Fiscales del caso AMIA ponen la lupa sobre la Triple Frontera

La Unidad Fiscal que investiga el atentado a la mutual judía solicitó a la Justicia paraguaya información sobre el comerciante Assaad Barakat. Es sospechoso de recaudar dinero y reclutar voluntarios para el Hezbollah. [su_note note_color=»#cdcdcd»]A pesar de las acusaciones Barakat fue detenido en el 2002 por evasión.[/su_note][su_note note_color=»#cdcdcd»]Los fiscales argentinos sospechan que Barakat pudo haber tenido alguna participación en la financiación del atentado a la sede de la comunidad judía en 1994 que dejó un saldo de 98 muertos.[/su_note][su_note note_color=»#cdcdcd»]Poca información sería la que en realidad puede aportar el fiscal de Ciudad del Este.[/su_note]Ahora la Unidad fiscal que investiga el atentado a la AMIA apunta su lupa a la denominada conexión internacional. El fiscal a cargo de la investigación, Alberto Nisman, requirió información sobre las actividades que realizaba Assaad Ahmad Barakat, uno de los principales sospechosos de recaudar en la Triple Frontera dinero y reclutar voluntarios para el Hezbollah y diferentes grupos terroristas ligados al integrismo islámico.

El requerimiento firmado por Nisman y por el fiscal adjunto, Marcelo Martínez Burgos, llegó a manos del fiscal de la localidad paraguaya de Ciudad del Este, Juan Carlos Duarte. En concreto, la información que solicitaron los fiscales es sobre las causas penales que tienen en ese país Barakat y su hermano Hattem.

También se pidió información sobre otros ciudadanos de origen árabe que están involucrados en los negocios que realizaba Barakat en la región. Otra de las cuestiones que inquieta a los investigadores radica en los diálogos telefónicos que se hicieron desde la mezquita Profeta Muhammad, ubicada en el centro de Ciudad del Este, y la mezquita At-Tauhid que se encuentra en la localidad porteña de Floresta y cuyo director es el Sheij Abdul Karim Paz.

Desde la «Sección Triple Frontera» de la División Unidad de Investigación Antiterrorista, con base en la ciudad de Puerto Iguazú, desde hace tiempo se viene investigando los nexos entre el grupo de Barakat y otros comerciantes sospechados de financiar organizaciones no gubernamentales de medio oriente que a su vez están vinculadas con organizaciones terroristas como Al Qaeda.

Poca información sería la que en realidad puede aportar el fiscal de Ciudad del Este sobre las escuchas y los vínculos de las redes que financian al terrorismo, según informaron fuentes de inteligencia. Sucede que en realidad, la justicia paraguaya aún no pudo probar que Barakat se dedicaba a financiar supuestos actos terroristas. Es más, la fiscalía sólo tuvo elementos para acusarlo por evasión y por ese delito fue condenado a seis años y medio.

Sin embargo los fiscales argentinos sospechan que Barakat pudo haber tenido alguna participación en la financiación del atentado a la sede de la comunidad judía en 1994 que dejó un saldo de 98 muertos. En esa línea no se descartaría algún tipo de participación en la planificación del ataque terrorista a la embajada de Israel en Buenos Aires en 1992.

El recaudador

Barakat había desaparecido después que la justicia paraguaya libró una orden internacional de captura en su contra, casualmente, un mes después de los atentados del 11-S en los Estados Unidos. En uno de los allanamientos que realizó la policía en su departamento de Ciudad del Este, se encontró más de 60 videocasetes que contenían propaganda del Hezbollah y copias de discursos que hacían referencia a Al Moqawama, una célula terrorista supuestamente activa en la localidad brasileña de Foz Do Iguazú.

En junio de 2002, el prófugo fue detenido por la policía brasileña en Foz a pedido de las autoridades paraguayas y por la presión que ejerció la embajada norteamericana en el país carioca. Actualmente guarda reclusión en la Penitenciaría Nacional de Tacumbú, Paraguay.

Mientras estuvo en libertad, los viajes del comerciante de Ciudad del Este al Líbano y a Irán eran asiduos. Barakat habría sido el enlace entre el secretario general del Hezbollah, Hasan Nasrallah, y diferentes comerciantes de la Triple Frontera.

En 2001 los comerciantes Mazen Ali Saleh y Mahoud Fayoud, socios de los hermanos Barakat, habían sido arrestados y acusados de falsificación de documentos migratorios y por la comercialización de productos electrónicos falsificados. Poco después fueron puestos en libertad.

Diferentes fuentes de inteligencia coinciden en que los comercios que tenía Barakat en Ciudad del Este eran una especie de pantalla para recaudar fondos y lavar dinero a favor de organizaciones no gubernamentales que prestan ayuda en diferentes lugares de conflicto en medio oriente. El sospechoso comerciante era socio de la gigantesca Galería Page, propietario de «Casa Apollo», y de una operadora de comercio exterior.

La economía del terror

Quienes recorran las calles de Ciudad del Este se asombrarían si preguntasen a los ciudadanos que forman parte de la comunidad islámica si tienen una opinión desfavorable del Hezbollah. Un importante número diría que apoya al Hezbollah, e incluso hasta que tienen familiares que forman parte del grupo político que forma parte del gobierno del Líbano.

Sucede que el Hezbollah es uno de los partidos políticos más importantes del Líbano, y que además cuenta con un brazo armado que hasta no hace mucho tiempo combatía en el sur de ese país en contra de Israel. Teniendo en cuenta esto y que cerca del 60 por ciento de los ciudadanos de la comunidad islámica de la Triple Frontera son de origen libanés, no tendría que resultar extraño que muchos de ellos aporten dinero a organizaciones ligadas al Hezbollah. Esto lo saben perfectamente quienes forman parte de los servicios de inteligencia que pululan en la región.

Se estima que unos 200 millones de dólares se recaudan en la Triple Frontera para luego ser enviados a grupos ligados al fundamentalismo islámico. En la región habitan unos 18 mil ciudadanos de origen árabe.

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