Dicha tragedia tiene que ver con el antiguo barco a vapor y de pasajeros que navegaba por el río Paraná allá por la década del 20 denominado "Vila Franca" y que se hundió cerca del puerto paraguayo de Hohenau, frente a lo que hoy es Puerto Cazador en Gobernador Roca. El buque tuvo un héroe y hoy es reconocido en la capital de Misiones.
El héroe misionero de lo que se denomina como la «tragedia del Villa Franca» fue Nemesio Celestino Parma, quien junto a el marinero de primera don Simón Ramírez, supieron tener valor para salvar muchas vidas durante el naufragio. El barrio del sur de Posadas, lleva su nombre debido a esta y otras tantas tareas reconocidas de parte de Parma.
Fue en la madrugada de un 5 de junio de 1922 donde murieron entre 40 y 70 personas, de un total de 150 personas, en un paseo desde Corrientes hasta Iguazú, según se sabe. Sorpresivamente, se desató un incendio a bordo del barco de vapor de pasajeros y carga «Villa Franca», mientras navegaba por el Alto Paraná y hacía escala en varios puertos de la zona.
A bordo del buque viajaba el entonces, ayudante de 2da clase, Nemesio Celestino Parma y el marinero de primera, Simón Ramírez, en una comisión ordenada por sus superiores. El fuego comenzó a consumir rápidamente la embarcación cerca del puerto paraguayo de Hohenau, cobrando una magnitud inesperada.
Parma y Ramírez fueron despertados por los gritos y las sirenas de alarma dentro del barco. Ante la confusión reinante y la falta de órdenes claras, Parma asumió de inmediato el liderazgo en la operación de rescate, con la ayuda del marinero Ramírez.
Según cuenta la historia, el caos reinante era tal que Parma se vio obligado a disparar su arma reglamentaria al aire para contener a los pasajeros y la tripulación, quienes luchaban por subir a los botes salvavidas.
Una vez que la situación estuvo bajo control, Parma comenzó a desembarcar a los pasajeros, llevándolos a la costa cercana. Mientras el fuego se aproximaba peligrosamente a la cubierta, varios pasajeros y tripulantes se arrojaron al agua para intentar alcanzar la orilla. Parma incluso entregó su salvavidas a una mujer y la ayudó a nadar hasta ponerla a salvo, antes de regresar rápidamente al barco.
En ese momento, una tremenda explosión sacudió la embarcación cuando las llamas alcanzaron los tanques de combustible. El «Villa Franca» se partió en dos y se hundió rápidamente en las aguas del Paraná. Tanto Parma como el marinero Ramírez, el comisario de a bordo Bénítez y varios tripulantes y pasajeros desaparecieron junto con la nave.
Al tener conocimiento de la tragedia, el jefe de la Subprefectura de Posadas envió un telegrama a las autoridades superiores informando lo ocurrido. En el mensaje, expresaba: «El 4 de junio de 1922, a las 01:20 horas, se destruyó un incendio a bordo del vapor ‘Villa Franca’, y el oficial Parma tomó a su cargo la tarea de rescate de los pasajeros y la tripulación, con la colaboración del marinero Ramírez, y ambos desaparecieron al explotar unos tanques de combustible que formaban parte de la embarcación».
No solamente se quemaba el barco, sino que también ardía el agua alrededor por la nafta derramada en la superficie, por lo que se formó un verdadero cerco de llamas; resultaba imposible salvarse, aun para los que podían nadar. El barco se hundía y sólo pudieron sobrevivir quienes, con mucha suerte y nadando debajo de la superficie, pudieron alejarse del dantesco espectáculo.
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La trágica muerte de estos dos servidores públicos ha quedado grabada en la memoria de los misionero, recordando la temeridad y renunciamiento de quienes dieron su vida por la de sus semejantes.
Los diarios de la época elogiaron la aptitud de los dos hombres de la Prefectura, especialmente Parma, ya que con su gesto de supremo valor y agotados los elementos de salvataje del buque, condujo hasta la orilla a varios náufragos, que trataban de ganar la playa casi sin fuerzas, hasta encontrar la muerte.
El diario “El Nacional” de Posadas, en su edición del 4 de agosto de 1922, decía entre otras cosas-, «el héroe del «Villa Franca” deja huérfano a un hogar que a más de sufrir la pérdida de su jefe, le esperan días de miseria y desolación si la justa reparación pública que hoy se inicia no concurre en su ayuda».
Respondiendo a ese llamado del sentimiento, la escuela Nacional de Chamaico dio el primer gesto con una contribución que, aunque modesta, por su cantidad es de gran significado moral. A esta inciativa le ha seguido la del diputado nacional doctor Roberto M. Ortiz con la presentación en las cámaras de un proyecto con igual fin, siguiéndole las suscripciones abiertas de muchas brigadas de la Liga Patriótica y la que ha iniciado la Caja Mutual de la Prefectura General Marítima.
Tal como se dijo en el mencionado periódico y en su edición del 22 de julio de 1922 en “La Nación”, la Caja Mutual (hoy Asociación Mutual Prefectura Naval Argentina) al conocer el hecho formó una comisión permanente para recolectar fondos tendientes a perpetuar la memoria de Parma y auxiliar a su esposa, doña Petrona Cano y a sus dos hijos: Dora de 10 años y José de 7, que habían quedado en la indigencia.
Cabe señalar que con la suma recaudada se pudo comprar dos casas en Posadas, que le fueron entregadas a la dama el 26 de agosto de 1923, y a la vez se erigió un monumento fúnebre inaugurado el 11 de junio de 1924 en el cementerio La Piedad de Posadas.
Actualmente, el barrio del sur de la ciudad de Posadas, incluso cerca de las aguas del río Paraná, lleva el nombre de Nemesio Celestino Parma.
Recorriendo Posadas | Transformación urbanística del barrio Nemesio Parmahttps://t.co/oOUqsMFoN0
— misionesonline.net (@misionesonline) December 8, 2022
