Secuestro del comerciante chino: quiénes son y cómo cayeron cada uno de los sospechosos

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Daniel Wu, la víctima.

Lin Shihua fue el primero de los sospechosos detenidos por el secuestro del comerciante chino Daniel Wu (25), ocurrido entre el 16 y el 17 de agosto último en Posadas. El 17, luego de una persecución por Posadas, el hombre fue arrestado frente al cementerio sueco de Oberá.
Él asegura que nunca escapó de la Policía, que las maniobras evasivas que hizo para salir de la capital provincial tenían una explicación: carecía de la Verificación Técnica Vehicular y temía que le decomisaran el vehículo.
Shihua asegura que nunca se percató de que la Policía lo perseguía y admitió que siempre maneja rápido y escuchando música. Sin embargo, los efectivos del Comando San Isidro que vieron el auto cerca de la casa donde tuvieron en cautiverio 13 horas al comerciante declararon que el Audi Q5 del chino salió del barrio San Isidro, tomó la Fangio, entró al vecindario llamado Cocomarola Oeste, después siguió por Cabo de Hornos, entró en Villa Poujade y después a la Quaranta hacia la Rotonda y que ahí lo perdieron. Dijeron que ellos iban con baliza y sirena y que el perseguido, salvo en los badenes, nunca aminoró la marcha.
El oriental imputado dijo en su indagatoria que acompañó al padre de Daniel durante las horas de secuestro, que al enterarse de la liberación, fue hacia el hotel cercano al aeropuerto donde estaba parando y luego de abonar y tomar sus cosas, partió hacia Santa Rita, donde tenía previsto seguir con las tratativas con un compatriota que le quería comprar el supermercado que allí posee.
Admitió que la noche previa al rapto compartió un asado en la casa del también comerciante Pin Li, con un grupo de personas, entre ellas su amigo Alejandro Senesoopha. Y que estando allí se enteró del secuestro.
Negó que haya huido. Dijo que atravesó ese sector Oeste de la ciudad porque quería evitar los controles y que una vez fuera de Posadas, esquivó otro puesto de inspección vehicular en Santa Ana. Y que más adelante, en esa localidad, se reabasteció de combustible en una estación de servicios YPF, donde compró agua y cigarrillos.
Finalmente, recordó que lo atraparon en Oberá y que no se resistió.
Diferente es la versión que tienen los investigadores. Para ellos, a pedido de Senesoopha, el 17 de agosto Shihua llevó en su Audi Q5 al soldado voluntario Maximiliano Nicolás Penayo (otro de los imputados) hasta San Isidro y que al ver el movimiento policial en la zona, escaparon.
En base a la reconstrucción hecha de los mensajes de Whatssapp entre los acusados, se cree que Penayo prácticamente se tiró del vehículo en el barrio A-4, y buscó refugio en casa de una tía.
El soldado voluntario fue el segundo sospechoso en ser arrestado. A él llegaron porque era quien había alquilado la casa 3 de la manzana 38 del barrio San Isidro, donde estuvo cautivo Wu. Terminó entre rejas después de declarar.
En su indagatoria, Penayo, quien prestaba servicios en la compañía de inteligencia XII del Ejército en Posadas, dijo que al “gordo” Shihua lo conocía de sus visitas a los casinos, que al oriental le gustaban “sus amigas” y que siempre se pagaba todo.
Con respecto al alquiler de la casa, dijo que Shihua la necesitaba porque siempre que venía a Posadas desde Santa Rita paraba en un hotel y sería mejor hacerlo en una vivienda. Dio detalles de cómo se hizo el contrato.
Cuando le preguntaron qué pensó cuando se enteró del secuestro, dijo: “Me cagaron. Si yo sabía que iban a hacer una cosa así no iba a llevar las cosas del capitán. Me quería morir, estaba a mi nombre la casa”.
El capitán al que aludió Penayo es Eduardo Enrique Saravia, cuyo equipamiento militar estaba en la casa de manera fortuita y que terminó disparando distintas especulaciones, que luego se desvanecieron.
Con respecto a la versión del soldado, los pesquisas también tienen sus diferencias. Creen que tramitó el alquiler con ayuda de su amigo Alejandro Senesoopha, quien hasta habría puesto diez mil pesos.

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Charla entre Penayo y Fernando Senesoopha.

Fuentes consultadas indicaron que hay fuertes sospechas de que Penayo fue una de las dos personas que redujeron armados a Daniel Wu en el lugar del secuestro: el acceso Oeste. También que una allegada suya, aún no identificada, fue quien sedujo al comerciante y lo convenció de ir al sector alejado de Posadas donde terminó cautivo.
Asimismo, sostienen que estaba dentro del Audi Q5 de Shihua al momento de la fuga y que bajó en el barrio A-4.
Alejandro Senesoopha, otro de los procesados, es amigo de Shihua y del soldado. Del primero era mano derecha, tanto que Shihua le había hecho una cédula azul para que manejara cuando quisiera el Audi Q5 y trabajaban juntos en los supermercados. Fue arrestado con su hermano Fernando el 4 de septiembre.
Fernando Senesoopha está implicado por los mensajes que recibió y envió con los demás implicados y por una pericia hecha por Criminalística de la Policía: hallaron huellas dactilares suyas en una botella de cerveza encontrada en la casa donde estuvo retenido el secuestrado.

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Conclusión de pericia genética.

Adam “Apy” Rojas era otro de los amigos de la noche de Shihua. Una amiga lo terminó delatando. Dijo que él admitió que habían secuestrado a un chino y que éste se había escapado. También que con su amigo Nicolás Penayo planeaban irse de Posadas.
Apy “trabajaba para los chinos”, dijo su amiga. No sabía bien haciendo qué. Esa chica detalló que una noche Roja le propuso que tuviera sexo con Shihua a cambio de plata, pero como ella no se animó buscó a una conocida que sí lo hizo.
Rojas cayó el 4 de septiembre. Al igual que los Senesoopha, poco después le dictaron el procesamiento con prisión preventiva.
Para los detectives, todos sabían los movimientos de Daniel Wu, que le gustaban las chicas y el casino y que siempre manejaba mucha plata. Es más, habrían tenido el dato de que días antes del secuestro, Wu habría perdido 300 mil pesos en la ruleta de un casino céntrico.

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