Subió a Instagram una foto junto a su hija. «Me vio y me dio lo que más necesitaba en este día, que era su abrazo», contó.
En el último tiempo, Martín Benítez apareció tanto en las páginas deportivas como policiales de los diarios. El 16 de marzo de 2014, fue a bailar con sus compañeros de Independiente y con Giuliana Peralta, su novia en aquel entonces. De allí se fueron a su departamento, junto a Alexis Zárate, quien en esa madrugada violó a su novia, mientras él dormía en la misma cama. El año pasado, tras una dura batalla legal, Zárate fue condenado a seis años y medio de prisión por abuso sexual agravado.
Zárate fue el único juzgado y, como no se ordenó su detención hasta que la sentencia quedara firme, pudo seguir jugando al fútbol (actualmente está en Letonia). Benítez, en tanto, siguió en Independiente -fue campeón de la Copa Sudamericana- y pudo rehacer su vida: con una nueva pareja fue padre por primera vez.
Hace un tiempo, en una entrevista, reconoció que ser padre le cambió «totalmente la vida». «Ahora cuando terminan los partidos, cuando llego a casa después de entrenar, tengo alguien que me está esperando, eso me permite pensar en otra cosa; antes cuando las cosas no me salían me volvía a casa triste y desilusionado, miraba las redes sociales y otras cosas que me hacían mal; ahora doy gracias a Dios que me dio una hija, ahora tengo en qué apoyarme y no darle tanta importancia a lo que dicen los demás”, reconoció.
Hace un tiempo, reconoció que ser padre le cambió «totalmente la vida». «Ahora cuando terminan los partidos, cuando llego a casa después de entrenar, tengo alguien que me está esperando, eso me permite pensar en otra cosa; antes cuando las cosas no me salían me volvía a casa triste y desilusionado, miraba las redes sociales y otras cosas que me hacían mal; ahora doy gracias a Dios que me dio una hija, ahora tengo en qué apoyarme y no darle tanta importancia a lo que dicen los demás”, reconoció.
«A veces diríamos por qué me pasa a mí, ¿no?», comenzó Benítez en la red social, donde destacó que fue Ambar la que, quizás sin entender qué había pasado, hizo todo lo que él podía necesitar. «Me vio y me dio lo que más necesitaba en este día, que era su abrazo y fue así, es lo que Dios me dio para estos momentos…», resaltó.
Además, Benítez destacó que no se guardaron «nada» y eso lo llena «de ganas de seguir y de no bajar los brazos». «Hasta mi último partido en Independiente voy a dar todo porque amo este club.», agregó.