Perros agresivos: cómo evitar criar uno en casa y qué hacer frente a un ataque

La situación de aislamiento no solo ha ocasionado alto niveles de estrés entre la población, las mascotas también se han visto afectadas al cambio de rutina y al encierro y en muchas ocasiones esto ha generado cambios en su comportamiento. Sin embargo, existen otros casos en los que la violencia hacia los animales ocasiona que estos actúen de manera violenta. La médico veterinaria y etóloga, Erika Jensen, brindó algunas recomendaciones para saber cómo afrontar el ataque de un perro.

 

Erika Jensen, veterinaria y etóloga sostuvo que frente a la creencia de que existen razas que son más propensas a ser agresivas, explicó que es mejor referirse a los tamaños de las mismas. “Muchas veces los animales más pequeños pueden ser muy feroces, pero el impacto de la agresión es menor. Sin embargo cuando el can tiene más de 20 kilos, el ataque puede ser grave”.

 

Lo importante es la prevención y la educación adecuada del cachorro y aún cuando estemos en casa. Recordemos que el tiempo de socialización es desde las tres semanas a los 3 meses. «El cachorro no tiene que morder las manos, ni gruñir cuando hacemos ciertas prácticas allí nos damos cuenta que tiene un carácter dominante y debemos trabajar. Lo que ellos hacen en casa es lo que se denomina manada familia y todos los miembros, incluso los chicos, deben ser dominantes con el animal, independientemente de la raza que sea, incluso algunos países hablan más que de la raza, el peso».

 

«Acá en Posadas la mayoría de las mordeduras son de los perros mestizos. La primera señal de agresión son los gruñidos y allí es donde debemos actuar y enseñarles a los chicos cómo manejar un perro y que debemos retarlo y no olvidarnos de los gatos que también la socialización es temprana de 2 semanas a 2 meses».

 

La especialista indicó que se le debe corregir desde cachorro el comportamiento de los canes. «La socialización es que ellos se encuentren con la mayor cantidad de actividades que ellos van a realizar cuando sean grandes, quizá por el contexto no pueden ir a la plaza , pero sí dar una vuelta a la manzana o visitar a un familiar que tenga otro cachorro y que se socialice con otras especies y se habitúe a personas mayores y chicos, no solo los miembros de la familia».

 

Jesen sostuvo que los perros o son dominantes o subordinados. «La mayoría de los perros pequeños pueden ser agresivos como un yorki, pero el tema de un perro mayor a 20 kilos es el tamaño de la agresión o mordedura , pero cualquier perro por su organización jerárquica puede ser peligroso».

 

Recomendó que frente a un ataque no se debe correr, sino cubrirse, porque sino se activa el instinto de caza y previo al ataque generar algún tipo de dominación frente al perro como retarlo y hablar con una voz fuerte por si eso hace que el animal se aleje.

 

 

 

Precisó que no se puede hablar tanto de razas, sino más de peso. «Lo que pasa es que las razas se ponen de moda, un tiempo era el dóberman, ahora el pitbull, pero cualquier perro grande puede generar una mordida lo suficientemente agresiva».

 

Señaló que en otros países se hace un estudio psicológico a los dueños de este tipo de razas, no porque sean más agresivos, sino porque tienen mayor tendencia a ser dominantes «allí debemos trabajar más ante las primeras señales. Cuando vienen a las consultas etológicas nos damos cuenta que en sus primeros años habían señales o gruñía cuando estaba comiendo o cuando se le quería poner la correa y ante la primera señal es consultar con el veterinario, quién derivará a un etólogo».

 

Añadió que cualquier propietario que quiera tener un perro de alguna de estas razas, debe tener el tiempo suficiente y la dedicación paras socializarlo bien. «Un perro de estas razas, en el patio solo va a ser un perro no socializado, muy jerárquico, dominante y probablemente va a morder».

 

Además, la especialista afirmó que muchas veces la violencia en los canes responde a diversos motivos. Según expertos, entre las causas destacan la agresión territorial, por miedo, maternal, por algún dolor físico que siente, por frustración, o la agresión desplazada o redirigida, que se da cuando el can intenta atacar algo o a alguien furiosamente, pero alguna barrera física (como una cerca o cadena) se lo impide y por eso redirige su ataque hacia otros perros, personas u objetos.

 

SPM

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