Análisis semanal: Motosierra sin anestesia

Argentina vuelve a empezar de nuevo mañana. El primer año de esta nueva era será durísimo, con una inflación más alta que la actual y salarios que perderán poder adquisitivo rápidamente. La esperanza es que después de tanta pena y tanta herida la economía se normalice y a partir de ahí se pueda reconstruir. La viabilidad del programa de Milei está en duda por la presión social que se anticipa a su programa de ajuste, pero también por el riesgo de caer en un ciclo recesivo sin fondo.

La motosierra de Javier Milei comenzará a cortar mañana y para muchos llegará el momento de enterarse de qué lado de la herramienta de corte están ubicados. El nuevo presidente llegó con ínfulas refundacionales, pero lo que se sabe hasta ahora de su programa no tiene mucho de novedoso. Es un ajuste ortodoxo como tantos que se practicaron en Argentina, pero con una diferencia: esta vez el recorte fue claramente explicitado por el candidato durante la campaña y la gente lo respaldó con el voto.

Lo único que se puede objetar en este punto a Milei es que siempre prometió que el ajuste lo pagaría la clase política. Cualquier persona con dos dedos de frente debería haber sabido que era una mentira de campaña, pero es posible que alguien lo haya creído y ahora se sienta desilusionado.

Entre las primeras medidas que dejaron trascender desde el equipo de economistas del libertario figuran la prohibición de emitir moneda para financiar al Tesoro, quita de subsidios a tarifas, devaluación y más impuestos para comprar dólares para importación, apagón total de la obra pública, suspensión de ANR para provincias, liberación de precios de combustibles y prepagas, pautas presupuestarias iguales a las 2023 y salarios públicos congelados.

De acuerdo con lo que adelantó el ministro del Interior que asumirá mañana, el peronista Guillermo Francos, el tipo de cambio oficial se ubicaría muy rápidamente en torno a los 650 pesos, casi el doble del tipo de cambio oficial del último día hábil del gobierno de Alberto.

El Rodrigazo del nefasto Celestino luce como un plan de corte redistributivo frente al “Plan Motosierra” de Milei.

Más allá de matices, lo que viene es un recorte brutal del poder adquisitivo de los salarios que repercutirá con más fuerza en la empobrecida clase media, un necesario ordenamiento de precios relativos que golpeará los bolsillos de todos los argentinos y una aceleración de la inflación acompañada por una retracción de la actividad económica.

Conocidas algunas de las medidas que adoptaría el nuevo gobierno, las principales consultoras especializadas en economía apuraron informes orientados a anticipar la economía 2024.

FocusEconomics consultó a 40 especialistas en la materia quienes estimaron (en promedio) que los precios al consumidor aumentarán 222,4% en todo el año que viene y que la cotización oficial del tipo de cambio mayorista alcanzaría los 1.469 pesos el año próximo, suponiendo que se mantendría el cepo cambiario.

Para diciembre se prevé una inflación superior a 20 puntos, aunque ese número depende del camino que elija el nuevo Gobierno para ajustar tarifas. Si lo hace de manera más progresiva, la inflación será menor en diciembre, pero se trasladará al año próximo.

La pérdida de poder adquisitivo de los salarios tendría su correlato en una notoria caída en la demanda de bienes y servicios en el mercado interno que traerá aparejada una baja en la actividad económica. Serán tiempos de persianas cerradas y despidos.

Si todo sale bien, el premio llegaría no antes de la segunda mitad de 2025 en forma de una estabilidad que sentaría las bases para un nuevo proceso de crecimiento. Pero aunque ello ocurriera, hay que tener en claro que ese crecimiento no necesariamente se traduciría en una mejora sustancial y perceptible en la calidad de vida de la mayoría de la población, ya que el nuevo gobierno no tiene vocación redistribucionista y cree más bien en la teoría del derrame, que cada vez que se intenta en Argentina, derrama muy poquito y muy lento.

 

El riesgo social

El primer escollo que enfrentará el Plan Motosierra es la resistencia que podría generar en amplios sectores de la población que tal vez no se resignen a perder poder adquisitivo sin protestar.

