Polémica por el niño que murió arrastrado por el agua

El intendente de Posadas, Orlando Franco descartó la posibilidad de que el pequeño haya sido tragado por una boca de tormenta en la chacra 245, “ya que la rejilla estaba puesta”.

El intendente de Posadas, Orlando Franco descartó la posibilidad de que el pequeño de ocho años que murió el domingo último haya fallecido al ser tragado por una boca de tormenta, en la chacra 245, ya que «la rejilla estaba puesta». Otras hipótesis indicarían que el niño se habría caído del puente, por la avenida 115. En tanto un vecino de la zona en donde perdió la vida el chico, afirmó que el infante se encontraba jugando con otros menores en inmediaciones al club San Francisco en momentos que una intensa lluvia llenó de agua la cinta asfáltica. «El nene de un momento a otro fue succionado por una boca de tormenta a la que le falta un pedazo de cordón cuneta», relató Joaquín Collia.

El hecho habría ocurrido cerca de las 17 horas, cuando Diego López, jugaba con otros niños sobre la avenida 115 y calle 108. Ese lugar estaba cubierto de agua casi formando una pequeña laguna debido a la intensa lluvia. «Siempre que llueve en esta zona pasa lo mismo», indicó el vecino de 66 años, que vive enfrente de donde ocurrió todo. Joaquín Collia, quien reside en calle 108 y avenida 115, observó a los infantes que estaban jugando con el agua y vio que en un momento un joven de quince años, que sería hermano de la víctima, empezó a pedir auxilio porque su hermanito había sido absorbido por una boca de tormenta. A la misma le falta un pedazo de cordón cuneta por donde la fuerza del agua se habría llevado al infante. De inmediato, el hombre llamó a la policía que mediante una intensa búsqueda halló el cuerpo sin vida del niño cerca de 800 metros más adelante, en un puente que cruza la avenida Jauretche y calle 100. El hombre relató que «en el momento de lo ocurrido había cinco chicos bañándose ya que el agua cubría el asfalto rebalsando el cordón cuneta. Los nenes son de diferentes zonas de acá cerca, yo no los conozco pero siempre hacían lo mismo, si cada vez que llueve ocurre esto», agregó en mención a las inundaciones frecuentes de la zona.

Según Collia, los chicos que jugaban eran todos de baja edad pero después llegó uno más grande, de unos quince años, que aparentemente sería el hermano del niño que se cayó.
«Ese mismo, de un momento a otro empezó a correr desesperado porque su hermanito había sido «chupado» por la alcantarilla de la boca de tormenta» indicó.

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