Una alternativa que rinde

Para los productores del Alto Uruguay, luego de varios en que la actividad cañera estuvo parada, en los últimos años se viene consolidando como una alternativa válida, especialmente para escapar de la dependencia al cultivo de tabaco, trabajo al que los colonos reconocen como rentable, pero muy poco recomendable para la salud y el medio ambiente.

Para los productores del Alto Uruguay, luego de varios en que la actividad cañera estuvo parada, en los últimos años se viene consolidando como una alternativa válida, especialmente para escapar de la dependencia al cultivo de tabaco, trabajo al que los colonos reconocen como rentable, pero muy poco recomendable para la salud y el medio ambiente.

David Escarbadofski, producto de Mojón Grande que ya entregó su primera carga al ingenio, destacó que este año “la caña vino bastante bien”. Indicó que con tres hectáreas dedicadas al cultivo de la variedad orgánica espera obtener alrededor de 200 toneladas. Dijo que con ese rinde su ganancia más importante estará en la dulzura, plus que paga el ingenio según el grado de rendimiento industrial de la caña entregada por cada productor, valor que este año rondará el 14 por ciento del precio al peso, estipulado en esta zafra en 418,78 y 472 pesos por tonelada de caña convencional y orgánica respectivamente.

Aseguró que su intensión es sumar más hectáreas de su chacra a la actividad cañera: “año que viene quiero plantar más caña y dejar de plantar tabaco porque tiene mucho riesgo para la salud, ese tabaco es la ‘matazón’ de la gente”, aseguró el productor en perfecto portuñol.

Otro de los productores que se mostró conforme con la actualidad de la actividad fue Aníbal Carré, de Mojón Grande, quien consideró que los precios acordados fueron buenos –aunque podrían haber sido mejores, aclaró- pero advirtió por el fuerte incremento registrado en los costos de mano de obra y lamentó el inicio tardío de la zafra.

Escarbadofski coincidió con Carré en relación al creciente valor de la mano de obra. “Está muy caro pagar alguien que corte, está 50 por ciento más caro que el año pasado y si no estamos dispuestos a pagar eso, no se consigue gente que esté dispuesta a trabajar”, señaló y apuntó como una alternativa válida, la utilización de una máquina de cosecha mecanizada.

En relación a la demora en el inicio del acopio, Carré opinó que “el problema de empezar tarde la zafra es que se termina en el verano y no es fácil trabajar en el cañaveral con los calores de noviembre o diciembre, no se consigue gente. Otra cosa que ocurre es que la caña que se corta a partir de noviembre no tiene buen desarrollo al año siguiente”.

Consideró clave para el futuro de la actividad, que la fábrica funcione bien. “Creo que los productores cumplimos con nuestra parte, porque hay suficiente materia prima, esperemos que la gente encargada del mantenimiento del ingenio también cumpla con la suya y no haya paradas. Tengo siete hectáreas y quiero ampliar, pero para eso tengo que saber que el ingenio va a andar bien”, dijo.

Destacó a la caña es una alternativa muy buena ya que 40 mil personas de diez municipios están ligadas a dicha producción.

 

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