Belgrano, el fantástico desobediente

«Para quienes ven la vida y la historia con pacatería no les aconsejo la lectura de este breve artículo en homenaje a uno de los indiscutidos Padres de la Patria Grande», escribió el presidente de Flor del Desierto, Juan Manuel Sureda, para recordar a quien había creado en las márgenes del majestuoso Paraná en la costa de la Capilla del Rosario, la enseña que hoy nos representa ante el mundo, pero Buenos Aires había ordenado «sepultarla».

 

Siguió su marcha haciéndose cargo del Ejército del Norte y sentó reales en San Miguel de Tucumán, punto irradiante de las cuatro estancias jesuíticas que desarrollaban su tarea en dirección de los cuatro vientos. Allí esperó el avance de Pio Tristán su amigo realista de cuando estudiara en la vieja Europa. Las tropas de Tristán estaban probadas en múltiples batallas. Desde Buenos aires, nuevamente le ordenaron, criteriosamente sin dudas, a no comprometer la suerte del Ejército del Norte en un combate de suerte aleatoria. Puntualmente le ordenaron desde Buenos Aires que bajara hasta Córdoba (de la Nueva Andalucía), que se organizara, esperara nuevas órdenes y probables refuerzos. Buenos Aires temía lo peor, una derrota del Ejército de Belgrano pondría a los realistas con el camino expedito a la ciudad puerto.

¿Qué hizo entonces el General Patriota? Pues lo esperó a su antiguo camarada peninsular velando las armas y lo atacó ni bien el realista embicó sus columnas hacia la plaza tucumana. Hay múltiples descripciones de la famosa Batalla de la que hoy conmemoramos 201 brillantes años, aquel 24 de septiembre de 1812, salía triunfante el General  desobediente del centralismo porteño y se retiraba hacia el norte el enemigo realista, a quien volvería a derrotar en la célebre Batalla de Salta pocos meses después, el 20 de febrero de 1813.

Hacía poco más de un año que había vuelto de la Campaña al Paraguay, en socorro de Misiones y para llevar a Asunción la voz de la Revolución de Mayo.

 No son casuales sin duda las similitudes con el otro, tan grande como él, El General San Martín, cuando en Rancagua renuncia ante la Plana Mayor de  sus oficiales para no tener que volver a combatir a los federales por orden de la centralista Buenos Aires.

No solamente Belgrano, entonces, desobedeció al gobierno de entonces para salvar a la Patria, también lo hicieron otros grandes, El General San Martín y también el General José Gervasio Artigas, entre los más significativos para la historia nacional.

Sirva este recuerdo sincero para homenajear al General Manuel Belgrano y a todos quienes hicieron grande a nuestra querida Patria poniéndolo todo en juego, su fortuna, su dignidad y sus mejores esfuerzos, jugándose la propia vida en cada situación que les cupo protagonizar.

1813 – 24 de setiembre- 2013

Juan Manuel Sureda. Flor del Desierto.

 

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas