El actor misionero Mauricio Paniagua y el desafío de interpretar a Carlos Monzón

El actor misionero Mauricio Paniagua (28), que le puso el cuerpo a la versión joven del boxeador es nacido en Puerto Iguazú, Misiones.  En dialogo con el diario La Nación expresó que sólo tenía experiencia teatral, y interpretar a Carlos Monzón en la serie se trata de la mayor oportunidad laboral que tuvo hasta ahora pero que tiene una alta exigencia física y emocional. Mauricio representa la transformación del que nació en la pobreza y enamoró a Pelusa (su primera mujer, caracterizada por Paloma Ker) al que conquistó el mundo como campeón de peso mediano (14 defensas invictas entre 1971 y 1977) y se dejó atrapar por Susana Giménez (Celeste Cid) y por una fama repentina para la que no estaba preparado.

 

Los dos actores en una entrevista brindada a La Nación compartieron sus expectativas y sensaciones mientras grababan la ficción, que tendrá 13 episodios y se centrará en la investigación del asesinato de Alicia Muñiz, la última mujer y madre del hijo menor del deportista, pero que tendrá continuos flashbacks a su infancia, sus inicios en el boxeo y la fama.

 

 

-Mauricio, ¿cómo llegó a interpretar este rol icónico sin tener experiencia en pantalla? Debe ser una decisión tan atractiva como desafiante animarse a protagonizar una superproducción de estas características porque si uno no logra una buena performance pronto será señalado, pero si uno lo hace demasiado bien puede terminar encasillado.

 

Mauricio Paniagua: -¿Cuánta presión que hay, no? ¡Es muy difícil! Mi camino hasta acá creo que fue más largo y difícil que el de Jorge. Cuando salió la convocatoria para el casting -que tuvo alcance regional porque buscaron en varios países- me escribió no sólo mi representante sino casi todos mis amigos, porque desde chico me dicen que me parezco a Monzón. Fueron tan insistentes que. ¡no tuve escapatoria! Envié mi material y me pidieron que vaya a un casting pero que lo hiciera lo más lookeado posible. Yo en esa época tenía pelo largo, que me encantaba, y una onda muy distinta a la que ves ahora. A pesar de que me resistía yo sabía que si me lo cortaba iba a tener más chances, así que fui a lo de un amigo estilista con fotos de Monzón y no lo pensé dos veces, aunque confieso que mientras miraba las mechas caer un poco me arrepentí. ¡De todos modos ya estaba jugado!

 

¿Fue entonces todo cuestión de look o también se preparó estudiando a Carlos Monzón y su vida?

 

Paniagua: -Me estudié todos los videos que encontré en YouTube, tanto de peleas como de entrevistas. Y un ratito antes de la prueba pasé a buscar unos guantes por la casa de un amigo y caí con la camisa abierta, un jean, caminando con las piernas abiertas. muy Monzón. Terminé haciendo una escena muy tranquilo, sin ansiedad. Los castings sinceramente no son lo mío, pero era una oportunidad que si no tomaba seguramente me iba arrepentir. Yo estaba muy seguro de lo que había logrado, bien teatral y grande. Pero terminé y vi que todos estaban horrorizados porque yo parecía una marioneta. Es que nunca hice tele o cine, entonces no sabía mostrar todo con matices. Pero por suerte vieron algo en mí que les llamó la atención y en una segunda prueba me ayudaron a que fuera más minimalista y finalmente logré lo que buscaban. Haber pasado esa instancia me permitió seguir adelante con otras etapas y aunque yo sabía que la búsqueda seguía abierta y estaban probando otros actores, finalmente me eligieron a mí.

 

-Antes de la serie, ¿qué conocimiento tenía de la vida de Carlos Monzón?

 

Paniagua: -No mucho más de lo que cualquiera puede saber por anécdotas o cosas que aparecen en los medios, pero nunca me había metido en los detalles. Luego de varios meses de entrenamiento y pruebas, cuando me confirmaron que el papel era mío me dieron finalmente los guiones. Los leí de un tirón y. ¡wow! Me dije «realmente es una vida para contar».

