El ex obispo Joaquín Piña se caracterizaba por su «opción por los pobres». Pero Martorell tiene otra visión. Considera que para que deje de haber pobres, además de ocuparse de ellos y de su educación, hay que ayudar al desarrollo empresario, para profundizar la reinversión y trabajo digno y en blanco. Con esa línea maneja su relación con los inversores, antes cuestionados por Piña. Por gestiones suyas, empresas y hoteles de Iguazú comienzan a construir escuelas o donar mejoras para los hospitales.