Un libro para pensar por qué unas muertes importan y otras no

La desaparición forzada y la posterior confirmación de la muerte violenta que tuvo Santiago Maldonado ocasionó, quizás, el primer malestar social masivo contra el gobierno de Mauricio Macri. Más allá de las particularidades del caso o de los usos políticos que se hicieron del mismo, la reacción de la sociedad frente a la desaparición del manifestante pro-machupe evidenció un sentimiento muy particular frente a un caso que, para muchos, tenía semejanzas con un pasado muy oscuro de la Argentina.

Gabriel Kessler, Radio Libertad

¿Por qué esa muerte impactó tanto y no ocurre lo mismo con otras en donde la violencia institucional es la protagonista? ¿Por qué esa muerte importa para la ciudadanía? ¿Qué mecanismos de psicología social actúan para sensibilizar a la sociedad frente a una muerte? Esas preguntas son las que busca responder “Muertes que importan”, escrito por Sandra Gayol y Gabriel Kessler para Siglo XXI Editores.

El libro propone una mirada sociohistórica que engloba toda la etapa democrática Argentina desde 1983 y se centra, fundamentalmente, en aquellas muertes en donde las instituciones aparecen vinculadas al acontecimiento. En algunos casos, porque son los propios agentes estatales los protagonistas, en otro, porque las instituciones y las redes de poder se encargan de garantizar la impunidad para los responsables.

La conclusión más fuerte de “Muertes que importan” es el carácter polisémico de la reacción pública frente a estas tragedias. Esto quiere decir que a lo largo del tiempo hubo cierto tipo de muertes que impactaron más que otras. Por ejemplo, durante el alfonsinismo, se destaca el secuestro seguido de muerte del empresario Osvaldo Sivak, en una época en donde la mano de obra “desempleada” de las fuerzas represivas de la dictadura, protagonizaba este tipo de delitos.

El libro recorre muertes emblemáticas y su impacto social, no solo en cuanto a la repercusión pública, sino también a su presencia en los medios y el trato que estos le dieron a cada caso. Desde el ya nombrado de Sivak, también se presentan los de María Soledad Morales en Catamarca, la del conscripto Omar Carrasco, que le puso fin a la colimba y los de Kosteki y Santillán, entre otros.

Un cambio interesante en la percepción social, es que las muertes que “más importaron” durante la década kirchnerista no fueron muertes individuales sino tragedias colectivas en las cuales la negligencia estatal resultó innegable: Cromañón, Once y La Plata.

Como cierre, los autores dejan una mirada local que promete ampliarse en futuras investigaciones. Casos de gatillo fácil, de abusos policiales o de muertes vinculadas al poder, se repiten en toda la geografía nacional, pero no todas trascienden las fronteras locales, como fue el caso María Soledad.

Los autores concluyen que la “Argentina se distancia de este acostumbramiento” que se produce en las sociedades frente a la muerte violenta, aunque, claro está, ese distanciamiento se produce frente a cierto tipo de muertes que, además, cambian frente a los contextos socio-políticos del momento. Como en tantos otros aspectos, la sociedad argentina reúne características específicas que ameritan estudios específicos como este que proponen Gayol y Kessler.

Ficha técnica:

Título: Muertes que importan

Autores: Sandra Gayol y Gabriel Kessler

Páginas: 264

Tamaño: 14 x 21

ISBN: 978-987-629-820-9

Fecha de publicación: Mayo de 2018

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