Martorell denunció un desfalco descomunal en la Pastoral Social de Iguazú

El obispo de Iguazú revela en un documento el manejo de Carlos Di Marco y un grupo de allegados, de los fondos de ayuda social, que fueron derivados a las campañas de Piña y del Frente por la Dignidad. Dice que se dibujan proyectos para obtener ayuda financiera que siempre termina en un grupo cerrado de ejecutores

Documento. Martorell reveló el desmanejo de la Pastoral Social de Iguazú.

Documento. Martorell reveló el desmanejo de la Pastoral Social de Iguazú.

Al cumplirse un año de su arribo a Puerto Iguazú, el Obispo Marcelo Martorell elevó al Episcopado un documento en el que denuncia la concreción de un «descomunal desfalco» en la pastoral Social de esa Diócesis, presuntamente perpetrado por hombres de la máxima confianza de su antecesor, Joaquín Piña, desnudando la existencia de irregularidades de tal magnitud que los nuevos asesores jurídicos preparan ya una denuncia penal por malversación de fondos que involucraría a casi todos ellos.

Los resultados de la auditoría ordenada por Martorell, que promete convertirse en un verdadero escándalo, revelan la existencia de una red que utilizaba ayuda internacional en euros destinada a los indigentes para campaña política, y fondos de programas nacionales para honorarios que no correspondían, siempre para las mismas personas.

«Queridos hermanos en el Episcopado, estamos frente a un desfalco descomunal y un robo del dinero de los pobres, de las limosnas de la gente, que no nos está permitido dilapidar, descuidar y mucho menos que se lo robe, como aquí ha sucedido y sigue sucediendo». Esa es la frase más dramática de un documento que escribió Martorell, quien reemplazó a Joaquín Piña luego que éste se hubiera lanzado al terreno político y a quien acompañaron varios de los denunciados por utilizar políticamente a la diócesis y beneficiarse con el dinero destinado a la ayuda social. En su misiva al presidente de Cáritas Nacional, Monseñor Fernando María Bargalló y al presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, Monseñor Jorge Alcides Pedro Casaretto, Martorell describe un manual de prácticas realizadas por un grupo de allegados a Piña, encabezado por Carlos Di Marco, quien fue candidato a vicegobernador del Frente por la Dignidad, que lideró el ex obispo junto al camionero Adolfo Velázquez.

Martorell también se queja de los ex integrantes de la Pastoral Social por oponerse a su designación y organizar manifestaciones y operaciones en su contra. Nombra a P. Calgary, Di Marco, la hermana Adela Helguera, Pascualina Pepino, Rosa Porello, Marivi Puertas, Carolina Acosta y los desplazados Patricia Lizarriaga y Maximiliano Almirón como personas que «han tomado a las instituciones de la Iglesia como mera fuente de trabajo y lugar donde fácilmente puedan introducirse en las comunidades para comunicar y esparcir su ideología, que dista mucho de lo bíblico».

«El 90 por ciento de las personas involucradas no comulgan con la Iglesia, ni con sus postulados, ni con su doctrina», señala Martorell.

«Han transformado las escuelas de ciudadanía en comités políticos, desde donde ideologizan a gente, con mensajes erróneos y haciéndolos pasar por el mensaje de la Iglesia, usando los dineros e infraestructura de la misma», apunta. Pero más allá de las posturas ideológicas, la gravedad de la situación que denuncia Martorell, radica en el manejo de los fondos de la Pastoral. Revela que en la campaña de Piña en las constituyentes del año pasado se usaron fondos de Cáritas y se contrajeron deudas que «no se han pagado y hoy nos reclaman». Las facturas a nombre de Cáritas incluyen folletería, combustible para los autos de campaña -solo en una estación de servicio de Puerto Esperanza se adeudan doce tanques de nafta, aproximadamente mil litros- cargados en vehículos autorizados por la Pastoral, pero no oficiales.

También cuenta que cuando Di Marco inició su campaña como candidato a vice, se le pidió la renuncia porque la diócesis no avalaba una alianza partidaria hecha con el partido Comunista, el Socialista, la Corriente Clasista y Combativa y el sindicalista Adolfo Velázquez.

Pero Di Marco desobedeció las órdenes y siguió operando directamente con las autoridades nacionales de Cáritas y la Pastoral Social, usando los fondos para la campaña y advirtiendo que iban a crear una estructura paralela con una ONG de una religiosa para que se le giren fondos. Según el documento firmado por Martorell, Di Marco, en octubre giró en descubierto con la tarjeta American Express 4.200 euros de la cuenta que llega como ayuda social desde Alemania, que estaba destinada a proyectos de ayuda directa a los más necesitados, a la publicación del periódico diocesano y al mantenimiento de Cáritas y la Pastoral Social y para siete merenderos que se prestan en la zona de Eldorado.

A propósito del proyecto de los jarros de leche que viene del Ministerio de Desarrollo Social -área de Seguridad Alimentaria- «comprobamos doble facturación haciendo figurar en el número de beneficiarios, los que están cubiertos con la ayuda de Alemania. Sobrefacturación detectada en los precios pagados a los proveedores pero que se compartían las diferencias y el IVA. En ese aspecto, se detectó aproximadamente un 20 por ciento de sobrefacturación. Otra anomalía es el número dibujado de los beneficiarios. Pasaban un número exagerado de beneficiarios para rendir en Buenos Aires, pero los centros donde se desarrollan los merenderos, reciben lo mínimo e indispensable, menos de lo necesario para cubrir el número real y la necesidad de compras extraordinarias por parte de las Cáritas parroquiales. En la lista enviada a Buenos Aires se encuentran los beneficiarios subvencionados por la Diócesis de Hamburgo y que no dependen del plan de Seguridad Alimentaria.

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