El hombre detrás de los medios: la intimidad de Carlos Alberto García Coni, una escuela del periodismo deportivo misionero

Nació en la Ciudad de Buenos Aires hace 72 años, pero poco tiempo después se mudó a Concepción de la Sierra donde comenzó su historia de amor y pasión con el periodismo, que continua hasta hoy, luego de más de 50 años de carrera. . En una charla con Misiones Online habla de su infancia, sus pasiones, sus legendarias entrevistas. Un recorrido a fondo por la historia de un hacedor de sueños.

 

Su partido de nacimiento dice que vio la luz un  28 de Julio de 1946 en el barrio de Caballito, pero su sangre es igual de roja que la tierra que lo recibió en 1952 y que nunca más lo dejó ir.

 

Su abuelo y su padre eran médicos, pero su vocación estaba lejos de las clínicas y los hospitales. Intentó seguir con el legado familiar, pero luego de un año de intentarlo, volvió a continuar con la pasión que había empezado a encontrar en sus últimos años de secundaria.

 

A lo largo de los años su nombre empezó a hacerse conocido gracias a sus palabras en los diarios de papel, su voz en la radio y su imagen en la televisión.  Fue el que le dio el puntapié inicial a muchos programas que continúan hasta hoy, aunque con otros protagonistas.

 

Hablar de Carlos Alberto García Coni es hacer referencia a una escuela del periodismo deportivo misionero. Sin las herramientas con las que cuentan los periodistas en la actualidad, tuvo la oportunidad de entrevistar a figuras destacadas del deporte a nivel nacional y mundial.

 

Juan Manuel Fangio, Guillermo Vilas, Diego Armando Maradona, Carlos Monzón, Roberto De Vicenzo, Frank Beckenbauer; son algunos de los personajes que respondieron las preguntas que les hacía “Carlitos”, quien también le hizo notas a personas relevantes de la política como a los ex presidentes Raúl Ricardo Alfonsín, Carlos Saúl Menem, Fernando de la Rúa, Federico Ramón Puerta, Eduardo Alberto Duhalde

 

Directo, verborrágico y bohemio, a sus 72 años (53 de carrera) García Coni está más activo que nunca y su memoria es digna de envidiar. En un mano a mano con Misiones Online, uno de los referentes del periodismo en la provincia repasa su carrera, revela el desafío que aún le queda pendiente y anticipa: “el día que no sienta más pasión por lo que hago, volveré a mi casa”.

 

Abuelo médico, papá médico y el hijo periodista deportivo ¿Cómo fue esa transformación?

 

Fue medio complicado porque mi papá tenía muchas ilusiones. Yo fui a Corrientes un mes de enero a estudiar medicina y estuve ahí hasta agosto, pero a pesar de que metí algunos parciales me decidí a dejar la carrera.

 

Mi papá me había comprados todos los libros de medicina y cuando retorné le dije: “Voy a dejar de estudiar”.  Fue como si le pegaran una patada en el hígado. Aun así sus palabras fueron “casa y comida vas a tener, para tus gastos vas a tener que trabajar y por eso me fui a trabajar de maestro.

 

Dijiste que tu bautismo de fuego en el periodismo fue cubriendo el Campeonato Argentino de Básquetbol en 1965, que se disputó en San Juan ¿Pero hace cuánto te venías sintiendo periodista?

 

Algunos años ante durante la escuela secundaria. En Concepción de la Sierra el corresponsal de El Territorio era Néstor Zubizarreta y él me permitía colaborar con la actividad deportiva del diario

 

En un momento donde era difícil ser periodista, porque no había escuelas ni universidades donde enseñaran esa profesión

 

Hubo un tiempo en el que a los maestros que no tenían títulos y que se los necesitaba se le decía “maestro ciruela”. Bueno, nosotros éramos “periodistas ciruelas”, porque no tuvimos preparación. Todo lo nuestro fue empírico y nos hemos sido haciendo periodistas en el día a día

 

¿Qué fue lo que más te inculcaron tus maestros en el periodismo?

 

Por sobre todas las cosas responsabilidad, cautela, no ser extremadamente buscador de una noticia que impactara y al otro día me cruzara de brazos. El chequeo de las notas, las fuentes confiables.

 

Me inculcaron la pasión por todo esto… o más que inculcarme,  me la potenciaron. Esa pasión que me acompaña hace más de 53 años trato de mantenerla, porque el día que no la tenga más, me iré a mi casa.

Juan Manuel Fangio, Guillermo Vilas, Diego Armando Maradona, Carlos Monzón, Roberto De Vicenzo, Frank Beckenbauer; todos tienen en común que más allá de ser grandes deportistas fueron entrevistados por usted.

 

Así es. A Fangio le hice una nota en su cumpleaños el 24 de junio de 1979. Ese día se inauguró el circuito de Resistencia y fuimos con una delegación hasta allá. En Chaco estaban Fangio, Froilán González y Miguel Ángel Guerra que ya corría en Europa.

 

A Fangio lo invitó Eduardo Orcola que era presidente de Lotería Chaqueña. Cuando lo entrevisto en el aeropuerto me dice: “Me esperaba mi gente en Balcarse pero yo tengo un compromiso muy grande con Orcola, porque me facilitó el tren delantero de su Chevrolet 38 cuando llegué a las Cataratas del Iguazú en el gran premio del TC”. Ese era el compromiso que tenía el quíntuple campeón del mundo.

¿Hay alguna entrevista que te quedó pendiente de hacer?

 

Me queda pendiente hacerle una nota a Gabriela  Sabbattini. Ya hablé con José Acasuso para que me arregle una nota con ella.

 

Y si de todos los personajes que entrevistaste tuvieras que elegir a uno para volver a hacer una nota ¿Quién sería?

 

Una nota muy linda fue con José Froilán González

 

Siempre se dice que no se pueden realizar los sueños sin hacer sacrificios, en tu caso ¿Cuáles sacrificios tuviste que hacer?

 

Por sobre todas las cosas las hizo mi familia, porque ser periodista deportiva significa fines de semana fuera de casa y a mí siempre me gustó ser periodista la 24 horas.

 

Allá por 2001 venía un poco golpeado porque había dejado de hacer Mateando en Canal 12 y me salió la oportunidad de hacerme cargo de Misiones Sport (en ese momento suplemento deportivo de Misiones Online) y eso fue mi revivir, junto a “Formula Tuerca” con Radio A.

 

Luego de más de 50 años de carrera, con tantos premios y reconocimiento ¿Qué te motiva a seguir adelante con el periodismo?

 

Tomando algunas expresiones de Oscar Niemeyer, el arquitecto que diseño Brasilia, dijo, cuando le preguntaron por eso, que “si no estaba en lo suyo, comenzaba a pensar tonterías. Entonces pretendo mantener ocupada la mente.

 

Tengo 72 años y estoy integro físicamente. Mi familia son la inyección necesaria que necesito para ir renovando esa pasión que es necesaria y que tiene que ser el motor que los movilice a los jóvenes… Trato de mantenerme vigente,  porque sé que cuando abandone este camino voy a pasar a ser la historia y yo todavía no quiero hacerlo.

(L.D)

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