El profesor José Yorg dijo que «trabajar en escuelas de barrios marginales cuyos alumnos también son de familias marginales, nos conduce inevitablemente a la reflexión acerca del papel de la educación y de nuestra propia relación en ese ámbito y la conclusión, sinceramente hablando, es deprimente», sentenció.
Por otra parte rememoró Yorg sus días de maestro rural comentando que «el ámbito rural posee características peculiares para el desarrollo de la educación,y esa peculiaridad refleja contradicciones en la que el maestro/a debe, sin embargo, planificar, organizar, crear, perseverar, equivocarse y enmedarse, e inspirar con el ejemplo personal y profesional, construyendo su éxito cotidiano de dar clases».
«La escuela rural-continuó Yorg- crea vivencias imborrables en las mentes y corazones de quienes transitamos esa experiencia, igualables sólo a las de los educandos, aunque ellos/as evoquen con mayor brillo y coloridos esas vivencias y lleva tiempo asumir que nuestros alumnos son al mismo tiempo niños/as y trabajadores labriegos.»
Formador pedagógico
En cuanto a su rol como formador pedagógico cooperativo, Yorg comentó que realiza junto a su colega Ana María Ramírez Zarza, diversas actividades académicas en las que «aportamos modestos conocimientos que pretenden enriquecer el desempeño y el desarrollo profesional de docentes de distintos niveles y modalidades, promoviendo y participando en acciones orientadas al desarrollo local y regional en temas vinculados a los objetivos y políticas que promuevan el cooperativismo pedagógico.»
«Las actividades que realizamos-comentó para finalizar- comprenden también trabajos de investigación, publicaciones, presentaciones, y participamos en proyectos de innovación enmarcados en normas, valores éticos y metodologías apropiadas para enseñar a enseñar de acuerdo a la especialidad del cursante que guíen su ejercicio acorde a la educación superior pedagógica cooperativa,»cerró.
