Durante la 3° Expo Provincial de Prevención que se realizó en Posadas, uno de los stand que estuvo presente fue el de la Fundación Reto a la Vida, allí, Facundo Romero, contó su experiencia sobre el consumo problemático de diversas sustancias y aseguró que “Hay esperanzas cambiar realmente y tener una buena vida”.
En este marco, Romero, oriundo de la ciudad cordobesa de San Francisco, sostuvo que llegó a la fundación hace alrededor de seis años, con problemas por consumo adictivo a sustancias como la cocaína, crack y marihuana. “La fundación trabaja en diferentes partes del país, por lo que hice una entrevista para ingresar y quedé en la sede de Posadas”, explicó.
Asimismo, admitió que pasó por un proceso interno previo a ingresar a la fundación, lo cual significaba afrontar la realidad que estaba viviendo: “No aceptaba y reconocía mi problema, pero luego de varias entrevistas tomé la decisión de internarme”.
“Llegué a la fundación realmente muy mal, sin esperanzas y perdido. Me encontré rodeado de personas que habían pasado por lo que yo en ese momento estaba pasando, y eso me llamó la atención”, continuó.
La espiritualidad como factor clave
En ese momento, Romero se encontró con una fuerza espiritual que, según cuenta, lo ayudó a salir de la condición en la estaba. “Me presentaron el evangelio de Jesucristo, que no es una norma en la que las personas tengan que ser de algún tipo de religión”, detalló.
En este sentido, aseguró que no se trata solamente de conocer, sino de aceptar y experimentar el cambio que dicho mensaje puede generar en una persona: “Eso fue lo que me cambió totalmente, primero mi carácter, luego mi personalidad y luego mi problema de la adicción a la droga”.
Cabe señalar que Reto a la Vida da la oportunidad a sus integrantes de aprender a trabajar en el rubro de la panadería a través de talleres ocupacionales, elaborando pre pizzas, panes de pancho y hamburguesa, entre otros productos. En este marco, el joven aseguró que esto lo ayudó a desarrollar su aspecto laboral y también influyó en su rehabilitación.
La seguridad puesta en la esperanza
Romero también consideró que, luego de 6 años de haber comenzado su tratamiento y formar parte de la fundación, una de las claves para no tener recaídas es “la contínua comunión con Jesucristo, y vivir saciados de Él”.
Asimismo, explicó que “no puedo decir que nunca más volvería a caer, pero se que si estoy cerca de Cristo y me mantengo haciendo lo que debo, voy a poder perseverar en esta nueva vida que recibí”.
De igual manera, envió un mensaje de aliento para aquellas personas que actualmente están padeciendo a causa del consumo problemático de diferentes sustancias, asegurando que “cuando uno está mal y perdido no se imagina teniendo una vida buena, pero hay una luz de esperanza”.
“No tenía otra alternativa, era internarme o seguir viviendo así»
A su vez, Hernan Jara, otro integrante de la Fundación Reto a la Vida, también comentó su experiencia con el consumo problemático de sustancias. “Entendí que necesitaba ayuda, algo que me saque el vacío que tenía”, admitió al respecto.
En este sentido, recordó que empezó a consumir a los 13 años, empezó a fumar cigarrillos las veces que tomaba, y luego probó la marihuana, cocaína y otras drogas que le ofrecían en el entorno callejero. “Lo último que consumí fueron medicamentos fármacos, es decir, pastillas”, precisó.
En ese momento, cuando se incrementó su consumo de pastillas, Jara llegó a un quiebre en su vida: “No tenía donde sostenerme, estaba muy deprimido y angustiado. Entonces empecé a buscar ayuda y encontré personas que me ofrecieron su ayuda a través de Dios”.
Luego de varias entrevistas, logró internarse en Reto a la Vida, donde además de empezar a tratar sus adicciones, encontró un nuevo propósito para su vida. “No tenía otra alternativa, era internarme o seguir viviendo así”, agregó.
Asimismo, explicó que si tuviera que volver a hacerlo, lo haría, porque además de ayudarlo a él, le dio la oportunidad de cooperar con otros jóvenes: “Hoy tengo la oportunidad de cuidar también a otros chicos, a través del proceso fui aprendiendo, y hoy puedo tener algo para dar también, y eso es lo importante”.
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Para terminar, Jara aseguró que además del factor espiritual, se trató de un trabajo de constancia y determinación, lo cual posibilitó que su vida empiece a tener sentido. “Tengo un propósito y es lo más hermoso que Dios me dio, encontrarlo fue lo que verdaderamente me salvó de las drogas, la depresión y angustia”, concluyó.