Misiones y el desafío electoral 2015

El año próximo, será un año por demás interesante en términos políticos. Fundamentalmente por algunos datos que al parecer del firmante no debemos desatender.

A más de una década del proceso iniciado en 2003 por el ex presidente Néstor Kirchner y con el desgaste que eso significa, el kirchnerismo sigue siendo la única fuerza con el suficiente capital político acumulado para mantener la capacidad de movilización y liderazgo de espacios, algo que contrasta de manera brutal con la constante aseveración de “fin de ciclo”. No es un dato menor, insisto, porque es a partir de allí, – de esa identidad contradictoria, con matices, con avances y retrocesos, con aciertos y errores que significa el kirchnerismo – desde donde se erigen todos los debates sociales y políticos.

A su vez, la coyuntura electoral hace posible y corremos el riesgo de que sea legitimado con el voto popular una nueva entrega y un nuevo saqueo al patrimonio de todos los argentinos. Esto último, entiéndase como la administración de la renta nacional por los mismos sectores que entregaron absolutamente todo hace algunos años y cargaron a todos los argentinos una deuda privada que hasta el día de hoy la seguimos padeciendo, pasando por el Blindaje y el Megacanje. En ese sentido, resulta evidente que la partidocracia liberal es consciente de ello y se encolumna detrás de los intereses cipayos de la oligarquía vernácula. A nivel nacional, no debemos olvidar que la restauración del bloque oligárquico es un dato objetivo, palpable, como así también los liderazgos funcionales a él, llámese Macri, Massa, Cobos, Binner y un largo etcétera que cooperan y se rinden ante sus patrones mediáticos y financieros. El resultado más nefasto de ésta lógica de acumulación del capital concentrado que lamentablemente todavía no pudo ser desarticulado, es la total impunidad de las multinacionales que castigan los bolsillos de los trabajadores.

Misiones, como aliada estratégica y circunstancial del gobierno nacional no es la excepción, y es por esa razón, que el año que viene comprendamos la imperiosa necesidad de enfrentar definitivamente a los poderes fácticos que nos entregan y nos someten, y el candidato a gobernar la provincia a partir de 2015 debe interpelarnos a todos y cada uno de los misioneros a comprometernos en el desafío que eso significa.

Tendrá que trabajar incansablemente para que se garanticen los escenarios de disputa con el poder real en la provincia, poder que articula todas asimetrías locales y se afianza como principal administrador de la matriz distributiva excluyente que hambre a las clases populares de nuestro pueblo.

Entiendo y creo fervientemente que la determinación está en la génesis de la militancia y de los cuadros dirigenciales para enfrentar a los entregadores y arquitectos del genocidio social de los ’90 que aún continúan enquistados en las estructuras y organismos del Estado, levantando nuestras banderas históricas de lucha y resistencia y sabiendo que los misioneros tenemos por delante un potencial enorme para crecer verdaderamente “más y en paz”.

Las cuestiones esenciales que el próximo gobernador de la Provincia de Misiones no puede dejar de lado son, por un lado, entender perfectamente el momento que atravesamos los misioneros y pensar de que manera profundizar las políticas de masas de uno de los gobiernos nacionales más inclusivos de los últimos años.

Asimismo, ubicar como actores centrales a los trabajadores en primera instancia y al pueblo misionero en su conjunto en una visión mucho más amplia como sujeto político, concibiendo nuestra historia de manera reflexiva y, sobre todo, autocrítica. Debe ser prioridad en el proyecto que deberá presentar y ofrecer al pueblo como alternativa electoral.

Deberá estar preparado y convencido de trabajar y militar iniciativas que confronten con los intereses de empresarios que se apropian de la riqueza de toda la provincia, eso es medular. El criterio debe ser sencillo, planificar la economía y colocarla al servicio de los misioneros, desconociendo o derogando la vigencia de cuanta ley beneficie a los enemigos de las clases más desprotegidas. Un avance de ese tipo no será para nada fácil pero es vital para un desarrollo sustentable y en beneficio de las clases populares.

Sin medias tintas, el próximo gobierno deberá trabajar hasta el cansancio para que todos y cada uno de los que habitan nuestra hermosa provincia sean verdaderamente libres, pero no en el inofensivo sentido filosófico del término. Para que eso suceda deberán crear las condiciones materiales básicas que garanticen la libertad de oportunidades y el acceso irrestricto a los medios necesarios para que cada misionero, postergado y excluido, vuelva a tener una vida digna.

Para finalizar, el desafío también es fortalecer los espacios políticos de participación y de consenso con las demás fuerzas políticas de la provincia sin los pactos falsos e ilegítimos que hace tanto tiempo infectan el desarrollo democrático provincial.

El contenido meramente teórico en el discurso ideal-irreal acerca de la libertad y la plena realización de la vida de los misioneros que domina el discurso del proyecto misionerista, deberá hacerse realidad o desaparecer,  para que definitivamente se pueda crecer más y en paz. Todos los problemas que sufre nuestro pueblo y principalmente nuestras clases vulnerables se resolverán únicamente cuando el Estado Provincial sintetice en políticas concretas los intereses de las mayorías que hasta el momento no se resolvieron y eso constituye, sin dudas, otra de las realidades visibles en nuestra vapuleada tierra colorada.

Sepan los candidatos que no hay otra alternativa. Ya no hay margen.

 

Escribe Mauricio Larrea

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