El dilema es insalvable: la macroeconomía exige un ajuste para evitar un estallido que sería más doloroso que el propio ajuste. Pero la mitad del país que está por debajo de la línea de la pobreza no está en condiciones de soportar el filo de la tijera, menos aún la cadena de la motosierra.

Es un problema cíclico del país, los gobiernos se resisten a aplicar disciplina fiscal cuando la situación es más manejable y los desequilibrios se acumulan hasta que la austeridad es el único camino posible.

El gobierno saliente deja un nuevo ejemplo de ello. En la segunda mitad de 2021 el entonces ministro de Economía, Martín Guzmán, intentó ajustar el gasto público, medida por demás razonable después del fuerte aumento de las erogaciones que llegó con la pandemia. Pero cuando el kirchnerismo vio que esa política podría afectar sus chances en las elecciones de medio término de 2022, activó un operativo desgaste contra el ministro que no sirvió para ganar las legislativas y condenó al oficialismo a perder las presidenciales.

Cristina Kirchner no entendió que para llegar con chances a 2023, debía aprovechar el envión de la recuperación de 2021 para ordenar a la economía, aunque ello implicara resignar las legislativas de 2022. Se quedó sin el pan de la legislativas y sin la torta de las presidenciales y sumió al país en una crisis de dudosa salida.

Entonces el que ganó fue Milei, un entusiasta del shock fiscal que no ocultó sus intenciones durante la campaña y que confía que la gente lo seguirá apoyando aun cuando el cinturón empiece a apretar.

Sabe que sostener el apoyo popular resultará clave para la viabilidad de su Gobierno. Por eso eligió dar su mensaje de asunción en las escalinatas del Congreso frente a la gente, antes que dentro del recinto de cara al pleno de los legisladores.

El gesto fue tomado incluso por sus propios aliados como un desafío a la institucionalidad, dado que el pueblo no está representado por los miles de partidarios propios que se congregarán en la calle sino por los legisladores que fueron elegidos por los millones de argentinos que se expresaron en las urnas.

La idea original del libertario era explicar su plan de cara a sus seguidores y de espaldas al Congreso, lo que podría dar un indicio de la forma en la que pretende gobernar.

Habrá que ver cómo muta, si es que lo hace, el respaldo popular a la figura de Milei una vez que la motosierra comience a cortar, porque una cosa es prometer un ajuste pagado por la clase política y otra muy diferente es recortar el poder adquisitivo a grandes mayorías con toda “la casta” adentro.

En ese punto el libertario podría encontrar dificultades para alinear expectativas con realidad.

Es cierto que el futuro presidente fue electo con más del 57% de los votos y eso le aporta una base amplia de apoyo, al menos al inicio de su mandato. Pero las encuestas y focus group que se realizaron a lo largo de toda la campaña señalaron que sus votantes no necesariamente respaldaban sus propuestas en el plano económico, sino que lo que más los entusiasmaba era la idea de castigar a la clase política en general y al kirchnerismo en particular.

En la medida en que el nuevo presidente no pueda respaldar con hechos concretos su diatriba anticasta (el armado de Gabinete no da indicios de ello) y que sus políticas económicas redunden en una caída acelerada del nivel de vida de la gente, es esperable que la paciencia en las calles tienda a perderse.

De allí que el propio Milei anticipara que el ministerio de Capital Humano será el único con billetera abierta para brindar contención social a los caídos. Habrá que ver si con eso alcanza para aplacar el malestar.

La polarización política no ayuda. El nivel de rechazo a la figura del nuevo presidente es muy alto en la mitad del país que no lo votó, algo parecido a lo que pasaba con Cristina y con el kirchnerismo en general.

A nadie le resulta indiferente la figura de Milei, eso hace que tenga un alto nivel de respaldo, pero al mismo tiempo un alto grado de rechazo, con lo cual no harán falta tantos desencantados para que los anti-Milei se conviertan en mayoría.

Y con medidas de neto corte antipopular, como las que pretende aplicar el libertario, es esperable que la protesta gane la calle y que el modelo resulte sostenible solo con represión.

De allí que muchos vean en la designación de Patricia Bullrich como ministra de Seguridad una jugada política del nuevo presidente para tercerizar en otro partido el costo político de la represión.

En Capital y el Gran Buenos Aires, el corazón de la protesta social, los roles parecen bien definidos: hay sectores que están esperando la más mínima oportunidad para salir a protestar y una clase media harta de tanto piquete que está dispuesta a aplaudir la represión.

Pero eso podría cambiar cuando el ajuste golpeé el bolsillo de la clase media, allí se correrá el riesgo de repetir la experiencia de 2001 cuando piqueteros y caceroleros se encontraron en la misma vereda.

 

El riesgo de achique continuo

Si el nuevo presidente consiguiera que la sociedad tolerara los efectos del ajuste sin sumir al país en un caos de marchas y piquetes, su plan todavía deberá demostrar que puede generar condiciones de crecimiento para la economía.

Como todo programa de ajuste, el riesgo es que la recesión se prolongue demasiado.

El freno a la emisión monetaria, el retiro de subsidios y la devaluación de la moneda generarán un salto inflacionario que demolerá el poder adquisitivo de los salarios.

La gente consumirá menos y toda la economía que depende del mercado interno experimentará caídas notorias en sus ventas.

Lo que sigue después es caída en la recaudación y cierre de fábricas, algo que ya se experimentó cuando se intentó un programa de ajuste durante la presidencia de Mauricio Macri.

Si las empresas cierran y no hay dólares para importar, se reduce la oferta de bienes y servicios, con lo cual el freno a la emisión monetaria resulta insuficiente para detener a la inflación y se cae en un círculo vicioso en el cual hay cada vez menos productos y son cada vez más caros.

Con el equilibrio fiscal pasa algo parecido. Si baja la recaudación porque se vende menos, hay que ajustar cada vez más el gasto para evitar el déficit y eso hace que se venda y que se recaude menos.

Una clave para romper ese círculo de achicamiento pasa por el sector exportador que tendrá un escenario mejor de la mano de un tipo de cambio más competitivo y del fin de la ignominiosa sequía.

Si las exportaciones permiten recuperar reservas de manera acelerada, el nuevo gobierno podrá estabilizar el tipo de cambio sin tanta devaluación, vía retenciones podría mejorar la recaudación a pesar de la caída del mercado interno, se volvería a abrir la canilla para importar insumos necesarios para la industria y todo eso ayudaría a revertir la recesión.

 

Nueva escena política

Con los principales frentes nacionales en un proceso de fragmentación cuyos alcances todavía no están del todo claros, la distribución de fuerzas en el Congreso es un enigma.

La estructura de bloques heredada de la anterior conformación legislativa es un cascarón sin contenido en un contexto en el cual no hay liderazgos consolidados.

Milei amenaza con gobernar a decretazo limpio pero las reformas de fondo que pretende impulsar deberán pasar por el Congreso. Su anunciado paquete inicial (no está claro si será un solo proyecto o varios) no se presentará el día de su asunción, sino que estaría listo recién a mitad de semana.

No se conocen detalles (al menos no los conoce quien redacta ente envío) pero ya se adelantó que incluirá modificaciones en la legislación laboral, achicamiento del Estado, desregulación financiera, algún tipo de reforma fiscal, podría incluir un blanqueo y una reforma política que incluya la eliminación de las PASO.

En Diputados, la primera minoría la tendrá Unión por la Patria con 101 escaños, la segunda sería el PRO con 40, pero el bloque está fracturado entre quienes pretenden cerrar filas con los libertarios, con Ritondo a la Cabeza, y una decena de diputados que rechazan un eventual co-gobierno, entre quienes figuran María Eugenia Vidal y Silvia Lospennato.

Después aparece el bloque de La Libertad Avanza, con 37 bancas y los radicales con 35, pero estos últimos también se dividirían en dos bloques, uno de los cuales se integraría a la bancada de la Coalición Cívica que tiene seis integrantes.

Las últimas dos novedades fueron la creación del bloque Cambio Federal, con nueve integrantes, que pretende representar a los gobernadores de Juntos por el Cambio e Innovación Federal, también con nueve bancas.

La conformación del bloque Innovación Federal fue una de las noticias más importantes para la política misionera, dado que la provincia aporta cuatro de las nueve bancas de dicho bloque.

A horas de finalizar su mandato como gobernador para asumir como diputado provincial, Oscar Herrera Ahuad anunció que el bloque Innovación Federal busca ser un espacio político independiente de alineaciones partidarias nacionales, centrándose en representar los intereses comunes de las provincias involucradas.

“Nuestro espacio político va a tener su bloque propio en el Congreso Nacional que será el cuarto más importante del Congreso Nacional en la Cámara de Diputados”, anticipó Herrera Ahuad en entrevista exclusiva con Misiones Online.

Destacó que la propuesta de Misiones busca diferenciarse de bloques nacionales, enfocándose en intereses provinciales compartidos. “Nosotros optamos por tener un bloque de intereses provinciales, intereses en común de todos, no un interés focalizado solamente en el Frente Renovador de la Concordia Social o Innovación federal”.

Además, el gobernador mencionó la posibilidad de la integración de Córdoba al bloque, manteniendo una estructura que respete los intereses individuales de cada provincia. Resaltó la importancia estratégica de contar con un bloque fuerte en un Congreso dividido.

“Estaríamos hablando de un bloque de 20 diputados. Cuando nosotros vemos que la Libertad Avanza, que es el tercer bloque más importante de la Cámara, tiene 37 legisladores. Es decir, que ahí hay una herramienta importante como para negociar cuestiones relevantes para la provincia”, remarcó.

 

Nueva escena provincial

Mañana se abrirá un nuevo episodio en la historia de la política provincial con la asunción de las autoridades que fueron elegidas en las elecciones del 7 de mayo. La novedad más reciente fue la decisión del actual presidente de la Cámara de Diputados, Carlos Rovira, de proponer para ese cargo al gobernador saliente y diputado electo, Oscar Herrera Ahuad.

En un gesto de generosidad política difícil de encontrar en el contexto actual, el conductor de la Renovación cedió a Herrera Ahuad el lugar de mayor protagonismo dentro de la Legislatura para centrar mayor atención en la conducción política del partido de gobierno en un escenario nacional complicado que obligará a Misiones a jugar sus cartas con precisión.

La conformación del bloque de Innovación Federal en el Legislativo nacional es parte integral de la estrategia política pergeñada por el conductor para hacer pesar los votos misioneros en un Congreso fragmentado. Cada votación será una oportunidad para obtener beneficios para Misiones.

Mañana asumirá al frente del Ejecutivo provincial la fórmula integrada por Hugo Passalacqua y Lucas Romero Spinelli, que en las urnas arrasó con casi el 70% de los votos. Su misión será dar continuidad a las políticas públicas que viene impulsando el Gobierno de la Renovación más allá de los barquinazos de una política nacional que oscila entre gobiernos de izquierda y derecha y de los desafíos que impone una economía nacional en crisis.

Casi siete de cada diez misioneros eligieron a un gobernador renovador, a 76 de los 78 intendentes de ese mismo espacio y le dieron al oficialismo mayoría y quorum propio en la Legislatura.

Fue un triunfo aplastante, de los más resonantes en el país, que colocó al frente del Gobierno a una figura experimentada como Hugo Passalacqua y una promesa de la juventud NEO como Lucas Romero Spinelli. Una fórmula que supo integrar experiencia y juventud, sabiduría y fuerza.

Con mayor o menor acompañamiento de Nación, el Gobierno de Passalacqua seguirá con la línea que comenzó con la gestión de Carlos Rovira al frente del Ejecutivo provincial y se extiende hasta un presente que muestra a Oscar Herrera Ahuad como uno de los gobernadores con mejor imagen de todo el país.

Misiones seguirá reconociendo al Estado como un actor con la responsabilidad de brindar servicios de salud, educación y seguridad gratuitos y de calidad y que además cumple un rol fundamental en el desarrollo de la economía, para corregir allí donde la mano invisible del mercado no llega.

Y lo seguirá haciendo a través de programas como el Ahora Misiones en todas sus versiones, la asistencia crediticia al sector productivo y una inclinación a favorecer siempre a los pequeños productores en las concertaciones de precios que determinan cómo se distribuye la riqueza que genera la tierra misionera.

 

Caras nuevas

Pero los tiempos cambian, el contexto se modifica y cumplir esos objetivos demanda ajustes constantes en los mecanismos políticos y también en los nombres de los ejecutantes de esas políticas.