 

No es que me asusté pero sí me di cuenta que había escenas que iban a requerir de preparación y de trabajo, pero entendí que tenía las herramientas para hacer justicia a eso que estaba escrito y que era memorable. No te niego que transité un poquito el miedo pero cuando fui avanzando me sentí cómodo en el set. La dirección de Jesús me dio la confianza necesaria para soltarme, pero también la libertad de proponer y pensar juntos. Y te juro que aún no me termina de caer la ficha, porque nunca hice nada que no fuera audiovisual.

 

En eso es bien diferente a su camino, Jorge, en donde su experiencia en cine es vasta y muy premiada…

 

Jorge Román: -Sí, yo llegué acá de un modo totalmente distinto a Mauricio, pero no niego que tuve muchas reservas cuando me contaron la idea. Yo realmente no tenía tiempo y no quería meterme en la cabeza algo que me iba a frustrar si no podía hacerlo bien. Cuando me hacen la primera entrevista sentí que era un buen proyecto pero a los pocos días me fui a Paraguay a filmar y pensé que había terminado todo, mi agenda y la de la producción realmente no coincidían, casi te diría que eran opuestas. Estando rodando me volvieron a llamar y la verdad es que no me sentía preparado, estaba muy cansado, con la cabeza en otro lado porque había tenido dos rodajes muy pegados con personajes muy fuertes. De hecho, termino de trabajar y me internan en una clínica, me tienen que operar de vesícula, un mes en cama. Ahí sí sentí que había terminado todo mi affaire con Monzón, pero me estaban esperando. Así que tuve una entrevista más y me pude meter de lleno en lo que estaban pensado.

 

-¿Qué diferencia tiene su Monzón al de su compañero?

 

Román: -A mí me toca la etapa más heavy, más densa, más oscura. No es fácil bajar a ciertos infiernos. Jamás fui de los que pensaban que no se puede entrar y salir de un personaje, pero te aseguro que acá es muy difícil. Grabar es muy intenso, estamos haciendo una historia muy densa que nos deja a los actores y al equipo muy cargados, muy doloridos. Nos enfrentamos a cosas muy complicadas que me están pasando factura a través del cuerpo. Nos tranquiliza saber que el resultado final está quedando muy bien. Estamos en un espacio que realmente es entre la televisión y el cine y Jesús Braseras es un director que ama los detalles, con un equipo detrás que busca la perfección. Es un clima muy humano, muy cálido, lo que ayuda a sobrellevarlo. Es mi experiencia laboral más dura.

 

-Y una vez que los confirmaron en sus roles, ¿cómo empezaron a prepararse?

 

Paniagua: -A mí me pusieron una coach de actuación, Desiré Salgueiro, y me puse a entrenar box todos los días con dos entrenadores, Fernando Muñoz y Diego ‘La Joya’ Chavez, que es boxeador profesional. Tuve tres meses de entrenamiento muy intensivo, porque no es un deporte fácil de practicar y hasta el día de hoy, mientras grabo, sigo practicando.

 

-¿Y cómo se encara un personaje compartido, como el de ustedes?

 

Román: -Tenemos mucho trabajo conjunto de cosas que no saldrán en la serie pero que nos sirven para poder mantener esos puentes que hacen que seamos el mismo personaje. Así, intercambiamos escenas de distintas épocas y las hacemos juntos con Desiré, nuestra coach. La idea es lograr una continuidad, cierta cadencia, modismos, gestos. Además debemos practicar el acento porque Mauricio es misionero, yo soy de Formosa y Monzón era santafecino. Hay que unificar esa ensalada.

 

Paniagua: -Son estrategias que fuimos buscando y que nos sirven para amalgamarnos, empatarnos. Monzón tenía un carisma y una simpatía que es difícil de replicar y mucho más siendo dos, pero creo que estamos dando todo para lograrlo. Creemos que tenemos un gran producto entre manos.

 

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas