal. El conductor del homenaje prometió cuidarlo entre “todos los vecinos de Dolores” y pidió que, cuando florezca, sea visto como un “sinónimo de vida y de justicia”.

 

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