A contramano de la crisis, la cooperativa Picada Libertad volverá a producir yerba después de siete años de inactividad

La cooperativa de Alem que llegó a ser una de las más grandes de la provincia, reactivó su secadero de yerba esta semana. Retomar la actividad yerbatera le permitirá trabajar durante todo el año y comenzar a superar así su principal problema. El objetivo este año será recuperar la confianza de los productores. Aseguran que toda la producción de canchada que logren tiene destino asegurado.

 

La producción yerbatera parece haber dejado atrás las fluctuaciones que llevaban a los productores a intercalar años buenos con malo y acumula ya varios años de crecimiento en la comercialización y precios razonables para  la materia prima. Además es uno de los sectores que está atravesando la pandemia con menor nivel de daño. Ese contexto permitió que finalmente despertara un jugador que en otras épocas supo ser un gigante del rubro: la Cooperativa Picada Libertad.

 

Una seguidilla de administraciones nefastas llevó virtualmente a la ruina a la que fuera una entidad señera para el cooperativismo en todo el país. La presente comisión intenta desde hace varios años recuperar una cooperativa que recibieron endeudada, sin posibilidades de acceso al crédito, con costos salariales fijos muy elevados para su nivel de facturación y en la que muchos productores habían dejado de confiar.

 

Picada Libertad se había reducido a un elaborador marginal de té para el mercado interno, sin posibilidades de exportar y pese a los esfuerzos de quienes la administran, no conseguía más que eso. Pero este año finalmente se produjo un cambio muy esperado: después de siete años de inactividad, el secadero de yerba de la cooperativa volvió a trabajar.

 

El gerente de Picada Libertad, Ricardo Smandiuk, destacó que recuperar la elaboración de yerba representa una necesidad imperiosa para la entidad, porque daría una solución a uno de sus principales problemas: trabajan solo seis meses y pagan sueldo todo el año.

 

Al quedarse solamente con la operación tealera, que se desarrolla en la primavera y el verano, la cooperativa permanecía inactiva y prácticamente sin facturación durante la mitad del año. Trabajar con yerba mate le daría una actividad justamente en a mitad del año en la que no se produce té.

 

La cooperativa ya consiguió poner en condiciones el secadero, algo que le demandó una inversión importante teniendo en cuenta las dificultades financieras que enfrenta, pero ahora se enfrenta al desafío de conseguir materia prima en un contexto de alta demanda, para lo que resultará fundamental recuperar la confianza de los productores.

 

“Después de siete años sin trabajar, todos nuestros productores ya tienen donde entregar. Hablamos con ellos y algunos nos dijeron que van a traer parte de su producción para ayudar a la cooperativa. El día que traigan toda su producción va a ser porque los tratamos bien, hoy le estamos pidiendo una ayuda al productor”, dijo Smandiuk.

 

La dificultad para conseguir materia prima llevará a la cooperativa a trabajar con poca cantidad este año. “Ya sabemos que no vamos a tener trabajo todos los meses, pero ya es mucho mejor trabajar la yerba que no hacerlo. Apostamos este año a salir a demostrarle al productor que somos una opción seria y esperamos ir creciendo”, dijo el gerente.

 

Anticipó que por las condiciones actuales de alta demanda del mercado, está asegurada la venta de toda la canchada que puedan elaborar. “Ya hicimos los contactos, tenemos asegurada la venta de la canchada. Hay mucha demanda, será fácil ubicar nuestra producción”, finalizó.

 

JRC EP

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