A la par de la continuidad, la renovación sigue abriendo nuevos espacios a las generaciones jóvenes, y en ese marco asume un joven dirigente como ministro de Gabinete, varios diputados con menos de 30 años, y varios ministros que hasta ayer eran verdaderos desconocidos de la política. El espacio ofrece oportunidades de crecimiento para todos y eso es lo que sigue generando miles de adhesiones permanentes.

Fuentes calificadas del Gobierno provincial confirmaron que habrá caras nuevas en el gabinete de Passalacqua:

-El actual director del hospital SAMIC de Oberá, Héctor González, asumirá al frente del ministerio de Salud en reemplazo de Oscar Alarcón

– El ministro de Coordinación de Gabinete será el actual diputado Héctor “Kiko” Llera, que fue reelecto en mayo, pero no asumirá en la Legislatura y su banca irá para el piloto de carreras “Rudito” Bundziak.

– Al frente del ministerio de Ecología estará el actual subsecretario de Ordenamiento Territorial Martín Recamán quien reemplazará a Víctor Kreimer.

– El joven empresario forestal Federico Fachinello irá a Industria, cartera que actualmente ocupa el expresidente de la Cámara de Comercio de Posadas, Nicolás Trevisán.

– El ministerio de Deportes estará encabezado por el exjugador de la selección argentina de Vóley, Aldo Steinhorst, quien reemplazará a Héctor Corti.

-También habrá cambios en la conducción de la Agencia Tributaria de Misiones (ATM) que por primera vez estará en manos de una mujer, más concretamente de la contadora Belén Gregori, que actualmente se desempeña en el ministerio de Salud.

– El obereño Daniel Behler, que actualmente se desempeña como subsecretario de Coordinación será subsecretario de Gobierno y el lugar que ocupa ahora será para Faruk Jalaf, hijo del presidente de la Cámara de Estaciones de Servicio de la región.

–  El intendente electo de San Ignacio, Esteban “el Negro” Romero dejará de ser el coordinador ejecutivo de la Unidad Ejecutora Provincial (UEP) y en su reemplazo será designada la saliente legisladora provincial Verónica Bezus.

–  La diputada provincial Soledad Balán, que termina su mandato, será designada presidenta del Ente Provincial de Agua y Cloacas (EPRAC).

 

El legado de la era Rovira

Carlos Rovira dará un paso al costado de la presidencia de la Legislatura y deja un legado con hitos llamativos. Se convirtió en el diputado con más leyes sancionadas en la historia del parlamento misionero, casi 200 leyes, fue el creador del Digesto Jurídico, de los dos nuevos y modernos edificios, impulsor del Consejo de la Magistratura, reconocido y respetado como referente nacional en el manejo de la estrategia y alta política y hombre de consulta permanente de gobernadores, presidentes y máximos dirigentes nacionales. Continuará aportando ideas, acciones y propuestas a la Renovación Neo y al bloque Innovación Federal.

Bajo su guía Misiones se convirtió en el espejo en que se quieren reflejar muchas otras provincias, con fuerte crecimiento económico, apostando a la educación de vanguardia, a la juventud, a la educación con base en la tecnología, la salud de calidad, la innovación y priorizando un clima de paz y concordia en un tiempo de alta virulencia política en el escenario nacional.

En la vereda de enfrente, los que perdieron todas las elecciones este año y ahora se presentan en un rejuntado minoritario, creen que le corresponde la presidencia de la Cámara y van con un candidato propio sin chances de ganar y desoyendo el contundente mensaje de las urnas. Aplican una extraña interpretación de la democracia de acuerdo con la cual una minoría muy pequeña tendría derecho de imponer su voluntad sobre la mayoría.

El rejuntado bloque del puertismo, la UCR y el PRO otra vez van a comportarse de espaldas al pueblo, en contra de lo que votó la gente. Un camino que los lleva cada vez más lejos de la ciudadanía, lo que se nota en los pobres resultados que obtienen en las urnas.

Dentro de su mismo bloque minoritario están peleados, partidos, no se hablan entre ellos ni consiguen construir liderazgos reconocidos por la gente. Reproducen a escala provincial las peleas y divisiones de la cúpula partidaria nacional. Hace mucho tiempo nadie recuerda ningún aporte que hayan hecho a la sociedad, proyectos, ideas o acciones.

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