La ferretería Buena Onda comenzó como un pequeño negocio unipersonal en Oberá, pero fue creciendo y se convirtió en todo un éxito en ventas, empleando a once personas. El paso más reciente en su expansión fue convertirse también en mayorista, llegando con sus productos a gran parte de la provincia.
Un día en el que buscaba un nuevo propósito y un nombre para su negocio, una emprendedora oriunda de Oberá se trasladó hasta Buenos Aires, y al comprar una pequeña maquina tickeadora tuvo un momento de lucidez que cambió su vida. Así nació la ferretería Buena Onda, un nombre de la mano del cual esta pequeña empresa misionera se transformó en un éxito en ventas, con una clientela cada vez más amplia.
Desde sus humildes comienzos, Elsa Deppen ha trabajado incansablemente, comenzó como la única empleada en un pequeño local y ahora lidera un equipo de once personas. En dialogo con Misiones Online, Deppen comentó que “cada día, a las 6:30 de la mañana, me levanto con fuerza y garra para comenzar la jornada, que termina a las 20:00 con el cierre del local”.
Buena Onda se destaca por su compromiso de brindar positividad y buena atención, y la propietaria ha inculcado a sus empleados la importancia de mantener una actitud positiva y fe en el trabajo diario. Así, Elsa se niega a enfocarse en lo malo y lucha para que todo esté bien a través de su voluntad y dedicación
El negocio abrió en 2017 y con el correr de los años, se convirtió en un multirrubro en el cual se puede encontrar todo lo necesario para la construcción y reparación. Recientemente, han expandido su alcance al establecerse también como mayorista, permitiendo que las ferreterías más pequeñas también puedan comprarles.
Deppen contó que “con el paso del tiempo, el comercio ha logrado crecer y expandirse: actualmente realizamos entregas incluso hasta Iguazú, contando con vehículo propio para el reparto”. Además, cada día, la propietaria se asegura de hablar con sus empleados, capacitarse juntos y corregir cualquier aspecto que no cumpla con los estándares de calidad que han establecido.
La ferretera ha logrado crear así un ambiente en el que los clientes se sienten bienvenidos y apreciados, brindando un simple gesto de cortesía y alegría a quienes llegan con sus propios problemas.
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