Un coleccionista misionero asegura que las monedas con error actualmente no valen tanto, pero aconseja guardarlas

Tras el revuelo que provocaron las monedas con error de un peso del año 1995, y de la cual aseguran que los coleccionistas pagarían hasta 15 mil pesos por una de ellas, Misiones Online visitó al numismático Mohamed Sisterna, quien contó que, “la gran oferta de esta moneda baja el precio de quienes la quieren vender”, y que en algún momento podría tener un valor significativo.

 

En referencia a estas monedas con error el coleccionista destacó que, “anteriormente ya había versiones de que tenía la falla, a partir de ahí empezó a tener un determinado valor. Hoy en día se puede verificar por internet en algunos lugares, valores desde 150 pesos a 20000”, pero esto está vinculado a la oferta y no a la demanda de este tipo de monedas.

 

Para Sisterna, dada la cantidad de monedas que existen, “realmente supongo que no se va a pagar esa suma tan alta, porque hay millones de monedas en circulación, entonces eso tiraría abajo la cotización de los que quieren vender”.

 

Aunque agregó que estas monedas tienen algo de especial, “esta moneda con el error tiene su curiosidad y su precio. Pero no es tan desorbitante, así como están pidiendo en este momento, es decir la oferta es mucha y la demanda es poca”.

 

 

El consejo de este coleccionista es que, las personas que tengan estas monedas las guarden porque tal vez en algún momento tengan el valor que dicen tener hoy día.

 

Coleccionar es tener un pedazo de historia

 

Para Sisterna, “coleccionar monedas significa tener un pedazo de historia”. Entre su variada colección se destacan monedas de Europa, de África, de Turquía.

 

“¿Quién tocó esa moneda?, es la gran incógnita”, para cualquier numismático. También cuanta con ejemplares que datan de los años 1700, 1800. “Yo tengo esa locura de ver esas monedas que son de colección, hay monedas, medallas, que lucieron y ocuparon muchas personalidades, y personas. También me dedico a otras cosas, como son los billetes antiguos. Para mi eso es muy importante: La historia y el hecho de poder ver la historia anterior”.

 

Entre las monedas más viejas con las que cuenta Sisterna, se destacan las de Tunes, del año 1757, “estas monedas, nos enviaron unas amistades”.

 

Juntar monedas o coleccionar

 

Este coleccionista también explicó que existe una gran diferencia entre quienes juntan monedas y entre quienes coleccionan, “los que coleccionan lo hacen por temática y demás yerbas. Y el que junta, junta cualquier moneda por curiosidad, pero no tiene una idea acabada de como coleccionar”.

 

En la provincia existe la asociación Numismática Misiones, que congrega a los coleccionistas y a través de la cual se comparten historias y colecciones, la búsqueda de monedas se da “a través de otros coleccionistas, que se contactan habitualmente por personas entre unos y otros. Y nos vamos uniendo, ahora está muy en boga el tema de internet y el Whats App”, contó Sisterna.

 

Antes de la pandemia los numismáticos misioneros se reunían todos los primeros jueves del mes, y allí compartían experiencias e historias, “y lo que encuentra alguien, en Bolivia, enseguida nos enteramos nosotros acá. En Europa, también, en cualquier parte del país nos enteramos prácticamente al instante de las novedades”.

 

 

Esta pasión tiene sus costos, y Sisterna bien lo sabe, se animó a compartir una de sus experiencias, “una vez casi me mató mi esposa, estábamos apretados de dinero, cuando cobre mi sueldo, la moneda que quería la pague una cuarta parte de este. Ella me decía: ¿ahora qué hacemos? Y yo le contestaba: ‘pero tenemos la moneda’. Es terrible, pero eso sucedió. Actualmente la tengo reservada porque es muy especial para mi concluyó Sisterna”.

 

La historia de la moneda de 1 peso fallada

 

Las monedas de un peso que desataron la oleada de consultas fueron acuñadas en los años 90 en Inglaterra y el error fue detectado una vez que una cantidad significativa ya había llegado a los bancos. Por esta razón, parte del cargamento se puso igualmente en circulación.

 

El resto, sin embargo, fue atesorado en las bóvedas del Banco Central para su posterior destrucción. Hasta que en el 2011 la situación cambió, cuando la población comenzó a manifestar dificultades al momento de pagar sus viajes en colectivo.

 

“La economía adoleció el faltante de monedas en circulación y esto generó un incordio entre los ciudadanos que aún las requerían por ser el medio excluyente de pago en transportes públicos», explica en el libro Errores de acuñación en la moneda nacional (1881-2016) el especialista Ariel Dabbah.

 

«Ante esta situación, el Banco Central, decidió poner en circulación el resto de la partida de aquellas monedas que aún se atesoraban en las bóvedas de la institución esperando destino de destrucción”, añade.

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